Si yo fuera Presidente de México decretaba “todos al teatro una vez por semana”: Morris Gilbert
* Especiales, Espectáculos martes 12, Abr 2011- Tenemos algo que se llama espíritu, y eso es algo que se le olvidó al gobierno desde hace muchos años, en las escuelas no hay educación artística de ninguna especie, todo es tecnología y cosas materiales, hemos creado una sociedad de robots desalmados, y de ahí lo que pasa allá afuera, hay una concordancia directa entre el horror que vivimos como sociedad y la no asistencia al teatro por parte del público en México
Gloria Carpio
El 95 por ciento de los mexicanos nunca ha visto una obra de teatro y sólo con el resto como audiencia somos una potencia en ese rubro.
La crisis económica que ha afectado a naciones como España y Argentina, aún no asoma sus síntomas en México, donde los teatros siguen operando con cierta normalidad.
México es un país atípico y nadie se explica el fenómeno en materia de diversión, en razón de que, por una parte, el 95 por ciento de la población confiesa que nunca ha entrado a un teatro y sólo el diez por ciento disfruta como debe ser de un montaje teatral.
Sin embargo, en México, orgullosamente tenemos la empresa más grande de habla hispana en lo que a producción teatral se refiere, donde trabaja un promedio de 175 actores de primera línea y casi un millar de artistas que se encargan de la producción.
El director teatral de esta empresa Ocesa Teatro, Morris Gilbert, acepta que se trata de un fenómeno, pues España y Argentina, con una larga tradición teatral y donde el 50 por ciento de su población concurre al teatro, tuvo por un tiempo sus teatros cerrados por crisis económica más no por cultura.
México, en contraste, en específico Ocesa Teatro cuenta con doce puestas en escena, todas exitosas: La línea del coro (Centro Cultural Telmex Teatro 1),Casi un pueblo (se estrena mañana 13 de abril en el Teatro Virginia Fábregas), Mentiras (Teatro México del Centro Teatral Manolo Fábregas), Defendiendo al cavernícola (Teatro Renacimiento del Centro Teatral Manolo Fábregas), TOC TOC (Teatro Fernando Soler del Centro Teatral Manolo Fábregas), Un dios salvaje (Teatro Banamex Santa Fe), Descubriendo a Cri Cri (Teatro Banamex Santa Fe), ¡A vivir! (Teatro Banamex Santa Fe), Los monólogos de la vagina (Teatro del Hotel NH Mexico City), El pelón en sus tiempos de cólera (Teatro del Hotel NH México City) , Por el placer de volverte a ver (Teatro del Hotel NH Mexico City) y Confesiones de mujeres de 30 (Teatro Jorge Negrete). Querido lector, por unos segundos analice, reflexione lo que significa mantener una docena de producciones teatrales de primera calidad a un bajo costo y luchando contra la escasa y vergonzante cultura que hay de la población hacia todas las bellas artes (sin excepción) como lo es el teatro.
Diario Imagen tuvo la oportunidad de charlar con un genio escénico, ¡sí!, Morris Gilbert, quien como es costumbre, sin importar desvelos, no comer a sus horas, y agotado tras largas jornadas laborales que tiene todos los días, muy sonriente y amable, como lo es con todos los medios, atendió a Diario Imagen justamente cuando Orgasmos, la comedia, celebraba 2 mil 202 representaciones y que hoy le “presta” su foro a Casi un pueblo; eso sí cabe hacer la aclaración que Orgasmos, la comedia no baja el telón ya que regresará al mismo foro Virginia Fábregas, una vez a la semana.
Cuando estuve presente en la celebración de las 2 mil 202 representaciones de Orgasmos, la comedia, se me elevó la frecuencia cardiaca ya que sólo los que amamos al teatro valoramos este gran logro.
Morris Gilbert es como el rey Midas del arte escénico, imagínense: 12 años ininterrumpidos en cartelera de Los monólogos de la vagina y 10 años igualmente de Defendiendo al cavernícola, así como más de 3 mil representaciones, entre otros grandes, gloriosos e inigualables éxitos.
En efecto, no existe empresa en el mundo que tenga obras con esa cantidad de años en cartelera y aquí su permanencia continúa, respondiendo a la taquilla, pues mientras este factor hable en términos aritméticos, las obras se aferran.
Ocesa Teatro tiene planes a largo plazo, el año próximo podremos ver el montaje de Mary Poppins y el de La Bella y la Bestia (la primera puesta de Ocesa Teatro en el desaparecido y anhelado teatro Orfeón) con una producción diferente, concebida para llevarla de gira al interior de la República, Centro y Sudamérica.
Aparte, algo que económicamente hace más complicado entender el fenómeno teatral de los mexicanos, es el subsidio que se hace de los montajes, a través de una batería de patrocinadores.
En México las obras teatrales no cobran lo que deberían, porque entonces nadie concurriría por no poderlo pagar (de acuerdo al salario mínimo, aunque hay quienes rinden su sueldo en bares, cantinas, drogas, ¿quién entiende?). Las obras más subsidiadas son los grandes musicales que (por otro lado) son producciones costosas, que si se cobraran a realmente lo que valen, el público no lo podría pagar, en razón de los bajos ingresos y los pésimos sueldos.
Y en México prácticamente están de moda los musicales, que utilizan tanta gente, como miembros hay en el escenario y el productor general de Ocesa Teatro, Morris Gilbert, considera que en estos casos ocurre un milagro cotidiano.
Y es que montar una obra teatral es, por definición, siempre arriesgar dinero, ya que por más que haya títulos que son de por sí un éxito asegurado, todas implican un riesgo.
Un secreto de Ocesa Teatro es no tomar todo dentro del ámbito de la competitividad, porque no todo en la vida es un concurso de Miss Universo. Esta premisa no se aplica para Ocesa, porque trabaja en equipo para que unos a otros se complemente y ello ha permitido la existencia de la gran cartelera teatral a pesar de una condición económica difícil de la gente.
En otros países hacer teatro en este momento es una misión imposible y aquí ha sido posible gracias al trabajo de los técnicos, de la producción, de la publicidad, de la prensa, de la mercadotecnia, ámbitos todos que arropan las producciones.
Ese 95 por ciento de mexicanos que nunca ha disfrutado del teatro, carece de valores y tiene menosprecio a la cultura y por ende a los valores del espíritu.
El Estado debe hacer algo por resolver este problema y decretar que en las escuelas haya educación artística para no seguir creando generaciones de robots desalmados. Sin embargo, querido lector de Diario Imagen, disfrute de una exquisita charla con un genio teatral llamado Morris Gilbert.
—¿Cómo te sientes Morris con las 2 mil 202 representaciones que se celebraron de Orgasmos, la comedia?
-Inmensamente feliz porque la situación económica del país es dificilísima y por lo tanto hacer teatro en México se ha tornado en una misión casi imposible, nos cuesta mucho trabajo sobrevivir a estas temporadas tan largas que sólo se logran en base al trabajo, al sudor; no son producto de la casualidad tenemos un gran equipo de técnicos, de producción, de publicidad, de prensa, de mercadotecnia, en fin, miles de esfuerzos. Con producciones como las nuestras, como Los monólogos de la vagina que rebasa los diez años; Orgasmos la comedia que regresará a teatro con casi seis años en cartelera; Defendiendo al cavernícola va para diez años y llega un momento en el que uno artísticamente se necesita renovar. Puedo asegurar que no hay una empresa en el mundo que tenga cuatro obras con esa cantidad de años en cartelera, es un caso inédito, producto de una empresa muy especial y ahora necesitamos renovarnos. La idea de poner Los monólogos a la vagina, así como próximamente Orgasmos, la comedia, ambas sólo una vez a la semana, es una renovación total de la producción.
—¿En todos los años de Ocesa Teatro, cuál ha sido tu obra favorita?
—Es una pregunta muy difícil porque cada obra es una familia, es toda una experiencia, la respuesta natural sería que no se puede discriminar, cada obra es una familia, lo que vives, lo que percibes de cada una es muy diferente a lo que sientes como persona, entonces te puedo decir que mi obra favorita es la que estoy haciendo actualmente, así me lo preguntes después de diez años, mi obra predilecta siempre será la que esté preparando en ese momento porque el teatro es efímero.
—¿Ya tienes más ojo clínico para decir: “esta obra sí se monta”?
—Las obras siempre las montamos por corazonada y esperamos en Dios que le guste al público como te gusta a ti, realmente nunca se sabe.
—Van a traer Mary Poppins, una bella historia y todo un reto musical.
—Sí, para el año que entra y también viene La Bella y la Bestia, con una producción diferente para llevarla de gira al interior del país y en Centroamérica, si todo sale bien así lo vamos a montar, hará una corta temporada en el D.F.
—¿Cómo es el corazón de Morris Gilbert cuando se levanta el telón y cuando se baja?
—Mi vida es el teatro, si el telón no está arriba no estoy bien, por eso tengo tantas obras y cuando no hay función de algo me entra como una adicción, gracias a Dios tengo función ahora de domingo a domingo, soy un adicto al teatro y gracias a Dios mi adicción es al teatro, no a otras sustancias peligrosas.
—¿Cuántos actores tiene Ocesa teatro?
—Son 175 actores en este momento, considerando a los que alternan y a los que ensayan para nuevos proyectos porque siempre estamos preparando obras, eso quiere decir que no sólo cuento a los que están en cartelera sino también a los actores que están ensayando nuestros próximos estrenos.
—En otras partes del mundo el boleto es carísimo para poder tener acceso a disfrutar y enriquecernos con una obra de gran calidad como las que aquí presenta Ocesa Teatro, sin embargo, Morris Gilbert y todo su equipo montan una puesta en escena de igual o superior calidad a un costo mucho más bajo ¿cómo le hacen en Ocesa para que ocurra este ¡milagro!?
—Te voy a contestar con toda la honestidad del mundo. Nosotros subsidiamos el precio del boleto porque hacemos esto por amor y por la necesidad de expresarnos artísticamente, además, sabemos que si cobramos lo que tendríamos que cobrar, no vendría nadie porque no lo podrían pagar. Tenemos la gran fortuna de contar con la confianza de los patrocinadores, sobre todo para los grandes musicales, que son producciones costosísimas, que si le cobráramos a la gente lo que realmente vale, el público no lo podría pagar, desafortunadamente en México los ingresos son bajísimos, los sueldos son pésimos y nosotros tenemos que ponernos al alcance del bolsillo de nuestro público.
—¿Qué diferencia hay entre un niño que crece viendo teatro y otro al que no lo llevan?
—Mi respuesta es con estadísticas que me compartieron hace poco, en México el 95 por ciento de la población, en su vida ha entrado a un teatro, y ve la sociedad que tenemos allá afuera, de cero valor a la vida humana y menosprecio a la cultura, a los valores, al espíritu; si yo fuera presidente de este país diría por decreto, “primero que nada todos al teatro una vez por semana”, porque es donde sientes, donde vibras, donde recuerdas que eres un ser humano y no una máquina de hacer dinero o de trabajar, tenemos algo que se llama espíritu, y eso es algo que se le olvidó al gobierno desde hace muchos años, en las escuelas no hay educación artística de ninguna especie, todo es tecnología y cosas materiales, hemos creado una sociedad de robots desalmados, y de ahí lo que pasa allá afuera, hay una concordancia directa entre el horror que vivimos como sociedad y la no asistencia al teatro por parte del público en México. Nosotros tenemos diferentes espectáculos y la gente asiste, pero con todo eso, nuestro público es el cinco por ciento de la población del país y al 95 restante no llegamos, es más, nunca han entrado a un teatro.
—¿Cómo luchar contra toda esta falta de cultura que parte desde el seno familiar?
—Lo que nosotros hacemos a lo largo del año, muchas veces los medios no se enteran, es una gran cantidad de promociones en escuelas, en empresas, en sindicatos, tenemos un ejército de gente que a eso se dedica, que recorre y peina la ciudad mañana, tarde y noche, en persona, por teléfono, por internet, invitando a todo el mundo a que venga al teatro, bajando el costo del boletaje, haciendo precios especiales para grupos, buscando cómo atraerlos, somos unos eternos seductores.
—¿Ya hay más apertura en el teatro, me refiero a títulos que ilógicamente llegaron a espantar como Los monólogos de la vagina, Orgasmos, la comedia, etcétera?
—No hay censura desde hace muchos años, es una de las grandes ventajas de la democracia, nadie intenta juzgarnos en lo más mínimo, hay libertad de expresión absoluta y total, hay que reconocerlo tal cual es; de todas formas hay unos atavismos en la sociedad que yo me doy cuenta, en La línea del coro por ejemplo, cuando hace Paul su monólogo sobre la homosexualidad, yo veo a gente que se para y se sale, con unas caras de mochos verdaderamente retrógradas y digo “¿cómo es posible que haya personas tan oscurantistas en pleno siglo XXI?”, y no es una cuestión de censura, porque nadie nos impide que digamos nada, pero sí hay, todas estas iglesias nuevas que han surgido con gente ultraortodoxa y extremista en términos religiosos, a mí me asustan espantosamente y me parece un retroceso a nivel social, pero así es, el fundamentalismo, el único que está bien soy yo, el único que tiene razón soy yo, y cualquiera que ose pensar diferente merece la muerte, ¡qué horror!
—Gracias Morris por esta entrevista que ya se quedó tatuada en mi carrera, todo un aprendizaje.
—Gracias a ustedes, a Diario Imagen, por promover el teatro que es sinónimo de cultura. Gracias por esta entrevista que me encantó, muy inteligente, finalizó Morris, cuyas últimas palabras son un gran trofeo en mi andar periodístico.