Tumba mexiquense
Freddy Sánchez jueves 6, Abr 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Hacer un pronóstico acertado sobre el resultado de la elección para gobernador en el Estado de México, es poco menos que imposible.
Habrá que esperar un par de meses para que se despeje la incógnita y por lo pronto en las dos próximas semanas, dedicadas fundamentalmente al culto religioso y el esparcimiento, los asuntos de la política electoral, en la entidad mexiquense como en todo el país, le importarán muy poco a la gente.
Momento propicio para una evaluación objetiva del posicionamiento electoral de los tres más nombrados partidos políticos como contendientes con posibilidades ciertas de adjudicarse la gubernatura en el Edomex.
En riguroso orden alfabético (para no provocar suspicacias sobre preferencias electorales), uno tendría que mencionar en primer lugar a Morena, después al PAN y al final al PRI.
Tratándose de los propios cálculos que estas instituciones partidistas hacen de sus respectivos prospectos para ganar en el Estado de México, el primer lugar en las preferencias manifestadas hasta la fecha (si se toman como base las encuestas tan cuestionadas en el pasado reciente, dados sus desatinados pronósticos), justo es señalar que ningún partido puede estar absolutamente seguro de la victoria.
El margen entre los tres, prácticamente equivale a un empate técnico.
Así y todo, el líder priísta, Enrique Ochoa Reza, no ha dudado en decir fuerte y quedito que el Partido Revolucionario Institucional ganará el Estado de México y dos gubernaturas más en las elecciones por venir.
Con sorna, sus adversarios panistas y los seguidores de López Obrador, se dan vuelo, asegurando que eso mismo dijo Manlio Fabio Beltrones, antes de la escandalosa derrota que le hizo al priísmo arriar banderas en siete entidades federativas, en las elecciones del año pasado, no obstante que los encuestadores anticipaban para el tricolor cómodos triunfos en la mayoría de dichos comicios, tal como lo hacía tan confiando como el actual dirigente nacional del PRI, su antecesor en la dirigencia nacional (el señor Beltrones), que no tuvo otro remedio que dejar el cargo.
La guerra de dimes y diretes y con ella una vasta campaña proselitista en los tres principales frentes partidistas que se disputan el Estado de México, necesariamente cobrará su máximo rigor en cuanto concluyan la Semana Santa y Semana de Pascua, y sea menester volver a echar a caminar las maquinarias electorales en el último trayecto de lo que algunos han catalogado como la principal de todas las batallas electorales en el actual sexenio.
Una apreciación más que cierta, si consideramos que el resultado pondrá en perspectiva lo que podría suceder el próximo año en la contienda presidencial.
Echar mano de todos los recursos y artimañas habidos y por haber, sin duda será la herramienta primordial a utilizar entres priístas, panistas y los militantes de Morena.
Sabedores, cada cual de lo mucho que pueden ganar o perder, según se dé el resultado en la entidad que el PRI ha tenido bajo su mando por más de 80 años y esta vez nadie puede estar seguro de que mantendrá en su regazo electoral.
Lo que sí se sabe y ninguno de los contendientes puede ignorar es que el ganador evitará la sepultura anticipada de sus pretensiones presidenciales.
Y por lo tanto, ahora sólo falta saber qué partido político será enterrado más profundo en la tumba mexiquense.