Izquierdas unidas
Freddy Sánchez martes 26, Jul 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Más claro ni el agua. Mancera será el candidato presidencial del PRD.
Eso al menos es lo que han llegado a pensar y declarar quienes en distintos medios sociales, (incluido el político por supuesto), se pusieron a sacar conclusiones sobre el nuevo liderazgo femenino en el Partido de la Revolución Democrática.
Alejandra Barrales, electa por mayoría de votos, (inducidos según se dice por la corriente de “Los Chuchos”), llegó al máximo cargo de dirección en el partido del sol azteca, a fin de cumplir una misión específica.
La de trabajar arduamente para consolidar la candidatura presidencial del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Las diferencias que surgieron entre ella y Miguel Ángel Mancera, son cosa del pasado y están superadas. Todo ahora es una relación en armonía.
De ahí que los analistas del cambio de liderazgo en el PRD, no tengan dudas respecto a que la nueva lideresa del perredismo cumplirá con absoluta disciplina y respeto las consignas de la cúpula partidista, dispuesta y decidida a trabajar única y exclusivamente en favor de una candidatura presidencial ya resulta.
Incluso se ha llegado a postular la posibilidad de convencer a Manuel López Obrador, a efecto de que también “Morena” se una a la candidatura de Mancera y se retorne a un época de unión y solidaridad entre las izquierdas para que todas juntas, (incorporando a los grupos marginales ajenos actualmente al PRD y al partido de (“El Peje), se integren en un solo frente bajo el supuesto de que con un candidato de unidad realmente se podría ganar la presidencia en el 2018.
Algo que en efecto sería posible, si el priísmo siguiera cayendo en el ánimo electoral de millones de electores y el Partido Acción Nacional desaprovecha su caída en las pasadas elecciones.
Además, naturalmente, de que los grandes beneficios sociales prometidos con la aprobación y puesta en marcha de las reformas estructurales, en vez de sentirse plenamente en los bolsillos de las familias mexicanas, simple y llanamente siguen siendo meras promesas incumplidas.
Lo que suceda pues en México, antes de la futura elección presidencial, (para bien o para mal de los mexicanos), será un factor determinante a la hora de elegir al sucesor de Peña Nieto.
En ese tenor, ciertamente, las izquierdas pueden beneficiarse electoralmente, siempre y cuando las circunstancias del momento político se los permitan con un candidato de unidad para disputar el cargo presidencial a los priístas o panistas.
Aunque a decir verdad, lo que está atrás de una eventualidad como esa, resulta un auténtico amasijo de intereses con ópticas distintas de gobierno y más que eso una predisposición a no ceder la mano a un solo grupo y mucho menos a una persona.
Así que cuesta trabajo creer que López Obrador se rendirá a las plantas del perredismo o que “Los Chuchos” y sus huestes se pongan a las órdenes de “Morena”, junto con sus aliados y promotores de la candidatura de Mancera.
Por tal motivo es poco probable o más bien descabellado suponer que para la sucesión presidencial con Alejandra Barrales o sin ella en el liderazgo perredista, lleguemos a ver a las izquierdas unidas.