La “Revolución Verde” en los alimentos
Mauricio Conde Olivares miércoles 23, Sep 2015“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
Cuando las autoridades de la Universidad del Caribe presumieron la presencia en su campus de Jairo Restrepo Rivera, consultor de la Organización de las Naciones Unidas–ONU, quién ha trabajado con la UNESCO, no esperaban la cruda sinceridad del experto en agricultura orgánica, quien les recriminó que hayan construido precisamente esta escuela sobre el manglar.
Así lo manifestó Restrepo Rivera en el marco del III Diplomado Internacional en Agricultura Orgánica, Permacultura, Cromatografía y Microbiología de Suelos, al señalar que son construidas las universidades para deshumanizar, “y esto comienza al ser construidas en un lugar errado, donde no hay respeto a la vida, esta universidad está plantada en medio del manglar, como si no hubiera otro lugar donde pudieron construirla”.
“Fue impuesta por encima de la naturaleza. Con certeza la naturaleza, tarde que temprano le pasará la factura. Esta edificación universitaria será tragada porque la naturaleza se da su tiempo, estudia su estrategia y en esa estrategia volverá a recuperar su espacio. Serán otras generaciones las que pagarán ese precio”.
A la naturaleza hay que respetarla, dijo Jairo Restrepo, hay que entenderla y cuando comenzamos a entenderla aprendemos que hay cosas fáciles de hacer, que es el mensaje que les doy a los ingenieros porque hoy las universidades engendran en cinco años sujetos que salen a estafar, engañar y vender insumos a los campesinos, en un verdadero atraco.
Actualmente agrónomo es sinónimo de vender insumos, de especuladores con técnicas agrícolas y hoy son pocos, por no decir ninguno, que se relacionan con el saber del campo; al contrario, estos estafadores con título de ingenieros agrónomos hoy saquean los bolsillos de cualquier productor o campesino. Un campesino sin un centavo en la bolsa jamás es del interés de un especulador titulado y asalariado.
Hoy junto con los médicos vinculados a las farmacéuticas, los agrónomos son la peor calamidad, aseguró al señalar que 25% del agua dulce del planeta es contaminada por los procesos agro-industriales, por cada ingrediente activo rescatado son eliminadas más de nueve mil sustancias químicas liberadas al medio ambiente.
Por eso, citó Restrepo, la universidad es un centro de prostitución del saber, son entidades perversas y ahí nadie puede soñar, donde el profesorado tiene compromisos económicos no sociales: “si continuas soñando serás expulsado de la sociedad; si sigues serás preso o presa; y si continuas planteando la diferencia serás torturado, pero si aún persistes serás asesinado, por eso el 97% de los crímenes en América Latina están impunes”.
Hoy –citó- es más fácil morir que vivir, por eso la propuesta de agricultura orgánica nos invita a cambiar nuestra forma de ser, y exige tres comportamientos: ser coherente, ser consecuente y la más bella de todas, es una lucha sin tregua en cualquier trinchera.
Frente a unos incómodos académicos, el fundador, capacitador y asesor de diversas organizaciones no gubernamentales, fundaciones, programas y cooperaciones internacionales, dijo que paradójicamente el 67% de la alimentación de América Latina está en manos de campesinos que poseen solamente el 13% de la tierra disponible, y no son las superficies más fértiles, pues el resto está en manos de especuladores.
Aclaró este especialista nacido en Colombia y naturalizado en Brasil que toda actividad agrícola impacta al medio ambiente porque no es algo natural sino creado por el hombre, “aquí de lo que se trata es de lograr el menor impacto posible sin encarecer los productos, porque precisamente la especulación de los alimentos se hizo para someter a los demás”.
Este agrónomo de la Universidad Federal de Pelotas, Rio Grande del Sur, Brasil, con tres cursos de postgrado: Ecología y Recursos Naturales; Ingeniería de Seguridad Ocupacional Agrícola y Agroecología, añadió que es lamentable que el 62% de la riqueza mundial pertenezca a las agroindustrias como Bayer.
Así, el 52% de 518 millones de kilómetros cuadrados productivos le pertenecen solamente al 2% de la población, “por lo que me atrevo a decir que en el mundo no hay hambre, hay una mala repartición de la rentabilidad y la gente no tiene dinero para comprar alimentos; lo que hay son gente a la que se le impide injustamente alimentarse”.
Lo anterior fue calificado por Jairo Restrepo como un proceso fascista porque los más tienen que consumir alimentos envenenados, ya que los alimentos sanos son encarecidos mediante la especulación; además, adicionalmente, el 25% del agua dulce disponible está siendo contaminada por los procesos agroindustriales.
Mencionó que los cultivos de productos orgánicos suman actualmente más de 400 millones de hectáreas cuando hace 36 años solamente eran 400 mil hectáreas de agricultura orgánica, por lo que a la fecha ha realizado 23 cursos internacionales de actualización y perfeccionamiento en el área de agricultura orgánica. También ha publicado cuarenta trabajos científicos y artículos técnicos. En los últimos siete años ha dado a conocer dieciséis libros en el tema de agricultura orgánica.
Jairo Restrepo detalló que por eso la propuesta de la agricultura orgánica va más allá de una simple sustitución de insumos, pasa por cambiar la forma de relacionarse del ser humano con su entorno y sus semejantes. La única especie capaz de comprometer la subsistencia de sus descendientes es la humana, estamos en el camino de la brutalidad, somos homos detritus.
Las soluciones están en la interioridad de cada ser, dijo al precisar que “es la humana es la única especie que acumula alimentos para especular y que otros seres de la misma especie mueran. En la biología, en la naturaleza no hay ninguna especie que almacene, acumule y especule como la especie humana. Ninguna especie domina a otro por los alimentos”.
Es la única especie que viola el principio básico de la evolución; es la especie que le da precio a las cosas y no le da valor a la vida.
Por eso, explicó, las ciudades apestan, son inviables, monstruosas, son habitadas por corruptos, por ladrones que roban la calidad para sus descendientes, y se roban a sí mismos la calidad de la vida, los conocimientos; una persona con dignidad debería estar viviendo tranquila sin la amenaza de que la van a asaltar o porque no tiene con qué comer.
La ciudad, aseguró, es un lugar de parásitos, de enfermos, de sonámbulos que no saludan, donde el mercado manda, alinea y los desvincula de la sensibilidad, los deshumaniza.
Lo más difícil que entiendan los burócratas, los corruptos y los asaltantes de Estado es que las cosas son fáciles de hacer pues la propuesta de la agricultura orgánica pasa por un nuevo acuerdo y nuevos comportamientos sociales de convivencia con las demás especies.
Lo fundamental –apuntó- del ser humano y de su sabiduría es producir alimentos, no hay cosa más digna y más sabia.
¿Qué tal si fuera prohibido vender agua y comercializar alimentos?, en qué tipo de sociedad viviríamos si los alimentos fueran prohibidos y la comida no tuviera precio, es un sueño que va contra la concentración de la riqueza basada en la acumulación del alimentos para apropiarse de lo que tienen los demás.
Por eso es cuestionable el origen de la riqueza del ser humano. Riqueza es concentración de trabajo y de los alimentos, aseguró Jairo Restrepo.
Por eso debemos tenerle miedo a las agro-farmacéuticas, que van a asesinar para mantener sus ganancias de 60 millones de dólares por día, que es lo que facturan las trasnacionales en función de la venta de veneno porque haya varias formas de asaltar, así como el Estado tiene delincuentes de cuello blanco, la industria alimenticia también asalta envenenando la vida de este planeta.
Nos enfrentamos a monstruos que gobiernan, mandan y hacen lo que quieren, pues estos industriales no están en el poder, ellos lo son porque en las actuales condiciones son quienes dictaminan las normas ante un Estado servil y obediente, sometido a fuerzas económicas que lo superan.
Tan fuertes que adoptan y coaptan todo, pues hoy por ejemplo la propuesta de agricultura orgánica la disfrazan de Agroecología y hasta ya tienen sus doctorados en universidades de Estados Unidos como Berkeley, vinculados con el Banco Mundial.
Ningún tipo de agricultura es ecológica, todas las agriculturas violan las normas de la ecología; ninguna agricultura es natural, la agricultura es un invento humano, lo que tenemos que hacer es tratar de provocar el menor impacto.
Por eso, la ecología le interesa al Banco Mundial, al corrupto mundo europeo que es administrado por el miedo, en un sometimiento a la población donde cada ciudadano ha cambiado su libertad por mejores niveles de vida. En Europa no hay libertad, ahí gobierna el sometimiento.
Hoy el 62% del capital mundial en estos momentos pertenecen a 100 agro-industrias que tienen disfraz de que invierten en cosas diferentes al armamento, que lo hacen en la guerra biológica como Bayer.
Concluyó este revolucionario de la alimentación que: “no podremos tener paz sin alimentos de calidad que nos dé un pensamiento sano, porque así lo exigen nuestros intestinos”; pero esto será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.