Salvajismo sin límites
Augusto Corro miércoles 12, Oct 2016Punto por punto
Augusto Corro
Nadie puede frenar la ola de asesinatos en Veracruz.
En las últimas horas, los cadáveres de seis hombres fueron abandonados dentro de una camioneta en la cuneta de la carretera estatal Isla-Santiago Tuxtla.
El reciente fin de semana en actos violentos perecieron 23 personas. Esos actos criminales se registraron en un ambiente impregnado de muerte, corrupción e impunidad, a partir del “levantón” de tres jóvenes universitarios.
Los estudiantes Génesis Deyanira Urrutia Ramírez, Octavio García Baruch y Leo Arano, fueron privados de la libertad y asesinados.
Lo anterior, viene a cuento porque en Veracruz la espiral de violencia crece y las autoridades estatales sólo reflejan ineptitud total para combatirla.
A la condición pasiva de gobernar debe sumarse la ola de escándalos que tienen al gobernador Javier Duarte contra la pared.
Acusado de varios delitos, entre otros el relacionado con desvíos multimillonarios de los recursos públicos, el mandatario veracruzano sólo espera ser llamado a comparecer ante la justicia.
Será la Procuraduría General de la República (PGR) la promotora del desafuero del gobernador, sólo que se ignora cuándo podría ocurrir.
En tanto, el territorio veracruzano sirve para la guerra entre los cárteles de la droga, como ocurre con Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, etc.
¿Y LOS 600 MIL PESOS?
¿El caso de Pedro Pablo de Antuñano ya no les interesó a las autoridades capitalinas?
Porque después del impacto que el hecho tuvo en la opinión pública, por tratarse de un personaje del circulo político, cayó en el olvido.
Todo empezó hace tres semanas, cuando Pablo de Antuñano viajaba en su coche y fue detenido para una revisión de rutina. La autoridad le encontró 600 mil pesos en efectivo en una caja, cuyo origen no pudo comprobar.
Pablo de Antuñano se desempeñaba como director de Jurídico y de Gobierno en la Cuauhtémoc, es decir, el brazo derecho del delegado Ricardo Monreal, uno de los aspirantes de Morena a gobernar la Ciudad de México.
A la fecha, nadie sabe qué sucedió con el multicitado Pablo de Antuñano. ¿Lo perdonó la justicia? ¿Sigue abierto el caso? ¿Con su renuncia al cargo fue suficiente?
AHORA, LOS MUNICIPIOS
El municipio es el eslabón más débil en la cadena del ejercicio del poder y sus alcaldes se encuentran tentados para delinquir.
Cuando no se dejan seducir por el crimen organizado, ellos mismos se encargan de delinquir en sus municipios. ¿Cómo? Pues con la desviación ilegal de los recursos públicos.
No todos saquean el erario, pero sí, en los últimos años, cada vez más son los alcaldes señalados como corruptos.
En estos días, en Oaxaca se lleva una investigación contra 347 alcaldes acusados por presuntos desvíos de recursos públicos.
En esas indagaciones se encuentran incluidos ex presidentes municipales, de cuyos casos se informó al Ministerio Público.
El saqueo al erario quizás no es cuantioso, pero sí afecta a raquíticos presupuestos de los municipios. De por sí es poco dinero que reciben y con la “ordeña” de las autoridades, pocos recursos benefician a la sociedad.
Oaxaca es una entidad con 570 municipios, donde las autoridades locales difícilmente son investigadas.
Los conflictos de los alcaldes son múltiples, pero dos son los que más resaltan en algunas entidades: el contubernio con la delincuencia o el saqueo del erario.
MICHOACÁN, ¿INGOBERNABLE?
La sociedad michoacana exigió a los gobiernos federal y estatal su intervención enérgica para que se restablezca el orden y la seguridad.
Dijeron que en Michoacán se vive una delicada situación que pone en riesgo la gobernabilidad a causa de la violencia derivada del conflicto magisterial.
En aquella entidad, la sociedad empezó a padecer los estragos de la inseguridad desde el sexenio del presidente Felipe Calderón, cuando desató su guerra contra la delincuencia organizada.
Esa lucha fallida contra el crimen provocó terror e incertidumbre en los michoacanos, pues derivó en una lucha cruenta entre las mismas bandas de delincuentes como “La Familia Michoacana!, “Los Caballeros Templarios” y el “Cártel Jalisco Nueva Generación”.
La realidad, es que el gobernador Silvano Aureoles Conejo no puede resolver el problema que se le va de las manos, pues la aplicación de la justicia es a modo. Por ejemplo, personas que secuestran autobuses entran y salen de las cárceles como Pedro por su casa. Al mandatario perredista, como sus colegas en otras entidades, no se le dio el arte de gobernar.