Una peligrosa brecha
Alberto Vieyra G. miércoles 1, Ago 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿De qué es capaz un pueblo hambriento? De todo.
La pregunta no es ociosa y es qué según el (Coneval) y la fundación Oxfam. en México hay un millón 200 mil ricos, de los cuales 50 familias concentran el 75 por ciento de la riqueza nacional, mientras que casi 60 millones de compatriotas se debaten en la pobreza y de ellos alrededor de 11 millones viven en la auténtica miseria.
¿Qué nos dice semejante dato duro? Pues que en la nación azteca existe una peligrosísima brecha o abismo en materia de reparto de la riqueza que presagia con negros y macabros acontecimientos.
Cualquiera diría que este átomo de la comunicación, es un agorero del desastre. Para nada, pero hasta los niños de pecho saben que un pueblo con hambre es un monstruo en potencia.
¿Cómo lograr un equitativo y decente reparto de la riqueza sin que haya sobresaltos del México bronco? ¿Cómo desplumar a esos poderosos gansos que ostentan la riqueza nacional sin que peguen alarmantes graznidos?
Sin duda, que se requiere de mucha inteligencia, pero, sobre todo, mucha ciencia política.
Evidentemente, que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tendrá un reto mayúsculo, ya que tendrá que privilegiar un mejor reparto de la riqueza nacional y no hay otro camino más que a través de salarios dignos a los trabajadores de México.
Se requiere y con urgencia revalorar el papel social del empresariado nacional y los trabajadores, binomio fundamental para la generación de la riqueza.
Otro punto fundamental para lograr reducir la alarmante miseria en México es mediante la reorientación de los programas de asistencia social como Prospera, Procampo, etcétera, pues según la fundación Oxfam esos programas clientelares o electoreros no han sido capaces de disminuir la pobreza y, por el contrario, la han acentuado en regiones como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y tal y tal.
Seguramente, será necesario que alguna institución ciudadana ajena al gobierno supervise como una auténtica contraloría, que esos apoyos o dadivas que se dan a los pobres, lleguen realmente a ellos y no se los roben, como actualmente ocurre. Por doquier escucho a personas de la tercera edad quejarse porque sus despensas que mensualmente reciben del gobierno ya no traen azúcar, sardinas que son extraordinariamente nutritivas, aceite, gelatinas, servilletas, productos de soya y si acaso vienen con un miserable rollo de papel.
En fin, que, si se quiere acabar con esa peligrosa brecha que amenaza con estallidos sociales por el injusto reparto de la riqueza nacional, se tiene que hilar políticamente y muy fino, para evitar que México se convierta en una nación más bárbara y con temibles malformaciones sociales, pues en el 2017 sumaron en México 31 mil 174 crímenes principalmente por falta de oportunidades a la gente que ante la mendicidad se ve obligada a engrosar las filas de la delincuencia organizada.