Unidad y proyección
* Especiales, • Letras Iberoamericanas • viernes 29, Oct 2010En su segunda participación en nuestro espacio Letras Iberoamericanas, nuestro colaborador Ricardo Sepúlveda nos centra en el aprovechamiento de nuestras naciones de aquellos momentos de coyuntura que permiten generar unidad en nuestros países. Sin embargo, parece que distintos países de nuestra región contamos con un proceso de aprendizaje distinto. Tal vez el régimen militar de los chilenos les permitió durante 17 años a valorar el tiempo. Pero parece que otros países iberoamericanos no aprendemos de las lecciones. En España, el atentado previo a la elección presidencial del presidente Zapatero, movió las voluntades para llevarlo al triunfo. Pero, pareciera que ese movimiento se quedó sólo en las urnas y el gobierno cada día se muestra más alejado de sus simpatizantes. En el caso de México los 30 mil muertos y la evidente ineficiencia de la federación, y de manera alarmante en los gobiernos estatales y municipales, en la guerra contra el narcotráfico no han servido para que los actores políticos se muevan hacia un mismo sentido. Se encuentran en el congreso detenidas leyes antisecuestro, la ley que permitiría la unificación de las policías municipales en estatales, etc. Sería bueno identificar que las oportunidades en los países son cíclicas, podríamos esperar un período de tiempo (tal vez 70 años nuevamente) para lograr lo que nuestro país requiere.
Edgar Gómez
coordinador Letras Ibero@mericanas
edgargomez_cide@yahoo.com.mx
Ricardo Sepúlveda / Chile
En la primera columna que escribí para este espacio, que cada semana se enriquece de las distintas experiencias de los diferentes integrantes de este grupo, destaqué que una de las cosas buenas que traería la alternancia en el poder en Chile es que la actual coalición gobernante, asociada históricamente a la derecha chilena y al poder económico, cambiaria su perspectiva y su sensibilidad. Se presumió que esta alternancia se traduciría en una actitud de mayor compromiso de las autoridades con los ciudadanos, como consecuencia de ser los nuevos responsables de conducir el país y estar involucrados directamente con la gente y en especial con los más necesitados.
Algunas situaciones forzadas han ayudado a acelerar y acentuar este cambio de perspectiva; destaco dos de ellas. Este año mi país ha sido golpeado por dos eventos. El primer acontecimiento, que lo viví junto a mi esposa en nuestro departamento del piso 21 en la comuna de las Condes en Santiago de Chile, fue el terremoto del 27 de febrero, 15 días antes de asumir el poder la, hasta ese momento, oposición. Tuvo una magnitud de 8,8 grados Richter, fue el quinto de mayor intensidad en la historia de nuestro planeta y dejó a su paso aproximadamente 500 muertos, pocos, en comparación con la magnitud de éste. Este terremoto que afecto a cuatro regiones de nuestro país, fue el primer evento que implicó la redefinición de prioridades del actual gobierno. La unidad transversal y el nivel de empatía que se generó en todo el país, para ir en ayuda de los damnificados, fue algo nunca visto en nuestra historia reciente, además nuestro estado de animo cambió y nuestra cordialidad mejoró.
Luego, a principios de agosto, ocurrió el derrumbe en una mina de cobre ubicada en la tercera región que dejó bajo tierra a 33 mineros, los que fueron rescatados luego de 69 días. Este segundo evento ha provocado una exhaustiva revisión de la legislación laboral, la que ya muestra resultados concretos y que, lo más probable, si no fuera por este bullado acontecimiento nada se hubiera hecho por acelerar las modificaciones a la normativa laboral actual. Nuevamente se generó unidad nacional en torno a un solo objetivo y deseo; salvar a estos mineros sanos y salvos, lo que felizmente sucedió.
Ejemplifico estos dos casos, ya que corresponden a dos situaciones de distinta índole que involucraron directa e indirectamente a toda nuestra ciudadanía, y que muestra que una vez que si la mayoría se enfoca en un solo propósito y todos hacen su parte se obtienen los resultados que todos esperan y se logra una sinergia que permite que todos tiren el carro en la misma dirección. Sin duda que para el ministro de minería su perspectiva y sensibilidad de las cosas son completamente diferentes a antes del accidente, y su nivel de compromiso aun mayor. Y sin duda que para muchos otros personajes el gobierno chileno, sus sensibilidades también han cambiado, consecuencia de sus experiencias en sus ministerios. No es lo mismo generar crecimiento económico sin percibir realmente su impacto, comparado con generarlo y estar presente con la gente para comprobarlo. Bien por esto.
Al leer la última columna de mi estimado amigo Edgar Gómez en Letras Iberoamericanas, donde hace referencia a la necesidad de nuestras naciones de contar con héroes. Comparto plenamente su juicio, pero además me gustaría agregar algo. Creo que la única forma de consolidarnos como región y que seamos mirados seriamente por el resto de mundo (además de lograr estabilidad en nuestra región) se dará por el real interés de la gente de nuestros países de sintonizar con objetivos comunes y formar masas criticas que por su constancia permitirán ir logrando estos objetivos e ir logrando cambios que permitirán tener países mas sólidos estructuralmente. Para que lo anterior tenga sentido, necesitamos ciudadanos informados y con convicciones claras, y dichas convicciones no deberán depender de cómo se van desarrollando las cosas, ni del primer mandatario en turno. Sólo de esta forma se podrán obtener y consolidar los logros. Esto espontáneamente generara gobernantes más serios y realmente comprometidos con el desarrollo y bienestar de largo plazo de sus países, evitando “liderazgos obsoletos”, tal como lo mencionara Edgar Gómez la columna referida.
Cada una de nuestras naciones tiene, de tiempo en tiempo, algún evento trascendente que permite aglutinar voluntades y generar bases para consolidar convicciones que puedan mantenerse en el tiempo, muchas de estas oportunidades han sido desperdiciadas. Por ejemplo, el evento ocurrido hace algunas semanas en Ecuador debe tener la suficiente potencia y fuerza para hacer las correcciones necesarias para evitar que ocurran situaciones similares a futuro, que esto no solo se transforme en una casa de brujas que termine con la sanción de los responsables, se archive y se olvide, es algo mucho más profundo que esto. Todas las partes tienen que hacer una sincera introspección de la responsabilidad que les corresponde en este acontecimiento y ser bondadosos en la solución, dejando a un lado los cálculos personales. A Chile le tomo 17 años volver a la democracia, este largo periodo de tiempo no fue solo responsabilidad de los militares, sino también de los partidos políticos y la ciudadanía. En el inicio de este periodo, un partido de centro izquierda apoyó el golpe militar porque en sus cálculos estaba el llegar al poder unos meses después del golpe, cosa que no ocurrió. Pasaron varios años para que las fuerzas políticas de oposición crearan un referente común, que significó dejar de lado muchos intereses personales para definir un proyecto futuro de país logrando de esta forma seducir a la ciudadanía y permitir el retorno a la democracia.
Todos los integrantes de nuestras naciones somos los responsables del futuro, nadie puede excluirse y mirar desde la tribuna los acontecimientos, la pasividad también nos hace responsables. A nosotros nos tomó 17 años producir un cambio trascendente para nuestro país, aunque pueda parecer una eternidad, pero luego de veinte años de haber obtenido ese logro todo estamos mejor, aunque sin duda quedan muchas cosas por hacer.
“Vamos Iberoamérica, se puede”.