Escobar-manía
Freddy Sánchez jueves 20, Feb 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La antigua práctica, (en desuso y olvidada) sobre la manera de esconder el dinero y otros valores, debajo del colchón, quizás pronto sea reutilizada por los grupos criminales.
Eso dependerá de la profundización y el éxito de las indagatorias en materia de inteligencia financiera, en proceso de ejecución actualmente, a cargo de Santiago Nieto.
Por lo pronto, es de hacer notar que esta herramienta en la campaña contra la delincuencia, según lo que se puede presumir de lo aseverado oficialmente en recientes días, se convirtió en la principal arma para desarticular el gran poder económico de las mafias del delito.
Y por lo que se ha informado, los resultados iniciales alientan la convicción de que por este medio, a fin de cuentas, se podrá ponerle un freno contundente al poder expansivo y cuasi intocable de los hoy por hoy aparentemente “indestructibles” recursos de operación del crimen organizado, gracias justamente a su enorme poderío económico en constante crecimiento y a salvo de acciones confiscatorias de la autoridad.
Una ventaja que las organizaciones criminales estarían perdiendo, conforme la Unidad de Inteligencia logre concretar con paso firme cumplir su propósito de escudriñar por doquier donde pueda detectar dinero mal habido bajo en encubrimiento de depósitos e inversiones bancarias supuestamente legales.
El objetivo inicial de estas acciones tiene que ver con las bandas de secuestradores, y en ese aspecto, lo realizado en el rubro de las indagatorias financieras, a decir de las autoridades investigadoras, hizo posible descubrir cuentas bancarias de familiares de presuntos responsables del ilícito en cuestión, por lo que al proceder a su “congelamiento” se redujeron sensiblemente las posibilidades de financiamiento de las actividades delictivas de los sujetos a investigación.
Y eso justamente, es lo que se requiere en la lucha contra las grandes mafias de la delincuencia organizada, hasta lograr que al sentirse “descapitalizadas” se preocupen más por ocultar sus fortunas del delito que en seguir operando en la comisión de nuevas figuras delictivas, según sean o no las más rentables.
El camino pues, que los encargados institucionales de enfrentar la alta incidencia criminal y su sangriento saldo de los últimos tiempos, como todo lo indica, recurriendo a la inteligencia financiera con menos despligues de fuerza balística, es mejor que obstinarse en poner un alto a estos grupos recurriendo primordialmente a los enfrentamientos violentos.
Cabe mencionar, naturalmente, que en esta lucha contra el delito, mucho falta por hacer y demostrar de parte de los que tienen la encomienda de devolverle a este país, la seguridad secuestrada por el hampa.
Lo que se ha logrado, en cuanto a detectar y decomisar bienes de los criminales, está muy por debajo de lo que hace falta para que los grandes grupos delictivos, realmente se sientan bajo una acoso implacable e infalible de las autoridades de inteligencia financiera.
Y es que lo que verdaderamente se requiere es “poner el dedo en la llaga” de los potentados del crimen organizado, en especial los delincuentes de “cuello blanco” que se benefician de las actividades delictivas en México, logrando amasar grandes fortunas desde las confortables oficinas públicas o privadas donde se elucubran los planes de encubrimiento, disimulo, apoyo de jueces y ministerios públicos, además de un evidente contubernio con integrantes de los cuerpos policiacos, en lo que de tiempo atrás se constituyó como un complemento vital para la operación con altos índices de impunidad de los grandes capos de las delincuencia.
En ese tenor, huela señalar que si bien la nueva técnica oficial para combatir a las organizaciones criminales, es indiscutiblemente la apropiada, es preciso “robustecerla” con plena voluntad política de llegar hasta las más altas esferas en cuestión de complicidades delictivas, a fin de que los que por tantos años se han “carcajeado” de la justicia, comiencen a padecer una persecución cierta e inexorable, que los obligue a esconder su dinero bajo el cochón o de plano enterrarlo al estilo de lo que fue la Escobar.manía.