Los niños y la delincuencia
Augusto Corro jueves 19, Nov 2020Punto por punto
Augusto Corro
Edgar (a) “El Ponchis” a la edad de 12 años ya estaba convertido en un sicario experimentado. Fue detenido en el aeropuerto de Morelos cuando intentaba huir hacia la frontera norte. En manos de las autoridades confesó su breve, pero activa vida en el mundo del crimen. Su caso, ocurrido en 2010, impactó a la opinión pública, pues era difícil entender que un menor de edad registrara en su carrera delincuencial el asesinato de cuatro personas a las que él mismo degollaba.
El caso de “El Ponchis” es una historia más de las que ocurren en México tras la fallida guerra del gobierno contra la delincuencia organizada. Ese enfrentamiento dejó resultados desastrosos en materia de seguridad pública. La violencia alcanzó a la sociedad, pues los grupos criminales se multiplicaron y empezaron a reclutar a niños, jóvenes, etc., para convertirlos en asesinos, que por su corta edad el código penal no es tan duro.
Los menores de edad no sólo empezaron a ser victimas de la violencia criminal, sino que también cayeron en las garras de las drogas de las que no se escapa con facilidad. Los niños bajo los efectos de algún enervante se convirtieron en delincuentes al agredir a sus familiares, sin respetar el parentesco. También debemos incluir los ataques a las niñas que son secuestradas, violadas y asesinadas.
Los casos recientes
En la Ciudad de México, no es nuevo, se conoció el asesinato del adolescente Alessandro, que viene a sumarse a las muertes violentas de menores de edad, en el primer cuadro de la capital. Casi con el mismo sistema de crueldad, Alessandro fue secuestrado, torturado y asesinado. Luego los captores metieron el cuerpo sin vida en una maleta y le ordenaron a otro joven que llevara el cadáver a un basurero.
En este asunto la policía logró detener a dos menores de edad, José Rodrigo y Darwin Azael, quienes trasladaban el cuerpo del secuestrado. Azael tiene cuentas pendientes con la justicia, pero goza de libertad total. Según se informó forma parte de la banda de narcomenudistas que operan en el centro de la Ciudad de México.
En fecha reciente, también en el primer cuadro capitalino, en una de las vecindades dos niños mazahuas fueron secuestrados, torturados y descuartizados. La doble tragedia ocurrió a unas cuantas cuadras de la Ciudad de México. Las víctimas Héctor y Alan, de 14 y 12 años, respectivamente, se dedicaban a vender dulces. Las autoridades señalaron a los narcomenudistas de la banda “La Anti Unión Tepito”.
El sábado en la noche, un adolescente de 13 años, y un niño de siete, fueron asesinados por otro menor de 14 años, tras una noche de fiesta. El hecho ocurrió en la calle Oriente 176, donde se llevó a cabo la reunión familiar. Los parientes empezaron a discutir. Alcoholizado, el agresor apuñaló a sus primos d 13, 10 y 7 años. También atacó a su tía que intentaba ayudar y defender a los menores lesionados,
En un marco de violencia
Es dramática la situación que viven los niños en algunas zonas de México que se encuentran en manos de la delincuencia organizada. En la capital mexicana, los problemas se multiplican porque las autoridades no se preocupan en implementar programas de rescate de la población infantil que es fácil presa de la delincuencia. En esta ciudad los niños prestan sus servicios al hampa, obligados por la pobreza o las amenazas de los “narcos”.
En otros lugares, los niños son reclutados por los grupos delictivos para que les sirvan de espías (halcones) al principio y luego los adiestran para que realicen acciones criminales. Por supuesto que los menores no son víctimas nada más de los delincuentes, pues son innumerables los casos en que sus problemas empiezan en el seno de la familia, donde presencian la conducta machista del padre de familia, que después aplican en su vida cotidiana.
Las autoridades deben dedicar una mayor atención a la niñez para evitar que caigan en las redes de la delincuencia. Nunca será tarde para empezar a ayudar a ese importante núcleo de la población mexicana. ¿Usted qué opina amable lector?