La mugre deportiva
Freddy Sánchez martes 25, Jun 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Ana Gabriela Guevara, la multicampeona en pruebas de atletismo, (que dieron a México grandes satisfacciones), en su nueva tarea de competidora política, con dos sonoros triunfos en su haber, primero al llegar al Senado de la República y después a la Cámara de Diputados, se mantiene en plena carrera buscando nuevas “medallas” que portar con orgullo.
Y si antes de llegar al actual cargo que le fue conferido, dejó atrás a varios adversarios de lamentable desempeño en la política, el empleo que le tocó en esta administración sexenal, es el más complicado de su nueva trayectoria en los menesteres del poder.
Y lo es porque curiosamente está en lo suyo, el deporte nacional, que tantos motivos de satisfacción le dieron a Ana Gabriela, pero igual sufrió muchos “dolores de cabeza”, enfrentando la cerrazón, el amiguismo y los influyentismos de una habitualmente corrupta burocracia cobijada por cínicos dirigentes administrativos del deporte.
En particular aquellos que en diversos momentos del pasado, en lugar de fomentar el desarrollo atlético para facilitar el más alto desempeño de los convocados a las competencias deportivas internacionales, se dieron el vergonzoso lujo de dilapidar recursos a “manos llenas”, comprándose comodidades y privilegios e incluso paseando por el mundo a sus amigos, familiares y amantes, en vez de dar el apoyo económico debido a los representantes del deporte nacional para su buen desempeño en torneos regionales, mundiales y olímpicos.
Eh ahí entonces que Ana Gabriela Guevara, de vasta experiencia en las desviaciones que se suelen dar en el manejo oficial del deporte, no podría menos que asumir una conducta correctiva, reconstructiva y eficaz para eliminar yerros perniciosos en detrimento de un sano desarrollo del deporte nacional.
A diferencia de otros actores en el plano directivo, que llegaron a la CONADE a desempeñar tareas sin tener los más elementales conocimientos de lo que se debe hacer con los programas de reclutamiento, capacitación, selección y apoyo técnico, alimentario, de salud, educación y estímulos económicos, la dirigente actual del deporte tiene el bagaje suficiente para asumir con éxito el desempeño de sus funciones.
Deportistas que ocuparon el mismo empleo de Ana Gabriela tuvieron su oportunidad de hacer un cambio de fondo y no pudieron o no quisieron erradicar los males en el manejo institucional del deporte. Algunos pasaron por el cargo “sin pena ni gloria” y otros de plano fueron una penosa decepción.
Con esos antecedentes, la encargada de la Comisión Nacional del Deporte, enfrenta actualmente una situación por demás crítica para cumplir a cabalidad con un buen desempeño en sus tareas. Los obligados recortes presupuestales, dada la política de austeridad del nuevo régimen, hacen necesaria una extraordinaria creatividad para lograr más con menos.
Se requiere cautela, precisión y efectividad para emplear el gasto institucional inteligentemente y no en despilfarros absurdos como tantas veces anteriormente. Lo apropiado será pues, apoyar sin mezquindades a los deportistas de alto rendimiento que puedan alcanzar nuevos triunfos y el mismo apoyo, obviamente, ameritan los nuevos prospectos en vías de descollar muy alto.
Así que no hay que incurrir en decisiones que pongan en riego el crecimiento atlético de los deportistas, a causa de obsesiones, cegueras y caprichos que signifiquen la supresión de alicientes para alentar el esfuerzo individual de los que han demostrado voluntad y talento y los que vienen atrás para sustituirlos y alzarse con grandes triunfos.
Exactamente igual que cuando la otrora gran atleta mexicana logró vencer los más declarados pesimismos sobre lo que lograría en cada nueva competencia como corredora.
De modo que habrá que ver si Ana Gabriela Guevara refrenda sus impresionantes y sorprendentes triunfos como atleta mundial, ahora que cambió de actividad y parece más que dispuesta a arriesgar el físico como una “corredora” política llamada a limpiar “la mugre” deportiva.