Fantasmas de la corrupción
Freddy Sánchez martes 1, Oct 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un par de cosas hizo ver el Sistema de Administración Tributaria, (SAT), en relación al intento fallido de exponer a una mirada fustigadora de la sociedad a Andrés Manuel y su esposa, quienes aparecieron como socios en 26 empresas veracruzanas.
En primer lugar, que lo descubierto por las autoridades fue una evidente maniobra con malas intenciones, mediante el registro de la pareja presidencial, en las compañías aludidas, mismas que no sólo no tuvieron actividades empresariales, sino que a la fecha están dadas de baja.
Gracias pues a la oportuna intervención del SAT, la reputación del Presidente de la República y la Primera Dama, quedaron a salvo de posibles infundios incriminatorios, en relación con su falsa asociación con empresas “fantasmas”, rápidamente detectadas por las autoridades tributarias.
Lo que evidencia una segunda cuestión, por demás importante: la posibilidad de que la misma rapidez del SAT en el caso mencionado, se aplique en busca de otros nombres de políticos, líderes sindicales, representantes de asociaciones civiles, y demás figuras relevantes de la sociedad, a fin de estar ciertos de que no aparezcan en otras empresas creadas sólo para desprestigiarlos.
De paso, obviamente, aprovechar esta diligencia indagatoria para saber si como personas físicas los antes mencionados, en el supuesto de figurar en calidad de socios en distintas empresas debidamente constituidas, están cumpliendo a cabalidad con el pago de sus contribuciones tributarias.
Y por lo que se refiere a los servidores públicos, en particular, sería saludable verificar que de ser socios empresariales, hayan incluido en sus declaraciones sobre la cuantía de su patrimonio dichas asociaciones de negocios, debiendo por lo mismo acreditar que los dineros empleados para participar en una empresa, provinieron de un origen bien habido, dejando constancia de ambas cosas en sus declaraciones patrimoniales.
El Sistema de Administración Tributaria, (SAT), dejó en claro al detectar que dolosamente fueron inscritos los nombres de Andrés Manuel y su esposa, en empresas “fantasmas”, que exactamente igual se podría hacer con otras compañías al darlas de alta ante las autoridades, teniendo que presentar las actas constitutivas, en donde figuran las identidades de quienes integran dichas organizaciones empresariales.
Sobre el particular, es evidente, que las empresas de mayor interés a las que habría que verificar con respecto a la composición de sus socios, son las que tienen ingresos más altos, las que hacen grandes negocios con instancias de gobierno, en los tres niveles, y en las que justamente podrían estar enrolados servidores públicos o sus familiares directos, lo que bien vale la pena saber como parte de la nueva política pública contra la corrupción.
Y es que si alguna forma de connivencia suele darse entre hombres dedicados a las actividades empresariales y políticos o funcionarios, es la que se relaciona con la operación de compañías donde figuran en calidad de socios los propios servidores públicos o sus parientes y amigos cercanos.
De modo que si el SAT no tuvo mayor problema para detectar la inclusión de Andrés Manuel y su esposa, en empresas “fantasmas”, probablemente con la misma facilidad podría descubrir los nombres de quienes figuran como socios en otras empresas.
Así podría darse a conocer la identidad de esos socios en corporativos de negocios, que en su momento en distintas administraciones sexenales fueron o siguen siendo personas con actividades políticas o institucionales.
Lo cual sugiere la posibilidad de que haciendo uso del poder, los aludidos pudieran haber estado o estar dedicados a enriquecerse obteniendo privilegios de distintas clases, causando diversos daños al patrimonio y la hacienda pública.
Basta entonces de encubrimiento e impunidad de ex funcionarios o funcionarios deshonestos. Que salga la “pus” de la corrupción, tope en lo que tope. Y para ello es menester que se les ponga nombres y apellidos a todos los que en calidad de socios en distintas empresas actuaron o actúan como auténticos fantasmas de la corrupción.