Dicharachos de sabelotodo
Freddy Sánchez martes 17, Dic 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¡A otro perro con ese hueso¡… Esa expresión coloquial se amolda a la perfección a lo dicho por Andrés Manuel, acerca de que “el Presidente lo sabe todo”.
De modo que lo de García Luna y su aparente connivencia con narcotraficantes siendo el responsable de la seguridad, en el pasado sexenio, implicará decirle a Felipe Calderón que de plano “no finja demencia”.
Porque, si como lo afirmó Andrés Manuel, un jefe del Ejecutivo sabe cada cosa que sucede en su administración, (un aserto dicho con otras palabras por supuesto), uno tiene que preguntarse ¿cómo es que el ex presidente panista pudo ignorar los supuestos arreglos de su secretario de seguridad federal con una parte del narcotráfico?.
Algo como eso, lo tendría que haber sabido Calderón, salvo que Andrés Manuel haya exagerado o se haya equivocado sobre lo que un presidente indubitablemente conoce respecto al ejercicio burocrático bajo su encargo durante seis años.
Y aquí vale la pena detenerse en el discernimiento sobre si en verdad quien gobierna a un país puede estar al tanto de hasta el último detalle de lo que hagan o dejen de hacer sus colaboradores cercanos, (sin mencionar a nadie más) como parte de un aparato oficial en donde a hurtadillas diversos funcionarios podrían incurrir en conductas deshonestas que no le van a ir a contar a su jefe.
Aseverar pues que el Presidente lo sabe todo, pone al propio Andrés Manuel en la delicada posición de tener que aceptar su disimulo e incluso complicidad cuando llegara a darse cualquier inmoralidad por parte de los altos y medianos funcionarios de su administración.
Y ya no digamos en asuntos como lo del robo del libro, a cargo del embajador de México en Argentina, ocurrido a miles de kilómetros del territorio nacional.
Porque, si el Presidente tuviera que saber también eso, sencillamente tendría que poseer el don de la adivinación. Algo, a decir con franqueza, más que imposible.
De ahí que en cuestión de conocimiento de los hechos que ocurren en las administraciones oficiales, justo es mencionar que no todo lo que acontece lo puede conocer un presidente, por más que se crea o le hagan creer que es el hombre mejor informado en el país.
Y es que si las desobediencias y el indebido o fallido cumplimento de las ordenes, se tratan de ocultar habitualmente entre subalternos en todos los niveles de ejercicio público, con mayor razón los actos de torpeza o corrupción.
Por eso entonces, a Felipe Calderón habrá que concederle el beneficio de la duda, pensando que no necesariamente tuvo conocimiento de los arreglos que se le atribuyen a Genaro García Luna con el cártel del “Chapo” Guzmán.
Ese voto de confianza, lo justifica entre otros motivos, el hecho de que los testigos protegidos en territorio norteamericano, a fin de conseguir reducciones a sus condenas y algunos otros beneficios durante sus procesos judiciales, son capaces de mentir y enlodar cualquier reputación como lo han hecho varias veces.
Así que sin recurrir a juicios sumarios ni condenas morales desbocadas, lo que hace falta es demandar a nuestros vecinos que aporten elementos de prueba y no sólo dichos contra ex funcionarios o funcionarios que en ejercicios del pasado o el presente hayan estado o sigan metidos en negocios turbios con maleantes.
De ese modo tendremos a la vista los elementos de juicio que permitan saber a ciencia cierta hasta donde llegó y se mantiene en activo el poder corruptor de las mafias criminales, a cambio de libertad de acción para la comisión de sus ilícitos, lo cual requiere para ser combatido a cabalidad veracidad comprobable en las denuncias y no dicharachos de sabelotodo.