Desgaste en el poder
Alberto Vieyra G. jueves 1, Abr 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El poder desgasta, sobre todo cuando los politicastros ya como gobernantes dan sobradas muestras de su ineptitud, no son capaces de protagonizar acciones de gobierno que merezcan el respeto ciudadano y porque la sociología política así es, a rajatabla. Hay gobernantes que llegan al poder legitimados de origen con votaciones por arriba del 50%, como fue el caso de Andrés Manuel López Obrador, pero ya en el poder, por no poder se los “chupa la bruja” y se van a la lona. Lo mismo ocurrió con Vicente Fox, aunque éste, con una votación inferior.
“No nos confundan, no somos lo mismo”, es la cantaleta de AMLO. Efectivamente, no son lo mismo, son algo peor y es que AMLO y su séquito gobiernan con los pies. Como ningún otro gobernante, AMLO ha llevado a México al desastre de desastres en materia económica, de inseguridad, de salud, pero sobre todo como un gobernante populista que llegó para dividir y enfrentar a los mexicanos, como ningún otro gobernante lo había hecho. Para ello, utiliza todo el poder del Estado para linchar a sus críticos y enemigos que inventa todos los días en las mañaneras. Por cierto, cada mañanera nos cuesta a usted y a mí, diariamente, un promedio de 130 millones de pesos a los mexicanos, es decir el costo por segundo televisado en el horario de la mañanera, es de 13 mil pesos.
Ese clima de ponzoña presidencial que se vive en las mañaneras ha ahuyentado a inversionistas nacionales y extranjeros propiciando una escandalosa fuga de capitales de 18 mil millones de dólares en el último año. Todo eso y más ha desgastado peligrosamente a AMLO y a su prepotente partido Morena, cuyos politicastros creen que llegaron al poder para quedarse.
En los últimos meses sonados fueron los escándalos detonados por el portal LatinUS, a cargo de sus colaboradores Carlos Loret de Mola y Víctor Trujillo, quienes se dieron el lujo de pisar los callos y “juanetes” más gordos de Palacio Nacional, exhibiendo al hermano del presidente Pío López Obrador recibiendo dineros del gobierno de Chiapas y a su prima Felipa Guadalupe Obrador Olán, con millonarios contratos de Pemex que serían confirmados por el mismísimo director de la paraestatal, un señor agrónomo llamado Octavio Romero Oropeza.
Esas denuncias de LatinUS enardecieron a AMLO quien ordenaría a la Secretaría de Hacienda una investigación, y a raíz de que el ex candidato presidencial del PRI, Roberto Madrazo Pintado fue entrevistado en Radio Fórmula por Ciro Gómez Leyva, el gobierno de AMLO pegó “el grito en el cielo” hablando de un poderoso grupo político detrás de dicho portal en el que figuran la ex diputada Patricia Olamendi, Federico Madrazo Rojas, hijo de Roberto y otros más bajo el patrocinio del gobierno de Silvano Aureoles, de Michoacán.
¿Y cuál es el pecado, entonces? En política se vale de todo. Todos los gobiernos de los estados pagan publicidad a los medios de comunicación y no se diga la Presidencia de la República, que tan solo al periódico La Jornada que dirige su comadre Carmen Lira, por órdenes de AMLO recibió más de 450 millones de pesos en el último año, claro para hablar bien del compadre. Televisa y TV Azteca andarían en el orden de 7 mil millones de pesos anuales, por cada televisora para que hablen bien de la “gallina de los huevos de oro”.
La cuestión es que cuando al Presidente le pisan algún callo, éste echa a andar inmediatamente a su ejército de dizque periodistas a sueldo para linchar a quien ordene el patrón de Palacio.
No pocos de esos cobardes tuiteros salieron con que los políticos que están detrás de la plataforma de LatinUS que dirige Miguel Alonso Olamendi, no pagan impuestos y que se trata de una nueva conjura contra el señor de Palacio que por cierto, ilusamente cree que llegó para eternizarse, olvidando que el poder desgasta, como desgasto al PRIAN, pero que en el caso de López Obrador muy pronto hartó a los mexicanos por tanta metida de pata, por tantas mentiras, pero sobre todo por su populismo que lo exhibe como un gobierno del diablo con más de 28 mil mentiras.