Vejestorio priísta
Freddy Sánchez martes 7, Mar 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
En su larga vida el Partido Revolucionario Institucional no ha cambiado nada y ha cambiado mucho, porque es lo mismo, pero no es lo mismo.
Un galimatías como ese podría describir (más bien que mal), la trayectoria de ochenta años del PRI con motivo de su aniversario. Motivo de festejo para unos y funesta fecha historia para otros.
Lo cierto es que en tanto tiempo (suficiente para el paso de al menos tres generaciones de militantes priístas), el recuerdo que se deja para la posteridad tiene de todo.
Grandes aciertos y deplorables fallas, destrezas y torpezas, visión de futuro y anquilosamiento en el pasado, novedosas prácticas y viejas manipulaciones, pensamiento de vanguardia e ideas anacrónicas, cambios en algunos aspectos y ninguno en otros, consideraciones sociales y desprecio por la sociedad, juego limpio y juego sucio con sus adversarios, actos de honestidad y deshonestidad, depuración y corrupción, apertura y cerrazón, corrección del rumbo y obstinación por volver atrás.
Algo parecido al “gatopardismo” en que todo cambie, para que todo siga igual.
Porque tal parece que esa ha sido la propuesta de muchos y la acción de no pocos en el Partido Revolucionario Institucional en el devenir de su historia. De atrabiliarios poco políticos, se pasó a los políticos menos atrabancados y después llegaron muchos y más cambios en el PRI.
A manos de los políticos diestros en el manejo de las masas (grandes maestros para la fiesta de circo), que haciendo malabares con los recursos públicos (pensando como la mayoría en su propio beneficio), lograron mantener el control por casi sesenta años hasta que el hartazgo social por la demagogia y las recurrentes crisis económicas empobrecedoras cada vez en mayor medida de la gente común obligaron a un cambio en la manera de hacer política y dieron paso a otros políticos en el juego del poder.
Época predominante de los políticos tecnócratas, más avezados en el tejemaneje de la economía y las finanzas que en los controles sociales, herederos también de los ultratecnócratas, de plano insensibles a los intereses y reclamos sociales (pese a sus grandes alardes demagógicos), lo que le significó al PRI ser echado de la presidencia, y dos sexenios más tarde, volver al poder con un nuevo corte político y tecnocrático que no termina de convencer a la gente y una vez más los priístas parecen expuestos a dejar la presidencia.
Quizás por ello, en este caso bien podría echar uno mano de tres formas de saludo al aniversario priísta como podría hacerse con alguien de contrastante pasado al que repentinamente se encuentra en el camino.
¿Cómo estás?, amigo querido…¡Como estás Por Dios!, supuesto amigo… y ¿Cómo?, ¿todavía estás?, dizque amigo de triste memoria…
De modo que el PRI como cualquier otro partido político en México (los de nuevo y viejo cuño), no pueden aspirar a que la sociedad en su conjunto festeje con beneplácito y sin queja alguna su trayectoria política cada que acontece un año más de su vida. Quizás haya más qué lamentar, que festejar.
Ojalá entonces que en un futuro (dentro de no muchos años), se pueda conmemorar un nuevo aniversario del Partido Revolucionario Institucional más como se recordaría a un venerable anciano de gran sabiduría que a lo largo de su vida aportó múltiples beneficios y enseñanzas y no como a un defectuoso aparato político cada vez más aniquilado por sus endémicos vicios como muchos fustigan las andanzas de este partido político tildado con desdén de un vejestorio priísta.