El colapso del PRI
Guillermina Gómora Ordóñez martes 10, Jul 2018Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
Y cuando despertamos, el dinosaurio no estaba allí. Al Partido Revolucionario Institucional (PRI), casi lo desaparece quien fue uno de los suyos: Andrés Manuel López Obrador. Con su Morena, éste le atizó la derrota más estrepitosa en sus 89 años de existencia.
En el recuento de los daños, Emilio Gamboa, coordinador parlamentario en el Senado y pieza clave en el tricolor, reconoció: “Nos fallaron muchas cosas. Nos fallaron candidatos, nos falló trabajo dentro de nuestro partido… La gente quería un cambio y ya se dio”.
Vaya consuelo, ¿nadie vio venir la derrota en el PRI?; la corrupción, inseguridad e inestabilidad económica que azotan a México, fueron ignoradas por el partido en el poder y los ciudadanos les pasaron la factura, hartos de los excesos y la impunidad.
A decir de Francisco Labastida Ochoa, ex candidato presidencial, el primero en sufrir la derrota en el año 2000 frente a Vicente Fox, “el PRI, no quiso o no pudo enarbolar las demandas más sentidas de la población y si la población no siente que el partido representa la solución de sus problemas, no está con el partido”, sentenció el sinaloense.
Labastida, sabe de lo que habla y advierte: “si el partido no se define en función de lo que a la gente le duele y quiere ver soluciones, no tenemos futuro”.
Al igual que otros militantes, pone nombre a los responsables del fracaso y Labastida señala a Enrique Ochoa Reza como “la persona menos adecuada para estar al frente del partido” y lo acusa de haber abierto la puerta a personas “impresentables, como José Murat”, además de la mala selección que hizo de los candidatos, ignorando a los cuadros tricolores y las demandas de los militantes.
Sin duda, el PRI no llegó en la mejor forma al proceso electoral, recordemos como en la XXII Asamblea Nacional, realizada en 2017 en Campeche, donde se modificaron los estatutos, los tecnócratas y la vieja guardia se dieron con todo, ganando la batalla los primeros con la apertura a candidatos externos para los diversos cargos, relegando a la cantera priista.
Para Francisco Labastida y Ulises Ruiz, líder de la organización “Democracia Interna”, debe haber una reingeniería de los documentos básicos del partido y de los estatutos, a fin de evitar que grupos ajenos controlen al tricolor y hagan negocios con los cargos.
El ex candidato presidencial, propone establecer una cláusula de admisión como medida preventiva.
En el “mea culpa”, René Juárez Cisneros, actual dirigente, sale bien librado, diversos líderes consideran que su llegada fue tardía y le faltó tiempo para recuperar la unidad que les permitió ganar la presidencia en 2012 con Enrique Peña Nieto.
Luego de las horas negras del 2000 y 2006, de los 12 años de gobiernos panistas, en los que, a juicio de Labastida, “los gobernadores se convirtieron en virreyes”. Sí, los Duarte, Borge, Sandoval, Padrés, Yarrington, Hernández, Medina, Granier, Moreira, Aguirre, etcétera, etcétera.
¿Acaso el gobierno priísta creyó que los ciudadanos perdonarían los excesos y la voracidad de los malos gobernantes? No.
El mensaje del electorado el pasado 1 de julio es claro y aplica para todos partidos. La corrupción y los abusos se cobrarán en las urnas.
Al respecto, el dirigente del PRI, Juárez Cisneros acusó recibo: “Nuestro partido habrá de iniciar un proceso de reflexión profundo, del tamaño en que los ciudadanos nos han dado esta lección”.
Una severa amonestación que en cifras se refleja así: nueve gubernaturas pérdidas; en el Congreso será la tercera fuerza con 13 senadores (de 128) y 45 diputados (de 500) y lo peor es que el candidato presidencial José Antonio Meade, no ganó en ninguno de los 300 distritos electorales.
Volver a sus orígenes podría salvar al Revolucionario Institucional, fundado en 1929; sólo deben estar dispuestos a ensuciarse los zapatos; escuchar y servir al pueblo, así como erradicar la corrupción.
Reinventarse no es un acto de fe, se demuestra en la práctica. Los priístas van contrarreloj, si no quieren convertirse en un recuerdo de la historia de la partidocracia mexicana. No deben olvidar que “Los dioses ciegan a quienes quieren perder”.
VERICUENTOS
Éxodo perredista
Nada ni nadie detienen la debacle del PRD; si el ex dirigente nacional del Partido, Agustín Basave Benítez decide irse, se convertiría en el séptimo líder en tocarles las golondrinas. Afirmó que se va decepcionado de la política, porque “es muy dura, muy sucia”. ¡Sopas!
Rebelión panista
Duro se fue Roberto Gil, senador con licencia del PAN, sobre los resultados electorales que no les favorecieron, dijo “que el partido se ha ido desdibujando en su vida institucional” y al igual que los gobernadores azules rebeldes, advirtió: “nunca más un dirigente candidato y concentración del poder en el Comité Ejecutivo”. Algo así como ¿Me estás oyendo inútil…?