Los enemigos de Encinas
Ramón Zurita Sahagún miércoles 30, Mar 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Alejandro Encinas está dispuesto a mostrar a propios y extraños que no es un candidato perdedor y que puede, en un nuevo intento, convertirse en gobernador del estado de México.
Para ello, el perredista deberá luchar en contra de dos enemigos que le salen al paso a la alianza concertada entre su partido y el PAN, además de mostrar que reúne los requisitos necesarios para ser candidato.
Con una carrera alternada entre el Distrito Federal y el Estado de México, donde ha tenido que mostrar una y otra vez que es residente de uno y otro sitio, Encinas enfrenta también la voluntad de algunos grupos que lo consideran como una imposición.
El perredista trae imagen negativa en cuanto a resultados electorales se refiere, luego de caer en varios intentos de respaldo ciudadano en el pasado sin conseguir ningún triunfo en las urnas.
Alejandro comparte carrera similar a la de Jesús Ortega Martínez, solamente que el “Chucho” mayor traía el síndrome del perdedor en cuantas contiendas internas participaba y Encinas Rodríguez lo resentía en los procesos electorales constitucionales.
Es cierto que Ortega Martínez tuvo que esperara hasta la resolución del Tribunal Electoral para mostrar que había terminado su sequía de triunfos en los procesos internos, pero Encinas sería capaz de aceptarlo también, si es que el resultado electoral no lo beneficia.
Ortega Martínez terminó con su sequía a costa del propio Encinas Rodríguez, quien la sigue padeciendo, sin importar si son internos o constitucionales los procesos electorales en los que participa.
Alejandro consiguió cuatro cargos de elección popular, aunque los cuatro han sido por la vía plurinominal o por dedazo y no por un abundante respaldo ciudadano otorgado en las urnas.
Fue diputado federal por vez primera en la LIII legislatura y llegó por la vía de la suplencia, ya que el diputado propietario fue Demetrio Vallejo fallecido al inicio de la legislatura.
Repitió en la LVI legislatura del Congreso de la Unión y en la LXI, llegando en ambas ocasiones por lista de circunscripción, consiguiendo además en esta última ser electo coordinador de su bancada en San Lázaro.
Sin embargo, en el inter de sus diputaciones, Encinas Rodríguez logró ser candidato al gobierno mexiquense en 1993, donde muy lejano del ganador Emilio Chuayffet Chemor y hasta del segundo lugar el panista Luis Felipe Bravo Mena.
Más tarde, en el año dos mil, Alejandro intentó ser delegado en Álvaro Obregón, siendo vencido en las urnas por el panista Eduardo Zuno Chavira, quien más tarde terminó en la cárcel, por asuntos ajenos a la delegación.
Sin embargo, esa derrota sirvió a Encinas Rodríguez de acicate, ya que le permitió sumarse al grupo de Andrés Manuel López Obrador, donde pasó de subsecretario a secretario y a jefe de Gobierno sustituto, todo en el mismo sexenio.
Cayó para arriba el ex militante del PSUM, ya que de ser derrotado en las urnas en la disputa por una jefatura delegacional, terminó convertido en jefe de Gobierno de la principal ciudad del país.
Y esa alianza de Encinas con AMLO quedó de manifiesto y hasta se consolidó durante los actos poselectorales del perredismo lópezobradorista con la toma de Reforma y otras acciones desarrolladas en los meses subsecuentes a la elección presidencial del 2006.
Así se manifestó dos años más tarde cuando con todo el respaldo del llamado presidente legítimo, Encinas pretendió la presidencia nacional del PRD, aunque un veredicto de los tribunales electorales le concedió el triunfo a su acérrimo adversario, el “Chucho” mayor, Jesús Ortega Martínez.
Sin embargo, el respaldo del lópezobradorismo quedó patente cuando un año más tarde, fue electo coordinador de la bancada del sol azteca en la Cámara de Diputados.
Otra vez AMLO y sus huestes se manifestaron a favor de su aliado, al proponerlo como el candidato perredista al gobierno mexiquense, eso sí haciéndolo abjurar de cualquier intento de alianza con el PAN, sin importar el veredicto de la poca clientela electoral que acudió a respaldar la alianza entre derecha e izquierda en torno a una candidatura común en la entidad mexiquense.
Ahora, Encinas enfrenta el rechazo de algunos de los otros aspirantes a la candidatura de su partido, los que consideran que igual que sucedió hace seis años, el diputado federal resultaría una ruin imposición centralizada, en caso de ser nominado el abanderado de las fuerzas del sol azteca.
BRAVO MENA, CANDIDATO
Finalmente el PAN decidió que su candidato al gobierno mexiquense sea Luis Felipe Bravo Mena, el ex embajador de México en El Vaticano, lo que ratifica la imposición de su candidatura desde las altas esferas del partido.
Luis Felipe se encontraba retrasado en las encuestas, superado por su contendiente interno Ulises Ramírez, aunque su nominación era inminente desde el momento mismo en que dejó la secretaría particular del Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Claro que para hacer la designación parte del juego democrático, tanto Ulises Ramírez como José Luis Durán desistieron de su participación, dejando el camino libre para el panista que también compitió con Encinas en la contienda de 1993.
LOS RESPALDOS DE JOEL ORTEGA
La suerte política de Joel Ortega se encuentra en manos de sus nuevos aliados dentro del gobierno federal, desde donde parten los apoyos que le hacen soñar con ser candidato perredista al gobierno del Distrito Federal.
Con negro historial en su paso por la Secretaría de Seguridad Pública, el también ex delegado en Gustavo A. Madero confía en las promesas de su aliado de Constituyentes que le prometió la ayuda que sea necesaria para competir tanto en la interna de su partido como en la constitucional por el cargo que actualmente detenta Marcelo Ebrard.
Sin embargo, su sucesor en la SSP le guarda un voluminoso expediente para cuando decida asomar la cabeza.