Circo luctuoso
Freddy Sánchez jueves 8, Sep 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Sin más afán que el de satisfacer un sentimiento afectivo, cientos de miles de mexicanos (y visitantes extranjeros) se hicieron presentes en los actos luctuosos del “Divo de Juárez”.
Día y noche en el Palacio de Bellas Artes, el desfile de dolientes ante las cenizas de su ídolo, bien pudo marcar un récord, respecto al deseo colectivo de expresar su último adiós a un personaje singular del espectáculo nacional.
Después de que en apariencia hubo un intento familiar de regatearle a la gente el derecho de despedir a Juan Gabriel, finalmente el desahogo popular fue satisfecho, permitiéndose distintos y muy concurridos homenajes luctuosos para el prolífico compositor y cantante.
El desbordado interés participativo de sus admiradores, entre quienes se podía ver a muchos prorrumpiendo en un llanto copioso caracterizado por el desconsuelo ante esta muerte, hizo que alguien se atreviera a formular una pregunta atrevida.
¿Cómo es que se puede llorar con tanta pena el deceso de un artista del mismo modo que sólo la pérdida de una madre, un padre o un hijo amados pueden justificar?
Una respuesta inmediata surgió.
Cierto es que muchos de los que lloran a Juan Gabriel ni siquiera lo trataron en lo personal, ni eran sus familiares o amigos para entender que su muerte los haya apesadumbrado hondamente, aunque el legado musical del difunto, innegablemente es parte y motivo de las tristezas y alegrías de millones de sus oyentes y eso explica porque muchos no pudieron contener el llanto al ver partir al gran poeta que alimentó un sinnúmero de gratas o infaustas vivencias de su pasado.
Y ante lo dicho, es inevitable agregar que Juan Gabriel no ha muerto, porque vivirá para siempre en el recuerdo de la nación. Del mismo modo que se pensó y dijo de otros grandes personajes de la farándula como Pedro Infante y Jorge Negrete.
El querido “Juanga” pues, se suma con pleno derecho a las celebridades nacionales que la posteridad honrará. Tal como ha ocurrido con los héroes nacionales, por distintos motivos.
Así que a seguir con los homenajes para el que se ha ido y merece el reconocimiento permanente de sus admiradores, en virtud a la obra musical que dejó al haber concluido su paso por esta vida.
A diferencia de otra clase de hombres o mujeres que agotan su vida sin pena ni gloria, si no es que se les recuerda sólo para repudiarlos, artistas como Juan Gabriel están llamados a perdurar en la memoria nacional como esa clase de personajes a los que la mayoría recordará siempre con gratitud y afecto.
De ahí que tantos homenajes como se le quieran seguir haciendo, deben ser bienvenidos.
Ahora que vale la pena recordar sus propios deseos.
Para que le bajen a su codicia todos los oportunistas que se frotan las manos pretendiendo obtener lucros inmorales en torno a la desaparición de Juan Gabriel.
Sólo de este modo se podrá evitar lo que él no quería que se hiciera con su muerte: un circo luctuoso.