“Verdugos de bolsillo”
Freddy Sánchez martes 10, Ago 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué diferencia…
Una pregunta ambigua que se prestó a mil interpretaciones sobre la consulta para el enjuiciamiento de los ex presidentes.
La cual fue propuesta y acordada por el pleno de ministros de La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Y la aseveración clara y sin eufemismos ni retórica con ánimos de confundir, que en relación a un tema igualmente relevante, hizo el ministro Arturo Zaldívar.
“Los tiempos que corren son de polarización y todos buscan apropiarse de la independencia judicial”.
Así de claro o todavía más.
Eso que dijo pues, el presidente de la SCJN, podría explicar la causa de la pregunta sobre el juicio a los ex presidentes, la cual pudo ser redactada explícitamente y sin ambages para que no hubiera confusión ni confundidos.
Pero, es evidente, que si tal cosa no se hizo fue porque la SCJN si vio acosada por una presión externa que en apariencia la obligó a preguntar lo que resulta ocioso preguntarle a la gente respecto a si debe o no aplicarse la ley, (contra los ex presidentes o cualquier persona), siendo que la presunción sobre la comisión de un delito, así lo exige y no hace falta preguntarle a nadie si la ley debe o no aplicarse en estos casos.
Así las cosas, la Suprema Corte cambió la pregunta que se le había pedido que hiciera posiblemente para evitar roces con el gobierno en el poder, aceptando formular la pregunta, pero omitiendo un cuestionamiento directo e inequívoco en relación al enjuiciamiento de los ex presidentes, lo que resultaría aberrante por lo reiteradamente dicho: la aplicación de la ley no se consulta.
El caso es que lo antes dicho podría ser el mejor ejemplo de lo que el propio presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar aseguró en cuanto al afán de apropiarse de la independencia judicial, por parte de todos, según puntualizó.
Y eso, naturalmente, incluye al poder presidencial en turno, su gobierno, el partido en el poder, la oposición en su conjunto (los resabios que de esta quedan según algunos), nuevos grupos sociales en pleno activismo político, grandes hombres de negocios, facciones de distinta naturaleza y, obviamente, las mafias de la delincuencia organizada.
Algo sin duda terrible para el buen manejo de la administración de la justicia en el país, puesto que si de por si existen suposiciones y especulaciones que aluden a las supuestas influencias que perturban e incluso llegan a “torcer” la correcta interpretación de las normas legales para no aplicarlas con imparcialidad, a causa de la corrupción entre ciertos jueces y magistrados, el eventual apoderamiento de la independencia judicial en forma total, sería una absoluta catástrofe en el ámbito de la justicia.
Sea cual fuere el grupo de poder, legalmente constituido o ilegal que pudiera apropiarse de la impartición de la justicia, evidentemente, los asuntos a resolver en controversias políticas y económicas donde intervinieran intereses a favor del país o de grupos vulnerables, lo que imperaría lógicamente sería la defensa de aquello que manden proteger los “dueños y señores” de las resoluciones judiciales.
Y como es de suponerse, la impartición de la justicia en el país estaría sujeta al monopolio del poder de los individuos convertidos en “jueces de horca y cuchillo” dedicados exclusivamente a “vencer en juicio” a sus oponentes y solapar a sus subordinados o socios en negocios privados y acciones irregulares distintas que pudieran significarles jugosos dividendos económicos.
O sea, que si hoy tenemos un aparato de justicia con deficiencias, de darse lo que advierte el presidente de la Suprema Corte, el ministro Arturo Zaldívar, con el apoderamiento de la independencia judicial, el patrimonio y bienestar colectivo estaría a merced de hampones de “cuello blanco” o mafias criminales, prestas sin piedad a echar mano de sus “verdugos de bolsillo”.