Caída de “El Peje”
Freddy Sánchez martes 24, Abr 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un pedestal para su coronación o el patíbulo de su sacrificio. En eso podría convertirse el nuevo aeropuerto para Andrés Manuel López Obrador. Sobre todo, después del resultado del primer debate entre presidenciables, que para el tabasqueño significó un “trago amargo” en sus aspiraciones.
“El Peje” “sudó frío” ante la embestida conjunta para restarle puntos en las preferencias electorales, pretendiendo hacerlo ver como un político arcaico y necio que se propone perdonar a los delincuentes.
Un tema que ha sido motivo de toda clase de críticas para el abanderado de Morena, igualmente fustigado por pretender echar atrás la construcción en proceso del nuevo aeropuerto.
De ahí que al tabasqueño le haya “llovido sobre mojado”, en el debate del domingo, pero qué tanto influirá en las encuestas que lo mantienen a la cabeza de las preferencias electorales, habrá que verlo y corroborarlo con la elección del uno de julio.
Aunque, obviamente, algo está más que cantado: si la mayoría consagra su confianza en el candidato presidencial de Morena, sin importar que sus adversarios lo descalifiquen por lo que dijo de la amnistía a los delincuentes, al puerto aéreo en construcción, si no le “salieran alas” de abrupta cancelación, seguro es que con López Obrador en la presidencia los ejecutores de la obra escucharán un rotundo “todos quietos”.
Y vendrán las meticulosas revisiones sobre el proyecto y ejecución del nuevo aeropuerto, en lo que posiblemente sería una “cacería” de probables desviaciones y abusos en detrimento del interés público. Lo cual, naturalmente, provocaría una alharaca vociferante de protestas entre empresarios nacionales y extranjeros.
La reciente aparición pública del empresario Carlos Slim, uno de los grandes inversores del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, demandando la prosecución de la obra y condenando los intentos de interrumpirla o hasta cancelarla, pusieron en el tapete de la discusión sobre el tema una cosa muy clara: la rigidez de dos frentes en torno a la continuación o no del aeropuerto que sustituirá al “Benito Juárez”.
Unos a favor de que nada se cambie y todo siga igual, respaldados por el consenso de un alto número de políticos, técnicos, empresarios e intelectuales, frente a otros, en total desacuerdo, aunque supuestamente con menos respaldo entre los personajes del dinero y el poder.
Pero, no se crea erróneamente que los opositores a la continuación de la obra, carecen de poderío para influir en el futuro de los trabajos, puesto que abriéndose la puerta de Los Pinos para Manuel López Obrador, lo de que la ejecución de la obra se pone a revisión, prácticamente es un hecho.
El nuevo presidente tendría que demostrar que no se equivocó al decir públicamente que para la edificación de esta megainfraestructura aérea, al igual que en torno a las reformas estructurales se aprobaron leyes y se firmaron acuerdos bajo sospecha de corrupción para beneficiar a la mafia del poder. Así que no son pocos los grandes hombres de negocios que tendrán que ponerse a temblar si los electores le creen más al tabasqueño en todo cuanto tilda de abuso y corrupción.
Cosa que naturalmente esperan que jamás suceda, quienes de plano no le creen nada de sus buenas intenciones a López Obrador, y esperan que antes de que concluyan las campañas políticas y llegue el día de la elección presidencial, en el ánimo de las mayoría electoral suceda la rotunda caída de “El Peje”.