Agónica tiranía
Alberto Vieyra G. viernes 25, Ene 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En el 2009, el entonces todopoderoso presidente socialista de Venezuela, Hugo Chávez, dio inicio a una oleada de nacionalizaciones de bancos, como Santander, cementeras, entre ellas la mexicana Cemex, varias procesadoras de arroz, una filial de la estadunidense Cargill, la papelera irlandesa Smurfit Kappa y de su furia nacionalizadora no escaparía la Coca-Cola, que fue obligada a salir de Venezuela. Chávez, convertido ya en dictador le jalaba peligrosamente los bigotes al tigre imperialista. Se trataba de una feroz embestida del socialismo contra el capitalismo salvaje.
Recuérdese que Estados Unidos ha librado en el último siglo “luchas sin cuartel” en buena parte del mundo, sobre todo en América Latina contra el socialismo y el comunismo.
En 1973, las aguas negras del imperialismo yanqui derrocarían y asesinarían en Chile al socialista gobierno de Salvador Allende. Para el imperio capitalista del mal, el socialismo y el comunismo son ¡veneno puro!
Las acciones socialistas emprendidas por Hugo Chávez enojaron al imperio yanqui y aún más cuando a su muerte asumió el poder en Venezuela uno de sus títeres, Nicolás Maduro, quien en los últimos años ha buscado perpetuarse en el poder con inusitada tiranía, robando elecciones, encarcelando a líderes opositores, asesinando a sus enemigos políticos y las muchedumbres que en las calles claman su caída, toda vez que esa maldita tiranía ha provocado que más de 4 millones de venezolanos se hayan ido al exilio y el pueblo padezca hambre, siendo un país petrolero.
Las protestas de los últimos días en Venezuela han dejado un saldo de más de 30 ciudadanos masacrados por la tiranía de Maduro, que hoy, enfrenta al repudio popular de su pueblo y del desprecio de cuando menos una veintena de naciones, encabezadas por Estados Unidos y Canadá.
Esa agónica tiranía está a punto de acabarse en Venezuela, aunque no se descarta que dos naciones socialistas como Rusia y China busquen impedir la intromisión del imperialismo yanqui, que busca a toda costa el derrocamiento de Nicolás Maduro, tras reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Con ello, Estados Unidos buscará borrar por completo el socialismo de Venezuela, mandando a la cárcel, probablemente por crímenes de lesa humanidad al “inmaduro Maduro”. Donald Trump, la bestia trumpiana aplica así, la Doctrina Monroe que consagra que, “América para los americanos”.
Lo triste en el caso de Venezuela es el deplorable papel del gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, quien se ha declarado “neutral”, pero “reconoce como legítimo al régimen de Nicolás Maduro”, quien robó la elección presidencial y como surgió una mayoría parlamentaria adversa, Maduro se vio obligado a crear una asamblea espuria, en la cual escuda su “supuesta legalidad”. El régimen de la 4T dice ser adorador de la Doctrina Estrada que consagra la libre determinación y no intervención de México en los asuntos soberanos de otras naciones, no obstante que los regímenes anteriores a AMLO han signado acuerdo con organismos internacionales para la defensa de los derechos humanos, que están por encima de la Constitución, que aún consagra la Doctrina Estrada.
¿O es neutral el gobierno de México o no es neutral? Porque reconocer al régimen tirano de Nicolás Maduro, es convertirse en cómplice de las barbaridades que ocurren en Venezuela.
¿Cuál será el papel de Estado Unidos en torno a esta ambigua decisión política y diplomática del gobierno mexicano? Creo que no tendrá final feliz.
Por lo pronto, en Estados Unidos comienza a gestarse ya, un peligroso compló contra el régimen lopezobradorista, que pretende provocar en toda la franja fronteriza con Estados Unidos un conflicto laboral en maquiladoras que tiene como objetivo que las empresas de maquila que explotan a trabajadores mexicanos se regresen a Estados Unidos como parte del proteccionismo comercial que la bestia trumpiana ha instaurado en Estados Unidos. ¡Qué peligroso momento para México el de la llamada “Cuarta trasformación”!