Limpiando expedientes
Ramón Zurita Sahagún jueves 10, Feb 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Es indudable que en el México actual, las ideologías son sumamente flexibles y que un político muda de ellas sin inquietudes de ninguna clase.
Por ello, el ser de ideología flexible es una virtud y no un defecto, razón que les permite aceptar todo tipo de propuestas, sin rubor alguno.
En el Ejército esas prácticas, pasarse al enemigo o adversario, producen las penas más severas.
La moda de los saltimbanquis produce, en algunos casos, resultados alentadores, aunque en la mayoría de los casos los efectos son contrarios a ellos.
Sin embargo, los pocos éxitos alcanzados son difundidos como logros que puedan motivar nuevas deserciones.
Los dos primeros resultados del presente año electoral reflejan esa tendencia de cambiar de bando, sin restricciones de ninguna clase, al pasarse de un partido a otro, con la candidatura en la mano.
Ángel Aguirre Rivero en Guerrero y Marcos Covarrubias en Baja California Sur, ganaron sus respectivos procesos electorales enarbolando banderas que antes los combatieron.
Militante priísta durante 30 años, Aguirre Rivero fue acusado de varias lindezas por los perredistas de esa entidad en su primera incursión como gobernador del estado.
Represor, fue una de las más reiteradas, aunque con el cambio de chaqueta se limpió su expediente y nadie se acuerda de esas acusaciones.
Y es que mientras fue priísta, Ángel Aguirre Rivero fue un represor, cacique, corrupto, abusivo y muchas cosas, pero cuando se convirtió en candidato del PRD, todo eso se olvidó.
Pasó también a la historia que el triunfo del PRD en esa entidad fue para terminar con el supuesto cacicazgo que mantenía el partido tricolor y del que Aguirre Rivero fue parte fundamental por establecer el propio en la región de la que es oriundo.
También se olvidaron los reclamos que hacían los partidos de oposición que censuraron la candidatura de Víctor Cervera Pacheco en Yucatán, quien había gobernado el estado cuatro años como interino y fue postulado por el PRI para un mandato sexenal.
El blanqueamiento de los expedientes es una gran conquista del cambio de chaqueta ideológica, por lo que los políticos que mudan sus convicciones traen beneficios como son el olvido y la desmemoria de electores y opositores, ahora convertido en aliados.
Con el triunfo del PAN y de su candidato Marcos Covarrubias, en Baja California Sur, sucedió algo similar, ya que el olvido es la parte fundamental de los partidos políticos que combatían el supuesto cacicazgo implantado por las hueste perredistas en esa entidad.
Igual que en Guerrero, el primer triunfo de la oposición fue para desterrar el eventual cacicazgo que los priístas por intermedio de la familia Arámburu habían establecido.
Ángel César Mendoza Arámburu fue el primer gobernador electo del estado de Baja California Sur y su primo hermano Alberto Alvarado Arámburu el segundo, su yerno, el general José Antonio “Tito” Valdivia, pretendía ser el cuarto o el quinto, ya que en dos ocasiones lo intentó, sin éxito.
Fue entonces cuando surgió el movimiento de los priístas inconformes y el entonces alcalde de La Paz, Leonel Cota Montaño encabezó la rebelión contra el priísmo caciquil, convirtiéndose en candidato de la izquierda.
De esa forma se terminó con el corrupto priísmo, con un candidato venido de las filas del partido señalado como tal, marginando al partido tricolor hasta el tercero y cuarto lugar en las distintas elecciones consecutivas.
Pero como el triunfador de aquellas lides fue Cota Montaño que combatió al partido tricolor proveniente de sus filas, aprovechó las lecciones del pasado e instaló su propio cacicazgo.
Su compañero de lides y además pariente, Narciso Agúndez Montaño, fue elegido por Cota Montaño para continuar con la práctica caciquil en esa entidad, donde se desterró a la familia Arámburu para poner en ese lugar a los Montaño.
Pero como parte de la ciudadanía manifestó su inconformidad solamente por la vía de la no participación electoral, el perredismo caciquil logró ganar de nueva cuenta los espacios en el estado.
En la elección del pasado seis de febrero, la fórmula que también le funcionó al perredismo con la inclusión de Cota Montaño fue adoptada por el PAN y el efímero candidato a gobernador del PRD, Marcos Covarrubias fue adoptado por un partido con escasa militancia, el que además triunfó en las urnas, con una buena ventaja sobre sus adversarios.
Como sucedió con Cota Montaño, Covarrubias arrastraba el desprestigio de ser parte del grupo señalado como caciquil y el que le había permitido, entre otras cosas, ser alcalde Comondú y diputado federal.
Por arte de magia, al pasar de un partido al otro, se olvidó todo el historial del abanderado panista en su paso por la izquierda y como parte del grupo Cota-Agúndez.
Igual que sucedió en Guerrero, el paso de un partido al otro limpió sus posibles culpas y su participación en los grupos caciquiles que combatieron ahora con sus discursos.
EL MONUMENTO, RESTAURADO
Sin duda, el monumento a la Revolución requirió de una gran inversión económica para ser limpiado y embellecer una zona marginada y sucia, situada a unos cuantos metros del Paseo de la Reforma.
La obra requirió del esfuerzo descomunal de cientos de trabajadores que durante largos meses dedicaron los siete días de la semana para sacar adelante el proyecto millonario.
Con estos trabajos se eliminaron las marchas y las constantes tomas del perímetro por parte de marchistas, inconformes y manifestantes.
Eran largas jornadas en que las calles aledañas eran cerradas, trastocando la circulación y alterando la vida de los miles de trabajadores que laboran en esos rumbos.
Hoy, la zona es espléndida y luce majestuosa. Se terminaron los plantones y marchas, pero hicieron su aparición los actos del jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, que sumen nuevamente la zona en el caos.
Ayer, Marcelo y su séquito realizaron la ceremonia de entrega de escrituras y la zona fue nuevamente cerrada para beneplácito del funcionario que estuvo unos cuantos minutos.