El candidato de “El Peje”
Freddy Sánchez jueves 29, Jun 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Por más cuentas que se quieran hacer, acerca de que Andrés Manuel López Obrador, esta vez sí podrá ganar la silla presidencial, los cálculos más optimistas, no alcanzan para fortalecer esta convicción.
Dos hechos le favorecen indiscutiblemente: el creciente desánimo de mucha gente, ante lo poco que las reformas estructurales han logrado en beneficio de la colectividad (más bien agobiada por carencias económicas familiares en crecimiento), y la fallida doble ronda presidencial del panismo.
Aun así, el tabasqueño, que con un índice flamígero acusa a “la mafia del poder”, reiterando por dondequiera que viaja que su gobierno sería distinto y gran benefactor de la sociedad, ese discurso es el mismo de sus intentos anteriores y como quedó demostrado en el pasado, no fue capaz de convencer a la gente requerida para salir a votar en su favor.
La disputa por la presidencia contra Felipe Calderón, ciertamente lo catapultó en tal forma, que a la fecha podrá haber cientos de miles de sus apoyadores que mantengan la certeza de que en aquella ocasión “El Peje” fue objeto de una atraco institucional para evitar que asumiera la primera magistratura del país. La diferencia entre el ganador panista y el segundo lugar fue tan estrecha, que dio motivo de sobra para las especulaciones.
El caso fue que la exigencia del perredismo de aquel momento, que postuló a López Obrador como su candidato presidencial, a efecto de un recuento voto por voto y casilla por casilla, simple y llanamente no prosperó. La duda en cuanto a que si tal minucioso recuento pudiera haber revertido el triunfo panista en favor del PRD, quedó para el registro de la historia y nada más.
Claro que también está ese otro registro que nadie puede ignorar. En las cuatro últimas elecciones presidenciales, la de Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, la ausencia en las urnas de quienes tenían el derecho de votar, fue abrumadora. Ninguno de los que llegaron al cargo, y mucho menos el tabasqueño fue capaz de motivar a la sociedad en su conjunto para acudir a votar y darle su apoyo mayoritario.
Casi menos de la mitad de los electores con registro, se dividieron en tres tercios, y de su voto mayoritario surgió el ganador, pero eso no significa que todo México (digamos pues los electores con credencial y derecho a elegir al presidente), estuvieran complacidos con los resultados en las elecciones presidenciales pasadas.
Bajo esta perspectiva, hacer cuentas sobre posibilidades reales de triunfo en el 2018 para Andrés Manuel López Obrador, y cualquier otro aspirante, del partido que sea, sencillamente, no puede ser un ejercicio que arroje resultados veraces e irrefutables.
El ganador será el menos desdeñado o despreciado por los electores que se decidan a votar. Y difícilmente se romperá con la apatía de los millones y millones de connacionales absolutamente desinteresados en ir a las urnas.
Al menos que algo inesperado y sorprendente suceda.
En el caso de López Obrador, por ejemplo (cosa en realidad poco probable), que en lugar de aferrarse con su tercer intento presidencial, encuentre a la persona adecuada para promover una candidatura distinta a la suya para reunificar a la izquierda y sumar adeptos entre los votantes apáticos, eligiendo al personaje indicado, que en verdad reanime la fe colectiva y no sólo se trate de un palurdo pelele al que se catalogue menospreciativamente como el candidato de “El Peje”.