El reto de pacificar a México
Guillermina Gómora Ordóñez martes 7, Ago 2018Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
Como si se tratara de un karma, nuestro país vive días aciagos. De norte a sur la violencia cobra miles de vidas; nada detiene la descomposición social y la vileza con la que actúan los criminales. Los códigos se han perdido, se atenta contra todo sin el menor asomo de vergüenza, temor, decoro o principios.
Las cifras de asesinatos, extorsiones, secuestros, asaltos, violaciones, feminicidios y toda clase de delitos, crecen de manera exponencial ante la indolencia de las autoridades responsables de abatirlas.
Durante 2017 se registraron 31 mil 174 homicidios en el país, 26.9% más que en 2016, cuando ocurrieron 24 mil 559, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Además, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, elaborada por el Inegi, el 75.9% de la población de 18 años en adelante considera que vivir en su ciudad es inseguro.
Sí, en algunas entidades caminar por las calles de sus colonias, ir al cajero automático, al mercado, a plazas comerciales, abordar el transporte público y acudir a centros escolares, se ha convertido en un acto de alto riesgo, por el nivel de violencia que padecen.
Basta ver lo que sucede en Chihuahua, Tamaulipas, Guerrero, Puebla, Estado de México, Veracruz, Michoacán, Baja California Sur, Sinaloa y Quintana Roo, por citar los más recientes, para confirmar que ¡México arde!
La ausencia del estado de Derecho y el clima de violencia e inseguridad ha llevado a los pobladores de al menos 30 localidades en Guerrero, Michoacán, Morelos y Tabasco a crear policías comunitarias o grupos de autodefensas para defender a sus habitantes de cobros de piso, secuestros y asesinatos.
Así, en este contexto, arrancan hoy, en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua, la serie de “Foros Escucha por la Pacificación y Reconciliación Nacional”, que se realizarán a lo largo y ancho del país, para identificar propuestas que respondan a las prioridades de los diferentes sectores de la población en diversas regiones de nuestra nación.
Alfonso Durazo, próximo secretario de Seguridad en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, encabeza el proyecto que contempla la realización de 18 foros y 25 consultas especiales que concluirán el 24 de octubre en la Ciudad de México.
Sin duda, un desafío mayúsculo que debe ser la prioridad del nuevo gobierno, ante la rampante violencia que agobia a los mexicanos. La corrupción e inseguridad desalientan las inversiones y el crecimiento económico del país; son la principal barrera para generar riqueza y estabilidad.
De acuerdo con el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, actualmente por la inseguridad se pierden en México miles de millones de pesos. En lo que va del 2018, al menos tres empresas cerraron plantas en Chihuahua, Tamaulipas y Guerrero a causa de la criminalidad a la que se exponen sus trabajadores.
Los mexicanos hemos pagado una factura muy alta por la colusión entre autoridades y criminales; nuestro territorio se ha convertido en una gran fosa y los desaparecidos suman más de cien mil.
Y qué decir de los feminicidios, en nuestro país asesinan a más de dos mujeres al día. Las entidades más letales para las mexicanas son el Estado de México, Nuevo León, Chihuahua y la Ciudad de México.
La inseguridad, también, alcanzó a los políticos, la cifra negra crece sin importar la filiación partidista. Durante las elecciones 2017-2018 el Indicador de Violencia Política de Etellekt registró un total de 774 agresiones contra políticos y 429 contra funcionarios no electos, dejando un saldo final de 523 asesinatos. De los 152 políticos que perdieron la vida en atentados, 48 eran precandidatos y candidatos a puestos de elección.
Maquiavelo decía: “son muchas las cosas que desde lejos parecen terribles, insoportables, extrañas y cuando te acercas a ellas resultan humanas, soportables, familiares”. ¿Será que hemos llegado a este punto de deshumanización, de infamia, de vileza?
El daño al tejido social es terrible: robar combustibles, trenes, tráileres, tiendas de autoservicio se han convertido en un “empleo” socialmente avalado en diversas regiones del país.
La crisis desatada por la violencia no está en nuestra mente, no es un problema de percepción, es el pan de cada día y el reto de estos foros es que la iniciativa de pacificar al país no se quede sólo en anuncios y titulares, como ha sucedido antes.
Ojalá estos ejercicios motiven a participar a la sociedad, sólo así conoceremos a fondo el problema y podremos diseñar, entre todos, una estrategia que derive en leyes y políticas públicas que nos lleven a la anhelada paz. Creer que el gobierno, el Ejército o la policía, son capaces de salvar a nuestro país es imposible, la tarea y el compromiso es de todos.