La verdad no se mata
¬ Salvador Estrada martes 6, Ago 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
La muerte galopa loca y se lleva entre sus patas a políticos y prensa, los narcos montan los potros y acribillan sin tregua, una y otra vez, una y otra vez a reporteros denunciantes que cumplen con su deber.
Con tantos reporteros muertos, doce en lo que va del año, ya no se sabe cómo protestar contra esos asesinatos, ni cómo iniciar la información que es la misma “acribillan a reporteros y la policía investiga y hará justicia, caiga quien caiga”, pero desde el año 2000 no hay detenidos encarcelados y la impunidad sigue reinando y la suma de los reporteros muertos aumentando.
El reportero Jorge Ruiz Vázquez fue asesinado en Actopan, Veracruz, el viernes pasado, pese a que contaba con “mecanismos de protección”, porque hace tiempo había recibido amenazas de muerte. No se sabe qué clase de mecanismo, pero el que haya sido, no sirvió de nada. Era corresponsal de “El Gráfico de Xalapa”.
La Fiscalía del Estado de Veracruz declaró que “hará una investigación para esclarecer el crimen y también por qué falló el mecanismo de seguridad”.
Otro dos compañeros perdieron la vida. También en viernes, fue ejecutado el periodista Edgar Alberto Nava. Y otro, Rogelio Barragán. Los dos en Guerrero. Barragán, director del portal “Noticias Guerrero al Instante”, y Nava, director de “La Verdad” de Zihuatanejo.
La Comisión de los Derechos Humanos de Veracruz, como su similar en Guerrero, protestan enérgicamente y, como siempre, pero no efectivo, anuncian que colaborarán con las autoridades para que se esclarezca el hecho.
Pasa el tiempo y el hecho o los hechos no se esclarecen y los periodistas en nuestro país siguen arriesgando su vida, y las familias de los asesinados se quedan sin sustento y las autoridades, locales, estatales o federales, no se pronuncian por darles apoyo económico.
Las familias de los asesinados deben ser atendidas por Derechos Humanos y pugnar porque tengan un seguro de vida todos los periodistas que mueren en cumplimiento de su deber, para que sus familias no queden abandonadas.
Y como las manifestaciones son el mecanismo para que las autoridades escuchen las demandas y procedan a dar respuestas positivas, el gremio periodístico debe pensar en preparar una manifestación en esos estados peligrosos y aquí en la capital de la República.
El Club de Periodistas, que cada año premia a los periodistas por sus trabajos publicados, debe de convocar a una marcha desde su sede en Filomeno Mata, hasta el Zócalo, para exigir justicia.
Otra organización de periodistas, Club Primera Plana, debe también hacer lo propio y marchar hacia el Zócalo y hacer un llamado a las diversas organizaciones periodísticas, para que se unan, como es el Colegio de Periodistas y la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, a fin de que la muerte se olvide de la prensa y los reporteros puedan trabajar con seguridad. La verdad no se mata, asesinando periodistas.