Payasos sin carpa, son héroes sin capa
Opinión lunes 2, Dic 2019De la carpa a las letras
Arturo Arellano
Hemos citado en este espacio a diversos personajes que han hecho del arte del payaso uno de los más amados a lo largo de la historia, muchos de ellos se desempeñaron bajo la tradicional carpa de circo, otros tantos, —previamente a las carpas— lo hicieron en teatros, calles y recientemente están hasta los de la televisión e internet. No obstante, hay otros que sin reconocimiento alguno que el de la gran satisfacción de ayudar transitan por las calles, de manera incógnita, haciendo la labor de verdaderos héroes con un corazón enorme y rojo, tal cual la nariz que en ocasiones portan.
Payasos voluntarios, que si bien, la mayoría no tienen la formación histriónica o teatral de la técnica del clown, valientes portan con orgullo el atuendo y zapatones para atender a los menos afortunados a aquellos que muy probablemente no tienen acceso a un espectáculo bajo la carpa. En mi transitar como payaso he colaborado con diferentes asociaciones sin fines de lucro o simplemente grupos de jóvenes que se atreven a motivar un cambio en el estado anímico de nuestra sociedad, saltando a las calles, hospitales, orfanatos a esos rincones “olvidados de Dios”, donde efectivamente con sus acciones lo hacen presente.
A más de 12 años de realizar este tipo de actividades en complicidad, me atreveré a citar a algunos de esos compañeros de viaje, dado que sus nombres merecen ser reconocidos y recordados. Quiero felicitar a cada uno de ellos en vísperas del Día Internacional del Voluntariado a celebrarse el 5 de diciembre, a ellos y a todos aquellos que lean estas líneas y hayan dedicado parte de su tiempo a hacer el bien por los más vulnerables.
Graciela Roció Sánchez Serrato, un ejemplo de mujer fuerte, perseverante, valiente y tenaz, virtudes que se necesitan para estar al frente de El Amor es la Diferencia A. C. Donde me ha permitido colaborar infinidad de veces. “Chio” Gracias por tu testimonio de fe y amor a Dios a través de la gente.
Melina Amairani Colchado, es una sobredosis de locura, pasión e hiperactividad para sacar de quicio a cualquiera, pero son precisamente esas características las que le han hecho sobrellevar sus propias tormentas para servir de refugio a otros que se contagian de su alegría. Y si de tormentas enfrentadas y vencidas hablamos, no podría dejar de mencionar a la “enana” más gigante que conozco, me referiré a ella como todos la conocemos Kandy, un “Minion Clown” que he visto ir y venir, repartiendo amor al mundo, muy a pesar de su condición de salud, con altas y bajas, que muy pronto confió en Dios, sean solo altas, a la altura de su enorme vocación por servir.
La “Abbychuela” por otra parte es una “larguirucha” y simpática clown hospitalaria que también con mucho trabajo ha podido dar a luz a la asociación Triángulo Clown, donde también he tenido la fortuna de colaborar. Formadora de nuevos voluntarios al servicio principalmente de abuelitos, en asilos y casas hogar.
Diana Medina Rodríguez, una de esas payasas que jamás vas a ver quietas, caprichosa como ella sola, berrinchuda, pero que convierte sus defectos en virtudes a la hora de divertir, casi de manera involuntaria, a quienes le rodean, cual clown de la vida real, ese “Augusto” al que todo le pasa y al que solo Memo su “Cara Blanca”, entiende.
Me falta espacio para citarlos a todos, Ale Van Rock, Leo el Domador, Jorge “El Hombre Bala”, Bob Montes (Camilo el Pollo), Vale Ortega, Ale Galicia, Ale Villagrana, Mitch Desentis, Memo Gasca, “Chimuelin” y a todos y cada uno que se han convertido en payasos sin carpa, héroes sin capa.