La otra cara del desierto
José Antonio López Sosa jueves 26, May 2016Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Las Vegas, Nevada.- Cuando pensamos en un producto turístico, por lo general se nos viene a la mente la idea de una gran infraestructura, de construcciones monumentales, centros de servicio, restaurantes, en fin, todo lo que en la zona del “strip” de Las Vegas se puede encontrar; por ello, me resultó inesperado y sorprendente, el hecho de hallar un producto tan simple y complejo a la vez, a pocos kilómetros de ésta, la ciudad más iluminada del planeta.
El desierto, sí, éste que rodea a Las Vegas y que cubre en gran parte el territorio del estado de Nevada. Este desierto lleno de misterios, valles, montañas, flora y fauna, es ya un producto turístico alternativo para quienes vienen a este lugar. Sin grandes edificios, sin monumentales casinos o restaurantes, un jeep bien equipado nos lleva a adentrarnos a la naturaleza a menos de dos horas del centro de la ciudad.
La empresa Pink Jeep Tours, que naciera en Sedona, Arizona, nos llevó hasta el Valle del Fuego, una zona desértica entre montes y rocas. Es curioso como a pocos minutos del centro del entretenimiento se puede tener contacto con la naturaleza en un desierto (cuando cotidianamente también creemos que en el desierto no hay nada). Lo mismo van al Hoover Dam que al Cañón del Colorado.
Aquí, las apuestas, las convenciones y la alta gastronomía no son el eje de la experiencia, es uno mismo a bordo de un jeep con un guía que explica detalladamente desde las causalidades geológicas de este desierto hasta la fauna endémica que se puede observar. Desde las constelaciones que por las noches aparecen en el cielo, hasta la vida que los indígenas prehispánicos (sí, porque éste fue territorio de la Nueva España, posesión del imperio español, y luego del México independiente) que solían recorrer estos caminos hace siglos.
Aquí se puede ver la otra cara del desierto, la otra cara de un destino como Las Vegas. Además de ser una experiencia que vale la pena vivir, es también un ejemplo que se debiera adoptar en distintas regiones de nuestro país, el cómo crear un producto turístico sin destruir, solamente teniendo elementos básicos y profesionales para poder tener una experiencia con lo que por siglos, la naturaleza ha engendrado.
Así pasamos medio día en el desierto, así pudimos entrar en el misticismo de aridamérica.
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