Reunión EPN-Trump, entre diplomacia y fobias
¬ Mario San Martí viernes 2, Sep 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, pensamiento vigente
Ante la inusitada polémica que originó el encuentro entre el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, me pregunto si esa airada reacción hubiera sido la misma si el encuentro se hubiera realizado con la aspirante del Partido Demócrata, Hillary Clinton, y para no esperar respuesta me inclino por el No.
Claro que no, la angustia de los inconformes radica en las fobias que el magnate inmobiliario, ahora también político, expresó en medio de su campaña rumbo a las elecciones de noviembre próximo. Pero precisamente para eso son las campañas políticas, para posicionarse ante el electorado, con propuestas de programas de gobierno y visión de estadista para atender los problemas externos o bien para descubrir de lo que verdaderamente están hechos y para lo que sirven.
Las propuestas del señor Trump han tenido éxito mediático, por ocurrentes y tal vez por la estridencia con que se han hecho, pero al final del camino ha descubierto su verdadero rostro: intransigente y bocón.
Son precisamente esas características, por las que seguramente aceptó la invitación del mandatario mexicano, para sostener sus propuestas anti inmigrantes, sí, pero sobre todo para hacer creernos que sus fobias contra la comunidad latina que radica en los Estados Unidos cambiará, lo cual nadie le cree, y por el contrario tendrá millones de votos en contra de esa población agraviada con discursos racistas y que rayan en la locura.
Las reacciones en contra, por la visita a nuestro país del polémico personaje, tienen su origen en exabruptos verbales, incendiarios, segregacionistas y rupturistas que el señor Trump ha expresado y puesto como sus ejes de campaña, discurso donde una y otra vez ha tachado a los migrantes mexicanos como “flojos” e incluso ha llegado al exceso de señalar que “cuando México nos envía a su gente no nos está enviando a los mejores.
Están enviando gente que tiene muchos problemas y los están trayendo con ellos. Traen drogas, crimen, son violadores”.
Afirma el republicano que, de llegar a la presidencia, propondrá la construcción de un muro a lo largo de toda la longitud de la frontera México-Estados Unidos, y que México deberá pagar por ello, pues sí, en uso de su libertad de expresión está bien, podrá decir lo que le venga en gana, pero para que eso suceda primero tendrá que ganar el proceso electoral donde su contrincante Hillary Clinton, del Partido Demócrata, y de acuerdo a encuestas de opinión, está muy adelantada en las preferencias de los ciudadanos del territorio estadounidense y desde ahora se da por hecho que será ella quien al final se quedé con el triunfo.
Hay razón en el enojo de este lado de la frontera, pero un exceso verbal no puede ser atacado con otro igual, no, ante esos odios y fobias hay que ser inteligentes y “la cachetada con guante blanco” es hasta cierto punto la mejor respuesta que pudo haber encontrado la diplomacia mexicana.
Y lo es por la siguiente razón: En política todo puede pasar, por lo que nadie desde ahora puede descartar una sorpresiva reacción electoral del pueblo estadounidense en las urnas a favor de Trump, y en ese escenario hacerle saber desde ahora la visión del pueblo mexicano en materia de política externa a través del mandatario nacional, Enrique Peña Nieto, ha sido un paso, además de prudente, adecuado, y lo es porque la política que México ha mantenido en el escenario internacional está sustentada en una máxima del pensamiento Juarista “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
México no puede ser un país que busque “camorra”, al contrario, la diplomacia tiene que servir para tender puentes, para alcanzar acuerdos, para lograr entendimientos, para evitar el “teléfono descompuesto”, y la postura de México en el sentido de dialogar con los candidatos de las fuerzas políticas más importantes del vecino país del norte no sólo debe calificarse como acertada sino que este tipo de encuentros deben continuar y aunque el sostenido con Trump ha despertado sentimientos que se ubican en “falsos patriotismos”, es un hecho que en esa misma línea de pensamiento y postura política, si la reunión hubiera sido primero con la señora Clinton, hoy las reacciones serían “contra el imperialismo yanqui”, y así, un cuento de nunca acabar.
En fin, esos que hoy se rasgan las vestiduras por los dichos de Trump, nunca antes han dicho ni pio ante las constantes violaciones de los derechos humanos de nuestros paisanos en su cruce por la frontera norte, o por el color de su piel; ni nada cuando los productos mexicanos son bloqueados comercialmente en puentes internacionales por el simple hecho de ser de mejor calidad a los que allá se producen; nadie ha dicho nada ante la imposición cultura; y como dijo el finado Juan Gabriel “Nada, nada, nada, nada…”, que no.
En fin, tal vez los que hoy gritan contra la referida reunión hubieran preferido a cambio la política del “comes y te vas”, pero no, afortunadamente en este caso es más reconocida la máxima popular que sentencia que “lo cortés no quita lo valiente”.