Besos y nalgadas
Freddy Sánchez martes 31, Ago 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un doble reto le espera a Morena en la legislatura que está en curso y en la que una “guerra” de intereses políticos tendrá lugar en los siguientes meses.
La oposición del PRI, PAN y PRD a mucho de lo que intente promover en materia legislativa el partido en el gobierno, será naturalmente, el gran escollo a salvar, pero no el único si consideramos que sus aliados de ninguna manera darán “su brazo a torcer”, en todo momento sin alguna clase de resistencia y esperando obtener algún beneficio propio.
Qué instituto político le será más obsecuente a los morenistas: PT o el Partido Verde. Certezas al respecto no las hay, puesto que mucho dependerá de lo que se “ponga en juego” en cuanto se plantee la aprobación de una iniciativa de ley proveniente del Palacio Nacional.
En ese sentido, podría suponerse que las cosas no tendrían porqué tornarse distintas a la pasada legislatura en la que las reformas legislativas, incluso en asuntos complicados para desaparecer algunos organismos autónomos, se cumplió a cabalidad con la “sugerencia” presidencial de no cambiarle “ni un punto ni una coma” a los textos que les llegaron de fuera a los señores de Morena.
Pero, esta vez la cuestión cambió radicalmente en virtud a la actual composición de la Cámara de Diputados, en la que los integrantes del grupo opositor gozan de un poder suficiente para anular toda intención reformista de la constitución por parte del gobierno en turno y particularmente en aquello que tenga que ver con modificar o desaparecer instancias que la oposición a Morena considera “intocables”.
Así que no sólo habrá que negociar y hacerle los cambios pertinentes a los proyectos de reforma constitucional (pretendiendo lograr un consenso entre los diputados de Morena y el frente opositor para darle viabilidad aprobatoria a cuanto se proponga desde la presidencia), sino que de plano hay que desechar la pretensión de que todo podrá pasar sin cambios y como lo haya pedido Andrés Manuel.
Es de imaginarse que en distintos temas los operadores morenistas tendrán los medios propicios para disuadir resistencias obsesivas e incluso obtener la simpatía de algunos de los opositores que necesita para impulsar su agenda legislativa, aunque eso no les será del todo fácil, porque muchos diputados de la oposición tendrían que dejarse subyugar o intimidar para ir con Morena a pesar de que el grupo que representan se declare contrario a la aprobación de alguna reforma constitucional.
En ese contexto pues, lo único seguro por ahora es que a Morena se le ha pintado un panorama legislativo absolutamente diferente al que tuvo en la pasada legislatura en la Cámara baja.
Porque sus opositores adquirieron nuevo poder de decisión y es de esperar que como frente opositor simple y llanamente cierre filas y no permitan un tránsito libre a las acciones legislativas que el gobierno del presidente tenga la intención de realizar en lo relativo a modificaciones constitucionales.
Una postura permisiva de los diputados opositores a Morena para que este instituto legisle como mejor le parezca podría considerarse como una traición a los electores que decidieron restarle poder en la Cámara de Diputados al partido gobernante.
Más que obvio es entonces que para Morena no será “miel sobre hojuelas” su relación con la oposición e incluso tampoco con los legisladores del PT y el Partido Verde.
De modo que los encargados de manejar a los morenistas y sus aliados en la Cámara de Diputados van a tener que ingeniárselas para lograr mantener bajo control a los militantes de su propio instituto y a los integrantes de los grupos parlamentarios con lo que tienen una alianza condicionada.
Y para que esto sea posible habrá que echar mano de algo así como lo que sería en la procuración de una crianza infantil a veces tolerante y otras veces estricta de una combinación metódica de besos y nalgadas.