Hasta natura, en contra
Armando Ríos Ruiz miércoles 18, Nov 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
No sólo la gente pensante. Hasta la naturaleza está en contra del Presidente. Debe ser por las desatinadas decisiones que ejerce todos los días, en aras de consolidar su proyecto de llevar a México al desastre lo más rápido posible. Tal vez antes de que despierten las hordas de creyentes aún adormecidas y devotas a su figura. Con la espada en ristre ante cualquier “fifí conservador”.
Suena hasta lógico que tenga prisa. Que le urja cristalizar lo que seguramente tiene acumulado en la cabeza desde siempre: desarticular la vida productiva de México, para empobrecer lo más posible a sus habitantes. Así será más fácil controlarlos a su antojo. Dejarlos sin nada hasta reducir todas sus capacidades de rebelarse. ¡Esa es la idea!
En dos años de desaciertos, ya conocemos su manera de reaccionar ante las vicisitudes que presenta la vida de los mexicanos y hasta la naturaleza, que apenas aprobado su plan de desaparición de los fideicomisos, incluido uno tan profundamente necesario como el Fonden, decidió dejar una lección inolvidable, descargando una furia incontenible en su estado natal, con precipitaciones pluviales de miedo, que dejan desolación y tristeza.
Lo anterior, porque el gobierno se empobreció a tal grado y para mala suerte antes de las elecciones intermedias, que hay que buscar dinero hasta debajo de las piedras para continuar la entrega de efectivo a quienes decidieron venderse por cantidades que suman demasiado para la compra de votos, pero que son limosnas para la supervivencia de quienes las reciben.
Pero éstos se han acogido a la dádiva, a tal nivel, que existen matrimonios que viven con eso. Es lo que se busca: que se reduzcan a grado tan deleznable, que ya no tengan necesidad de hacer absolutamente nada y que el gobierno provea la miseria bimestral. Es el modelo que se pretende, para invadir todo el territorio nacional con una nueva raza de parásitos y vividores.
En el sureste, son los mismos tabasqueños y chiapanecos quienes se han allegado ingenio para sobrevivir. El gobierno promete. Es lo que sabe hacer. Acaba de demostrar que quedó absolutamente rebasado ante el meteoro que arrasó buena parte de ese territorio, en donde el “prócer” vio la primera luz.
Esto es apenas una muestra de lo que es capaz la naturaleza. Vivimos en una zona altamente sísmica y de ahora en adelante, habrá necesidad de convertirnos en verdaderos creyentes, para suplicar a Dios que nos auxilie ante cualquier emergencia de grandes proporciones, provocada por algún terremoto.
El gobierno es incompetente. Con certeza, sus respuestas serán igualmente encontradas, sin ningún sentido, contradictorias, como las emitidas a causa de las inundaciones en Tabasco: que fue preferible inundar los lugares en donde residen los más pobres, para salvar las residencias de otros. ¿Por qué?
Quedó muy mal con la bandera principal de su gobierno: con los pobres que tanto cuida y razón indiscutible de su fingido proyecto. Ordenó cerrar la compuerta del rio Carrizal, de Villahermosa, para que la ciudad no se inundara. Para que el agua se sumara al rio Samaria y perjudicara mejor a comunidades pobladas por indígenas chontales. Los verdaderamente desheredados.
¿Qué decir a la gente de Nacajuca, de Jalpa, de Centla? ¿Qué no son merecedores de salvación, porque hay mejores que ellos? ¿Qué suban a las partes altas para sortear las crecientes que lo arrasan todo, como ya les dijo? ¿Porque su pobreza los disminuye ante sus ojos? ¿No era al revés?
No únicamente los políticos de antaño eran demoledores. También las lluvias. Deben ser neoliberales. Lo reconoció el mandatario, quien, a falta de una persona, culpó esta vez y como ya es costumbre, a la descarga celestial. Dijo que esta ocasión llovió más que en 2007 y 2010.
Ante la percepción de la prensa, de que se inundó otros pueblos para salvar al centro, contestó: “Hay muchos rumores, mucha desinformación, pero le digo a mis paisanos: tengan confianza. NUNCA LES VOY A MENTIR…”