La vida nocturna, RIP
¬ Salvador Estrada martes 29, Ago 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
Las avenidas Juárez, Reforma e Insurgentes, así como lo que ahora es el Eje Lázaro Cárdenas, al llegar la noche y prender sus luces no encienden la alegría, el bullicio de entonces, sino sólo los recuerdos y la nostalgia de la época de los grandes bares y cabarets con sus vedettes y sus artistas.
Se acabó la vida nocturna de la Ciudad de México, esa etapa de la gran urbe está muerta, la inseguridad nocturna y la falta de una reglamentación la extinguieron.
Las vedettes de entonces son hoy una película, “Bellas de noche”, cinta que realizó Jimena Cuevas, hija del pintor José Luis Cuevas, y quienes vivieron esa época suspiran por esas bellezas que emocionaron sus vida con sus esculturales cuerpos y sus actuaciones.
Rossy Mendoza, Wanda Seux, Princesa Lea y Princesa Yamal, Tongolele, Emily Cranz, Olga Breeskin y Lin May, entre otras, tuvieron su público que las admiraba en los night clubs, bares o cabarets donde se presentaban.
En Reforma estaba el Belvedere, en el Hotel Hilton, el Terraza Jardín, el Stelaris, en hotel Fiesta Palace, hoy Fiesta Americana, y en esos bares night clubs se presentaron grandes artistas como Enrique Guzmán, Luis de Alba, Manolo Muñoz, Nelson Ned, Rocío Dúrcal.
La avenida Juárez era un mar de luz por la madrugada, donde caminabas del Capri, Juárez y Balderas, al Hotel Del Prado y de ahí al Hotel Alameda, que tenían bares con artistas y grandes salones para fiestas. Llegabas al 33 y de ahí a San Juan de Letrán, que lo mismo a la derecha que a la izquierda estaban cabarets, Siglo XX, El Dandy, El Gran Vals, El Tío Sam y si caminabas hacia Garibaldi te topabas con El Bombay. En su camino los noctívagos se iban hacia Insurgentes Sur y pasaban por el Runrún, el Variety y La Fuente, que tenía pasarela, donde las bellas de noche lucían su palmito y el Terraza Casino, pero antes de llegar a éste estaba El Infierno, donde muchos se quedaban.
En la llamada Zona Rosa los grandes escenarios nocturnos fueron fuente de trabajo para empleados y artistas. El Señorial y El Marraquech, Jacarandas, el Can-Can y otros más son recordados con nostalgia.
Un cabaret que merece renglón aparte es El Patio, en la calle de Atenas, porque ahí se presentaron grandes figuras como Raphael, José José, Rocío Dúrcal, Sammy Davis Jr. y el hijo de Mussolini, Romano Mussoli, un gran pianista. Fue un cabaret familiar que ya tiene muchos años de estar cerrado.
Las grandes ciudades como Nueva York, Madrid, Londres y París tienen una agradable vida nocturna que lleva al turismo internacional a conocerla, pero que en la Ciudad de México ya no existe, por confundir el espectáculo nocturno con “giros negros”, según dice el representante de la Asociación de Bares y Centros Nocturnos, el licenciado Carlos A. Landa Silva.
Informa que de 200 centros nocturnos que existían en la ciudad, sólo quedan ¡quince! Los table-dance y los lugares donde “el tubo” era el atractivo junto con sus guapas artistas, ya desparecieron de la capital. Son historias de la noche.
Explica que se requiere reglamentar las actividades de los espectáculos de la noche, por lo cual organizó un foro sobre establecimientos mercantiles de entretenimiento nocturno, para conocer puntos de vista sobre esa actividad.
Las autoridades de la capital deben valorar la vida nocturna de la Ciudad de México y reglamentarla, porque muchas familias viven de esos centros de entretenimiento y diversión, demanda el licenciado Landa, quien reitera no olvidar que es también un atractivo turístico.