Cuatro gobernadores que deberían estar en la cárcel
Roberto Vizcaíno jueves 1, Oct 2015Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- En todos los casos hay elementos suficientes para abrirles juicio por corrupción
- Los voluminosos Duarte, el de Veracruz, y el de Chihuahua, encabezan la lista
¿Debería Enrique Peña Nieto hacer algo respecto a gobernadores bribones, pillos, liosos, incapaces como los Duarte (César y Javier), o Rodrigo Medina, o el apenas saliente Guillermo Padrés, quien ya hizo la graciosa huida?
O con los -dicen los chavos- pasados de lanza como Manuel Velasco, en Chiapas o Roberto Borge en Quintana Roo.
Si nos atenemos a los comentarios de sobremesa, los chistoretes en las oficinas o las agrias críticas en redes sociales, sí.
La verdad es que hay una exigencia nacional de que haga algo.
Los viejos y muy experimentados políticos, no sólo de México sino del mundo, afirman que circunstancias como las del México de Peña Nieto son las que prueban a un personaje y lo proyectan en la historia.
Esos viejos políticos ven en gobernadores como los Duarte, Medina y Padrés, la oportunidad de probar que sí se pueden hacer podas desde el poder y cambiar las circunstancias de un país.
Si son ciertos los más que indicios de corrupción exhibidos por los gobernadores Duarte (César y Javier), así como por Rodrigo Medina y su familia o la de Guillermo Padrés y la suya, el presidente Peña Nieto no tiene más que echar a andar los mecanismos de la justicia para dar una de las mayores lecciones políticas en México.
Y salir del marasmo de la falta de confianza en que transita. Para actuar contra el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, no hace falta mucho esfuerzo. Sólo hay que conversar con sus propios colaboradores, los diputados y senadores del PRI. Todos ellos cuentan en privado de las corruptelas del mandatario veracruzano, que a lo mejor no todas son ciertas, pero algunas sí.
Ayer en este mismo espacio explicábamos que bajo su administración Veracruz ha consolidado una deuda por 44,470.8 millones de pesos, para ubicar a su estado como el tercero más endeudado del país.
A esa deuda se suma un pasivo a proveedores que llega a los casi 3 años y que suma otros muchos miles de millones de pesos.
Un diario nacional apuntaba ayer que sólo a la Universidad Autónoma Veracruzana le debe subsidios por 3 mil millones de pesos.
A los malos manejos financieros se le aúnan los políticos, pues Duarte anda peleado con todos en su estado, los de su propio partido –el PRI- y con los de la oposición. Es de mala novela negra su triste y baja disputa con el diputado neopanista Miguel Ángel Yunes Linares.
No pasa un día sin que alguno de los dos haga pública alguna tropelía, pillería del otro.
En lo administrativo hay que apuntar que el gobernador veracruzano Duarte de Ochoa, es uno de los más volubles e inestables en la historia del estado. Sólo en 3 años y medio de gobierno ha removido a más de 80 miembros de su gabinete.
Eso significa que ha renovado casi 5 o 6 veces a todo su equipo. ¿Quién será el que está mal… el jefe o los más de 80 cesados y removidos?
EN CHIHUAHUA
En el otro Duarte, el gobernador campesino y banquero de Chihuahua, el presidente Peña Nieto tiene un caso mucho más urgente de resolver.
Ahí no sólo es se da un mal manejo de los dineros federales, sino que existe un caso de nepotismo como en la mejor de las épocas de los caudillos priístas, sumado a una desbordada mitomanía.
Ni qué decir que César Duarte, no sólo ha sido acusado judicial y mediáticamente de abuso de poder, sino de perseguir y acosar a opositores y de usar a las instituciones a su cargo para fabricar imputaciones hasta contra empresarios.
Sin embargo los dos temas predominantes a año y medio de dejar el cargo, son:
– La propiedad del Banco Progreso Chihuahua, del cual es accionista con recursos inexplicables y el uso de las aportaciones federales anuales, según reveló el senador panista Javier Corral y denunció penalmente el activista Jaime García Chávez.
– Y la enorme deuda de casi 45 mil millones de pesos (sin obra ni programa que la justifique), a lo que se debe sumar un crédito en curso por entre 10 y 12 mil millones de pesos más.
Este Duarte recibió el estado con una deuda de 13 mil millones, lo que significa que él solito la ha incrementado en 32 mil millones más e intenta subirla a casi 42 mil millones en año y medio que le falta. Esto hace que la deuda de Chihuahua sea hoy la segunda entre los 31 estados de la república.
Dicen que amparado, bajo el padrinazgo de Emilio Gamboa, Duarte Jáquez tiene delirios de grandeza -o simples ataques de mitomanía- no pasa día en que transmita en columnas periodísticas amigas que va a ser llamado por el presidente Enrique Peña Nieto a ocupar los cargos de jefe de la Oficina Presidencial, o como jefe de sus asesores, o como secretario de Gobernación en sustitución de Miguel Ángel Osorio Chong, o a ser presidente del PRI o a ser secretario de Agricultura.
Como Peña Nieto por supuesto no lo llama ni para que le amarre las agujetas de los zapatos, entonces Duarte Jáquez le dedica andanadas de críticas en las mismas columnas donde se le ensalza y glorifica.
Elementos hay para usar judicialmente a Duarte Jáquez –quien por sus dolencias podría ser ubicado en una celda al lado de la de Elba Esther Gordillo en Tepepan-, como un escarmiento político, y una muestra a los ciudadanos y al país de que quiere limpiar la vida pública de México.
SONORA Y NL
El presidente Peña Nieto podría muy bien, con el aplauso nacional, cerrar esta limpia de mandatarios estatales corruptos con el enjuiciamiento de Guillermo Padrés y Rodrigo Medina.
Es público que el ex gobernador panista de Sonora se hizo rico con el cargo y beneficio a familia y amigos desde el poder.
Eso mismo hizo el priísta Rodrigo Medina en Nuevo León.
Frente a estos y otros muchos casos, —ahí están alcaldes como Hilario Ramírez Villanueva, el Layín, presidente municipal de San Blas, Nayarit, quien ha confesado públicamente que en su primera gestión en esa alcaldía sólo robó poquito, y quien hoy es criticado porque al bailar en un evento público alzó dos veces el vestido a una joven, además de que sale a las calles de su demarcación a regalar dinero en efectivo sin decir por qué lo hace, ni de dónde proviene, y porque también reparte alegremente licuadoras y otros electrodomésticos… y otros quizá más dañinos que se autoaplican salarios sobre los 400 o más miles de pesos mensuales-, el mexiquense recibe todos los días reclamos de actuar.
Esperemos lo haga. Entonces sí pasaría a la historia.