Victoria pírrica
Freddy Sánchez martes 15, Ene 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El método y la estrategia pudieron ser mejores, pero no los resultados en la acometida institucional contra el robo de la gasolina.
Lo que representó un buen ejemplo de lo mucho que falta por hacer para ponerle freno total al saqueo de Petróleos Mexicanos.
Una empresa de la nación, que intereses aviesos y corruptos, durante muchos sexenios, convirtieron en “la mina de oro” de “atracadores” oficiales, sindicales, y lo que es el colmo, en los últimos años también de la delincuencia organizada.
Todo lo cual, en las sombras de un encubrimiento cada vez más difícil de ocultar, en tanto que ningún gobierno federal se había dado a la patriótica tarea de ir al rescate de Pemex.
Cosa que desde la semana pasada está haciendo Andrés Manuel y sus empleados federales, tras haber puesto al descubierto “la cloaca” del saqueo de combustible, con dos vertientes principales.
Por un lado, el mentado “huachicoleo”, burda práctica de perforación de los ductos externos de la paraestatal, en distintos puntos de varios estados de la República Mexicana, donde “la ordeña” de gasolina se daba con la complicidad de distintas autoridades policiacas, dedicadas cínicamente a dejar pasar el hurto constante de combustible para su venta posterior en gasolinerías.
Pero, lo que más sorprendió al producirse la acción institucional de hace unos días fue que dentro de las propias instalaciones de Pemex, el saqueo de miles y miles de litros de gasolina era una cuestión habitual, encubierta y solapada desde altos cargos de supervisión y de mando, lo que de plano constituyó una desfachatez de lo más vil en contra de los intereses de la nación.
De modo que si bien las consecuencias de haber actuado contra este cáncer de la corrupción en Petróleos Mexicanos, resultaron superlativamente incomodas para miles y miles de connacionales, afectados por un abasto irregular de gasolina, en los días siguientes al “cierre de tuberías” para bloquear el saqueo del combustible, la verdad es que el sacrificio vale la pena.
Queda la duda, naturalmente, de si una estrategia y un método diferentes para emprender las acciones realizadas, pudieron hacer menos problemático el manejo post operativo para frenar el saqueo de gasolina.
O sea adoptando una serie de acciones mejor coordinadas que hubieran minimizado las molestias sociales e incluso evitando altos costos económicos empresariales dada la falta de gasolina en distintos expendios del país.
Y la respuesta más razonable es que sí, indiscutiblemente.
Claro que poniendo en una balanza el costo beneficio, lo segundo sin duda salta a la vista muy por encima de lo primero.
Falta ahora que se actué con diligencia para impedir futuras sustracciones ilícitas de combustible, porque sería una desgracia volver a lo mismo, en poco tiempo, y para evitarlo habrá que cuidarles las manos a los propios empleados de Pemex y demás sinvergüenzas que por años y años, desde fuera de la paraestatal se han encargado de urdir medios y maniobras para el saqueo de los recursos petroleros.
Que lógicamente no se limitan al robo de la gasolina, sino que debe abarcar otros productos, como el gas, por ejemplo.
El caso es que puesta en acción “la barredora” de la corrupción en Pemex, esta acción debe ser bastante más amplia, procurando entre otros objetivos, hacer que los saqueadores tanto externos como internos, respondan por sus latrocinios ante la ley.
Otorgar el perdón a los ladrones del patrimonio petrolero, (tratándose de un imperdonable atraco contra la nación), definitivamente no debe hacerse.
De ahí que lo que esté por venir en torno al rescate de la institución más apreciada y emblemática para toda la nación, no puede quedarse en sus orígenes en un altamente espectacular evento de poder contra los corruptos y a fin de cuentas convertirse en una triste victoria pírrica.