Reos electorales
Freddy Sánchez martes 16, Feb 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“En qué cabeza cabe”…
O mejor dicho: a qué oscuros intereses podría servir la aplicación en todo el territorio nacional de una legislación que faculte a los internos carcelarios a votar, como ya lo aprobó el congreso local chiapaneco.
Y es que por más que uno le de vueltas al asunto, cuesta trabajo creer que sólo se trata de un acto humanitario o algo por el estilo al otorgar a los presos un derecho que perdieron al quedar sujetos a proceso penal.
Desde un punto de vista, podría ser justificable que a los internos como parte de la población en general, se les reintegre su capacidad electoral, ya que los ejercicios de cualquier gobierno igual pueden favorecer o perjudicar su estancia en los reclusorios.
Y como la sanción penal que los priva del derecho a la libertad física, no se modifica en lo más mínimo al dejarlos que voten en una elección, cabe suponer que este ejercicio de ninguna manera alteraría su condición de apartados de la sociedad por su mal comportamiento.
En fin pues, los que apoyan la idea, (avalada en el estado de Chiapas con una legislación al respecto), seguramente tendrán diversos argumentos a favor de que esto se apruebe en toda la República Mexicana para que cada interno de las prisiones en el país, si así lo quisieran puedan volver a ejercer su derecho al voto.
Ahora valdría la pena que se diera a conocer una serie de acciones a tomar, a efecto de evitar posibles daños e inconvenientes al facilitar a los reos que participen como actores electorales en futuras elecciones.
Porque, sabedores de lo que sucede al interior de los penales en el país, en donde casi todo es objeto de comercio, se antoja virtualmente imposible evitar que se suscite la manipulación electoral de los presidiarios.
En ese aspecto, es de mencionar que los integrantes de cualquier partido político que tuvieran conexiones con funcionarios en alguna cárcel, estarían en la posibilidad de inducir a los alcaides y custodios de una prisión para que éstos a su vez indujeran a los presos a votar por uno u otro grupo político en contienda electoral.
Cosa que sería exactamente igual a esas transacciones en las que los reos pueden acceder a ciertas comodidades, protección, consumos de alimentos a su gusto e incluso el disfrute de vinos y licores, drogas y hasta la prostitución de hombres o mujeres.
Por eso entonces, a los internos que se les ofreciera cierta clase de beneficios, posiblemente no objetarían dar a cambio un voto para sus benefactores, sin importar de quiénes se trate.
Y si los partidos políticos pueden llegar a tener una opción de manipular electoralmente a los sujetos a proceso en una cárcel, con mayor razón los grupos delictivos de la delincuencia organizada que cuentan con internos bajo sus órdenes en todas las prisiones del país.
En ese tenor, habría que imaginarse la oportunidad que tendrían los delincuentes para acercarse a los candidatos de elección popular para poner a su disposición los votos de los presos en aquellas cárceles donde su influencia les permita orientar el sufragio de los internos, según fuera lo pactado con políticos con lo que tuvieran tratos externos. Y no sólo con el candidato de un partido, sino de varios a la vez, porque gane el que gane los mafiosos le podrían decir que los votos que surgieron de la cárcel sujeta a negociación apoyaron su elección como fue convenido.
Y a ver quién se pone a investigar si eso es cierto o es mentira.
Dicho con mayor crudeza: dejar que los internos de las cárceles voten los convierte en “carne de cañón” de codicias electorales y manipulaciones de las mafias criminales.
O sea que además de tener una calidad de internos carcelarios los sujetos a prisión preventiva y sentenciados en las prisiones del país, podrían adquirir la nueva condición de reos electorales.