Otro candidato asesinado
Augusto Corro lunes 17, May 2021Punto por punto
Augusto Corro
Incontenible la violencia política en esta temporada electoral. Suman 32 los candidatos asesinados. No parece que las autoridades tengan alguna estrategia para detener las agresiones. El jueves, Abel Murrieta Gutiérrez, aspirante a la alcaldía de Cajeme, Sonora, fue ultimado a balazos, en plena calle, mientras repartía volantes.
Murrieta Gutiérrez, candidato de Movimiento Ciudadano, tenía una amplia experiencia como funcionario público. Durante ocho años fue titular de la Procuraduría General de Justicia de Sonora. Cabe señalar que al menos tres aspirantes a alcaldes fueron asesinados en un escenario de acciones en la que participan políticos y delincuencia organizada.
Los atentados contra políticos se registraron en innumerables sitios, principalmente en aquellos donde es importante la presencia de grupos criminales relacionados con el narcotráfico. Sonora se convirtió en los últimos años en una entidad insegura, donde la delincuencia actúa a sus anchas. Por ejemplo, en Cajeme se registraron 133 homicidios en lo que va del año.
Las autoridades investigan la muerte de Murrieta Gutiérrez, de quien se sabe que rechazaba el servicio de guardias que cuidarán de su seguridad. Por supuesto que necesitaba ser protegido, pero no aceptó la vigilancia personal. Últimamente se desempeñaba como abogado de la familia Le Barón.
Como se sabe, la citada familia fue objeto de un atentado en el que perdieron la vida tres mujeres y seis niños. De esa masacre, a la fecha solo se encuentran cuatro personas en la cárcel. La relación entre Le Barón y Murrieta Gutiérrez es una de las líneas de investigación. Cabe señalar que Sonora es ahora un campo de lucha de los cárteles de la droga.
Las pugnas obedecen al interés de la delincuencia organizada de controlar las rutas del narcotráfico y de la migración clandestina. En esa guerra participan los diferentes grupos de la delincuencia organizada. A lo anterior debe agregarse la lucha por los yacimientos de litio. En fin, Sonora seguirá en la lista de las entidades más violentas de México.
Jalisco también se encuentra en una situación difícil. El proceso electoral también registró ejecuciones, privaciones de la libertad, desapariciones y amenazas a los candidatos de diferentes organizaciones políticas. Sobresalen las acciones criminales de los narcotraficantes que tienen en Jalisco su teatro del crimen.
Aún está en la mente de los jaliscienses el secuestro y asesinado de tres hermanos: José Alberto, Ana Karen y Luis Angel González Moreno, hecho ocurrido en Tlaquepaque. También se encuentra el atentado en el que perdió la vida el exgobernador Aristóteles Sandoval, en Puerto Vallarta. En Jalisco y en otros estados la población exige el regreso de la paz y la seguridad, ahora muy lejanas.
El próximo 6 de junio se efectuará la votación para elegir a presidentes municipales. Mil 926 alcaldías estarán en disputa. Claro, que la delincuencia organizada buscará apoyar a sus incondicionales y amedrentará y atentará contra sus enemigos, que se nieguen a participar en acciones criminales.
En Veracruz, la violencia electoral se recrudeció. El Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas Vieja Escuela fueron señalados como bandas de la delincuencia organizada que financian a candidatos a cambio de obtener la dirección de policía o de obras. Después, si los políticos aliados con los narcos eluden sus compromisos, quedan expuestos a las venganzas y a los ajustes de cuentas.
En México desde hace varios sexenios se vive una espiral de violencia. La inseguridad invadió el territorio nacional con toda clase de hechos criminales. Miles de personas fueron asesinadas o desaparecieron en una guerra inútil de los gobiernos contra la delincuencia organizada. Los delincuentes no solo siguieron en el narcotráfico, sino que se volvieron extorsionadores, secuestradores y asesinos.
En fin, nos encontramos ante un futuro incierto, en un país donde las estrategias contra la delincuencia no funcionaron. Los resultados saltan a la vista. Ahí están los elevados índices de criminalidad e inseguridad. ¿Usted qué opina amable lector?