El silencio estridente
¬ Edgar Gómez Flores martes 10, Mar 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Hemos vivido dos días en nuestro país que serán parteaguas en diversas aristas. La primera será en la relación que hombres y mujeres mantenemos, día a día, en México. Los hombres nos replantearemos nuestra masculinidad y seguramente las mujeres, su feminismo. El orgullo del ser lo que somos y cómo somos, será una bandera que empezará a ondear de aquí en adelante, tanto para las mujeres como para todos aquellos grupos sociales que han sido reprimidos o soslayados por la sociedad (las comunidades LGBTTTIQ+, los indígenas, los inmigrantes, etc.) La segunda será el posicionamiento del movimiento feminista en nuestro país. Su lucha va en crecimiento y, en contraste, su grito pasa por oídos sordos de autoridades municipales, de gobernadores, del Poder Judicial, de las policías en distintos niveles y también por el presidente de México.
La marcha multitudinaria de antier, en las calles de México (únicamente en la Ciudad de México se estima marcharon 100 mil mujeres) fue dejando huella de sangre derramada por mujeres de todas las edades. Escuché innumerables testimonios de mujeres y hombres que habían perdido a sus hijas a manos de algunos que consideraron tenían el derecho de arrebatarles la vida, mientras un sistema “misógino” desprotegió a las víctimas y a sus familiares.
Se escucharán voces, a favor o en contra, sobre esta nueva movilización, en las redes sociales, en las charlas de café o en las pláticas dominicales familiares. Sin embargo, la marcha del pasado domingo y el silencio generado por la ausencia de mujeres del día de ayer harán tal ruido que su eco perdurará por algunas generaciones. No importa que el presidente López Obrador quiera denostar el tema, no importa que quiera aplicar la misma aspirina a este problema que denota el problema estructural de las familias y la sociedad mexicana. El día de ayer, en la conferencia matutina, comentó que el feminicidio se reducirá combatiendo la pobreza y otorgando bienestar a las personas. Y que “la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia y del amor”. Reiteró que leyes más coercitivas no abonan en el modelo de país que él pretende: la República del Amor.
Pero las mujeres avanzan a paso galopante y pronto dejarán a AMLO muy atrás, gritando a lo lejos su letanía cristiana, la cual dista de ser un buen remedio para un gran problema. Creo que la sociedad mexicana se reconfigurará para cambiar su historia. En paralelo a la 4T, se gestará una verdadera transformación de hombres y mujeres, motivadas y motivados por mujeres que quisieron poner un hasta aquí en el logro de sus derechos y en poner su vida a salvo de hombres canallas y un estado omiso.
A partir de hoy, el eco del silencio se sentirá en nuestras acciones y en nuestras convicciones. La falta de mujeres, en la vida socio económica de nuestro país, nos ha dejado en un estado taciturno y pensativo. Por fin el mal llamado “sexo débil” tomo las riendas de su realidad y se plantó como protagonista de esta obra socio política que nos aqueja; mientras, en Palacio Nacional, la carpa sigue su camino.