Payasas: transformadoras sociales
Opinión lunes 9, Mar 2020De la carpa a las letras
Arturo Arellano
De nueva cuenta vamos a postergar nuestra tercera y última entrega de “Se busca un tango”, y es que no quería dejar pasar la oportunidad se hacer eco en este espacio, sobre el movimiento feminista, que el día de ayer se hizo presente en diferentes puntos del país con una marcha para defender sus derechos igualitarios y además combatir la violencia de género, en fin, mi interés no es politizar la columna, ni crear polémica, sino sumar un poco a su valentía, que debemos reconocer no es nueva, siempre ha existido, en todas partes y por supuesto también en el circo.
Este 9 de marzo quiero hacer eco de esas mujeres que han dejado huella en la pista circense y sabedor de que son incontables, haré mención de solo algunas en su honor. Debo reconocer que es difícil encontrar archivos que documenten la historia del circo en el país, cuando más lo es, encontrar alguno que contenga la de las mujeres en este arte, aunque su presencia es innegable e imborrable.
Afortunadamente encontré un estudio realizado por Nohemí Espinosa Luna, artista y maestra de clown, quien rescata las historias, vidas y artes de mujeres payasas de todas las épocas, proponiendo una reflexión acerca del humor y el género. Haré un breve recuento de lo que plasma en su investigación, pero más bien, quiero invitarlos a que la lean completa en el portal web del Centro Nacional de las Artes, donde lo pueden encontrar como “Payasas. Mujeres en la historia del clown”.
Una frase me llamó la atención del texto: “Ellas tuvieron que lidiar con estereotipos que las desterraron a la ignominia”, en la que se refiere a las payasas que en la década de los sesentas rompieron los estereotipos y las limitantes para poder ataviarse en la piel multicolor de payasas, para plantarse en un escenario, que en muchas ocasiones estaba reservado para los hombres.
Luna refiere que “a partir de los años 60, en paralelo al movimiento que promovió́ la ampliación de los derechos de las mujeres, comenzó́ una ola de mujeres payaso en todo el mundo, que buscaban nuevas formas de comicidad, propias del humor femenino, alejándose poco a poco de los condicionamientos a los que tuvieron que ceñirse sus predecesoras: vestimentas masculinas, estructuras hechas para ser actuadas por hombres, comportamientos “adecuados” para su género o asumir roles consagrados por la sociedad, fueran decorosos o no”.
Y cita en su estudio nombres como el de Isabela Andreini, Mathurine, Amelia Butler, Miss Lou Lou, Liesl Karlstadt, Lulu Adams, Annie Fratellini (a quien ya dedicamos una columna anteriormente) Evetta Matthews, Yvette Spessardi, Nina Krasavina, Teresa Ricou “Tete”, Nola Rae, Julie Goell, Gardi Hutter (con quien tomé un taller), “Antoschka”, Lily Curcio, Angela de Castro, Sue Morrison, Hélene Gustin “Colette Gomette”, Andrea Christiansen “Pimpolina Clown” (a quien ya hemos entrevistado), Ana María Moctezuma “Tita”, Virginia Imaz, Caroline Dream (Con quien también tomé un taller), Iman Lizarazu, Pepa Plana, Marta Sánchez “Marta Carbayo, Cantaclown”, Anna Delirium, Merche Ochoa, Clara Cenoz, Darina Robles, Nubia Alfonso, Leticia Vetrano, Gabriela Muñoz y la misma Nohemí Espinoza, autora del texto que hoy les recomiendo, que habría que aclarar se refiere únicamente a las payasas, lo cual nos hace adquirir una deuda para posteriormente enlistar a las grandes acróbatas, malabaristas, domadoras y demás talentosas bajo la carpa.
En la lectura del mismo puede uno constatar la importancia de las mujeres en la sociedad desde cualquier trinchera ya sea la del periodismo, las artes, la ciencia, los deportes, la mujer siempre ha estado ahí, abriendo brechas y que alegría saber que ya no habrá nada, ni nadie que las detenga, porque la sociedad les debemos mucho. Gracias las mujeres circenses que tanta vida han llevado a las carpas.