¿Socialismo bolivariano?
¬ Mauro Benites G. miércoles 23, Ene 2019Municiones
Mauro Benites G.
El término “Socialismo Bolivariano” lo escuchamos con frecuencia en los medios informativos, refiriéndose a los diferentes regímenes políticos populistas en nuestra América, adjudicándosele por ende también a la administración de López Obrador.
Hugo Chávez, el venezolano, trató de ligar el socialismo marxista, con el idealismo de Simón Bolívar.
Bolívar dista mucho de defender al socialismo “utópico”, pues Carlos Marx desarrolló su doctrina cuando Bolívar no existía ya.
Salvo los ciegos, los sordos o los fantásticos, que son muchos más inválidos, todos conocemos el significado del cataclismo político y social que se abate sobre nuestro país y la Europa Oriental, especialmente sobre lo que fue la Unión Soviética. Los partidos “de izquierda” que han vivido del presupuesto del gobierno, y a veces del producto de robos y secuestros, se han quedado, pues, sin discurso. Todos los partidos hablan, y hablarán, de lo mismo: democracia, derechos humanos y ecología. En esas circunstancias apenas es lógico que perdiera el PRI, que con todo y sus grandes fallas nos dio más de setenta años de paz con libertad. ¿Quién va a querer oír al que le hable de comunismo o si quiera de socialismo? Porque lo grave del caso es que todos los socialismos, desde los “utópicos” de Simón, Fourier y Robert Owen, se basa en la propiedad comunal, lo mismo el “científico” que pedantemente le presentaron al mundo Marx y Engels y hasta el anarquismo en sus tres corrientes: Proudhon, Bakunin, Kropotkin. Ha quedado demostrado que la propiedad privada es el único móvil del hombre y la única posibilidad de estabilidad y avance sociales. De manera que el único socialismo deseable y tal vez posible es una especie de cristianismo laico, el que practicamos muchos hombres que no somos creyentes, pero amamos la figura de Cristo como humanista, haya o no existido, pero evidentemente el arquetipo del hombre desligado de su naturaleza animal, sublimado por la conciencia y el amor, precisamente lo contrario que el superhombre de Nietzche, el poeta agresivo que tanto daño hizo al mundo preparando el camino para la mayor, en significación y en cantidad de víctimas, infamia de la historia: el nazismo con Hitler.
En nuestro país, necesitamos una administración firme en sus conceptos de democracia social, justa y transparenté basada en los derechos humanos y HUMANISTA.
¡Esperamos Presidente!