“Terrorismo nopalero”
¬ Salvador Estrada martes 17, Nov 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
El terrorismo es la violencia en grado extremo que daña inmuebles y asesina ciudadanos y con ello busca causar miedo hasta llegar al pánico a los habitantes del país afectado, y que se castiga en todo el mundo, menos en México, porque aquí es otro “terrorismo”.
Bueno, aquí “el terrorismo es nopalero” porque sus actores son encapuchados, no son castigados, ni perseguidos y hacen y deshacen destrozos a su paso y la policía solamente los ve pasar y los ven correr en las marchas multitudinarias.
Esos encapuchados se ríen de las autoridades y para ellos no existe el estado de Derecho, porque la justicia no se aplica y si los llegan a detener son puestos en libertad en unas cuantas horas.
Los capitalinos somos pacíficos y condenamos el terrorismo y estamos en contra de las marchas por el caos vehicular que causan en las principales calles de la capital y mientras no metan en cintura, con la reglamentación de las marchas, seguirán apareciendo los encapuchados, los “terroristas nopaleros”, al paso de los manifestantes para pintar inmuebles y romper ventanas, puertas e incluso hasta saquear tiendas de conveniencia. Además, atacan a los camarógrafos de los noticieros televisivos, a muchos los hieren o les roban o dañan sus cámaras de video y no son castigados ni reparan los daños. ¡Jijos de su terrorista nopalera!
Lo inexplicable de las marchas es el patrocinio de las mismas, porque muchas proceden de provincia y en calles adyacentes estacionan los autobuses donde se transportaron a la ciudad de México. Generalmente, sus peticiones las pueden hacer en sus estados, pero no, aquí les gusta para afectar la vida de la megaurbe.
Ahora es el momento señores de la Asamblea Legislativa, pensar en los habitantes de la gran metrópoli y esforzarse y trabajar en reglamentar las marchas y en el castigo de los encapuchados, los “terroristas nopaleros” y de sus patrocinadores.
Ya se ha señalado que se ponga fin al caos vial de las marchas, sin afectar el derecho de tránsito y de manifestarse que tenemos todos, por lo cual urge la reglamentación para vivir en una ciudad ordenada y no caótica.
Si marchan por un carril no se afectaría la circulación y si la policía vial coadyuva a esa labor muchos, miles de conductores, ya no tendrán que recordar el diez de mayo a los manifestantes, a los “terroristas nopaleros”, ni tampoco a la policía. Amén.