Parásitos nefastos
Freddy Sánchez martes 18, Dic 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
No todo lo que parece inverosímil y absurdo, lo es.
En la Comisión Federal de Electricidad un empleado ganaba más que el director general.
Boquiabiertos por el asombro, no lo podían creer (menos aún estar de acuerdo y apoyarlo), los trabajadores que se enteraban de ello.
-Qué acaso tiene dotes de curandero divino o algo por el estilo-, preguntó en cierta ocasión, quien junto a otros colegas de trabajo en una reunión no daba crédito a lo que le habían comentado.
El quejumbroso era uno de muchos empleados de líneas aéreas, (dedicados a reparar el cableado de alta tensión en los postes de luz), y el otro trabajador, (con escasa competencia a nivel nacional), era él único en la CFE con la capacitación para realizar trabajos de soldadura bajo el fondo del mar.
Por eso ganaba lo que ganaba; tal cosa sucedió hace más de veinte años. Tiempo más que suficiente para haber preparado a varios sustitutos del soldador marino.
El caso es que si en un momento dado, aquel trabajador hubiera recibido la notificación de un descuesto en su salario porque la misma medida se aplicaría a todos los de su nivel de ingreso, sin tomar en cuenta cual fuera su tarea a realizar, lo más probable es que habría renunciado para buscar otro empleo, dejando atrás una situación en extremo crítica para la Comisión Federal de Electricidad.
En La Ciudad de México, muchos años atrás, una falla que solamente podrían corregir técnicos extranjeros en instalaciones de Pemex estuvo a punto de provocar una abrupta escasez de gasolina.
Un mexicano de los que “arreglan todo”, se ofreció a ayudar y logró una solución momentánea que evitó una crisis operativa vehicular entre los automovilistas, el trasporte colectivo de pasajeros y los operarios de camiones privados para el reparto de mercancías.
Algo que podría llegar a ocurrir en el gobierno de “la Cuarta Trasformación”, de seguirse pensando en reducir montos salariales a todos los que ganen más de ciertos rangos de sueldo, sin una previa valoración de méritos y capacidades individuales entre diversos empleados del sector oficial y aquellos que en otros organismos de distinta índole en un bajo o alto porcentaje sus sueldos están soportados por apoyos económicos institucionales.
En ese sentido, por fortuna se tomó la decisión de no modificar sueldos en materia de educación, investigación y ciencias. Los investigadores, científicos, técnicos y demás especialistas en dichos terrenos de ejercicio institucional, pueden estar tranquilos.
Lo deseable ahora es que se serenen los afanes de “moche” salarial en el gobierno, midiendo a todo mundo con el mismo rasero, siendo que son diversos los casos que requieren tratamiento especial para garantizar la buena marcha en los asuntos institucionales.
Sobre el particular hay que decirlo con toda claridad. Ni todos lo que ganan menos de veinte mil pesos se merecen aumentos de sueldo ni todos los que reciben más de cincuenta mil pesos deben someterse a un recorte en materia salarial.
Por ese motivo, lo inteligente sería ajustar los sueldos y prestaciones a todos los trabajadores, considerando su productividad, honestidad, puntualidad y eficiencia.
Y en ese tenor, lógicamente, pagar menos a los que estando por arriba de cincuenta mil pesos, definitivamente, no justifiquen cada peso que se les paga, siendo que su nivel de desempeño o de competencia es bajo y cuestionable a diferencia de algunos profesionistas y técnicos altamente calificados y productivos, que sobradamente cumplen con sus quehaceres, y por lo tanto, tienen pleno derecho a recibir mejores ingresos personales. Así pues que se premie a los buenos empleados y se castigue a los parásitos nefastos.