¿Hastá dónde resistirá?
Ramón Zurita Sahagún miércoles 17, Feb 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El proceso electoral del 5 de junio de 2016 será una prueba de resistencia para el Partido de la Revolución Democrática, que le servirá para analizar si su futuro es o no incierto.
Hasta el momento, los augurios no lo favorecen y apuntan a que el 6 de junio amanecerá como el segundo partido de izquierda en 13 entidades del país, en las que se celebrarán comicios.
De esos 13 estados, en 12 de ellos se realizarán comicios para la renovación del Ejecutivo estatal y en una más para elegir alcaldes y diputados locales.
Conscientes de su decrecimiento en el ánimo ciudadanos, los altos mandos del perredismo idearon ir en alianza con Acción Nacional en cuando menos una docena de estados, correspondiendo definir el candidato a los de la derecha en tres y otros tanto para la izquierda. El proyecto parecía bien estructurado, ya que en los estados elegidos, la alianza parecía sólida para encaminarse a la victoria.
Veracruz, Puebla y Oaxaca, los tres estados con mayor número de habitantes que van a las urnas el 5 de junio reunían esas condiciones, donde el PAN escogería entre sus militantes a los candidatos de Veracruz y Puebla, mientras que el PRD lo haría con Oaxaca.
En las tres entidades, las principales encuestas posicionaban a la alianza por encima de la coalición que presentaría el PRI con el Partido Verde y Nueva Alianza.
Los otros estados con alianza PAN-PRD serían Durango, Zacatecas y Tlaxcala, donde el candidato sería del PAN en el primero de los estados y del PRD en los dos restantes.
Después de eso, creció el proyecto y se pensó en Tamaulipas, Sinaloa, Quintana Roo, Chihuahua e Hidalgo como entidades con elección de gobernantes.
Con ese planteamiento ambicioso se recordó que en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, la alianza había triunfado en 2010 y que en Baja California, donde habrá comicios locales y no estatales, PAN y PRD fueron de la mano para sacar el triunfo de Francisco (Kiko) de la Vega.
Los dos nuevos dirigentes de esos partidos, Ricardo Anaya del PAN y Agustín Basave, basaban su propuesta en la equidad del reparto de candidaturas.
Sin embargo, se vinieron encima una serie de que echaron abajo los acuerdos.
En Veracruz se consolidó la alianza con un candidato fuerte propuesto por Acción Nacional, Miguel Ángel Yunes Linares, quien hace seis años se quedó muy cerca del triunfo.
Puebla se vino abajo, porque los perredistas locales de los que mantiene control el senador Luis Miguel Barbosa, se opusieron a dicha alianza, lo que fue fortalecido por otro inconveniente, los panistas decidieron ir solos en Tlaxcala, donde el candidato le correspondía ponerlo al PRD.
Y es que en Tlaxcala la candidata del PAN, senadora Adriana Dávila Fernández había quedado rezagada hace seis años como candidata a gobernadora, pero dos años más tarde también quedó en segundo lugar como candidata al Senado de la República, al que arribó como primera minoría. En cambio la candidata del PRD, la también senadora Lorena Cuéllar era la que había vencido a la panista en 2012.
En Durango se consolidó la alianza PAN-PRD, con José Rosas Aispuro como candidato. Al igual que Miguel Yunes Linares, Pepe Rosa se había a unos cuantos votos del triunfo en 2010, por lo que el PAN sostuvo nuevamente su nominación.
Quedaban por resolver Oaxaca y Zacatecas, estados en los que el PRD elegiría al candidato. En ambas entidades, el sol azteca se encuentra mejor posicionado que el partido de la derecha.
La oportunidad en las dos entidades se encuentra a la mano para continuar gobernando, en el caso de Oaxaca y regresar al poder, en lo correspondiente a Zacatecas.
Sin embargo, en ambos estados, aunque se mantiene el pacto de alianza entre PAN y PRD, los perredistas parecen estar tirando por la borda su oportunidad.
Zacatecas ya decidió que su candidato sea Rafael Flores, pero el aspirante favorito para encabezar la alianza, Pedro de León, e inconformó con la derrota interna e interpuso un recurso para anular el resultado de la asamblea.
En Oaxaca, el senador Benjamín Robles Montoya, se pavonea con encuestas a modo, para decir que se encuentra mejor posicionado que su adversario interno, el diputado José Antonio Estefan Garfias.
Desde el inicio del proceso, Robles Montoya fanfarronea que con o sin el apoyo del PRD el estará en las boletas el cinco de junio, lo que habla de la posibilidad de un rompimiento con su partido si no resulta favorecido con la candidatura. Como Puebla y Tlaxcala quedaron liberadas de la alianza, PRD y PAN buscaron otras entidades para amarrar convenios.
Quintana Roo resultó ser una de las seleccionadas con un personaje que hasta hace poco se consideraba uno de los dos mejore posicionados dentro del PRI, Carlos Joaquín González. El ex priísta pronto fue adoptado por el sol azteca como su candidato y en fechas próxima es posible sea refrendado por el blanquiazul.
Pero nuevamente entraron los conflictos y los panistas insisten en que el PRD deberá apoyarlos en Puebla, para consolidar esas alianzas.
El panorama para los perredista se advierte incierto, ya que en Oaxaca, Tlaxcala y Zacatecas, se avecinan dificultades para esas probabilidades de victoria con la que arrancaron y en Quintana Roo, a pesar de tener un buen candidato, se aprecia que sin el PAN le será difícil ganar.
Para el resto de los estados el panorama para el perredismo es más bien desolador, con escasas posibilidades de triunfo, por lo que tendrán que apostar a resolver los problemas pendientes.