Gobierno ausente
Freddy Sánchez martes 21, Sep 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué podría pasar si saliera a la luz pública el caso de un abusivo golpeador dedicado a torturar a una familia durante cinco meses, sin que autoridades enteradas de los hechos hicieran lo suficiente para detener y castigar el abuso.
Una cosa seguro: se estaría exigiendo una investigación para proceder a deslindar responsabilidades y aplicar la ley al presunto abusador y a los funcionarios que, por negligencia o complicidad, lo dejaron actuar impunemente.
Bueno pues, algo así supuestamente se ha suscitado en una pequeña población del país, llamada Tepalcatepec, en el estado de Michoacán, en donde sus pobladores no hace mucho tiempo pasaron varias horas intimidados bajo el horror de las ametralladoras que disparaban los integrantes de un grupo delictivo, en apariencia del Cártel Jalisco Nueva Generación, y elementos de la Guardia Nacional.
Y a pesar del largo tiempo transcurrido los integrantes de la fuerza pública, intentando resistir la superioridad numérica y de armamento por parte de sus adversarios, no recibieron el apoyo de refuerzos, según llegó a trascender como parte de los relatos sobre estos hechos. Y algo más que se dijo fue que los habitantes de Tepalcatepec han vivido los últimos cinco meses bajo el dominio criminal del cártel mencionado anteriormente. Además, que esta situación es insoportable y dado que las autoridades federales no han sido capaces de restablecer el orden que les permita vivir en paz (en vez de estar bajo el acoso abusivo de sus “verdugos” de la delincuencia organizada), lo que piden es algo inusual.
Que el gobierno federal los apoye por lo menos para conseguir un pacto de no agresión hacia ellos por parte de los criminales. O sea que de tener que ocurrir algo así podría darse una especie “patente de corso” a grupos dedicados a delinquir siempre que asuman una conducta criminal menos abusiva contra sus víctimas. Igual, pues, que al golpeador abusivo se le dejara seguir martirizando a una familia, pero usando métodos menos reprobables, si es que algunos utilizados para someter por la fuerza a alguien se les pudiera dar esa eufemística clasificación.
El caso es que de ser la situación como lo dijeron los habitantes de Tepalcatepec, suponiendo que entre ellos no existan personas delicadas a la comisión de delitos, que en realidad estén disputándose el territorio con el Cártel Jalisco Nueva Generación (como parece ocurrir en varios lugares del país), resulta por demás decepcionante que la lucha contra el crimen organizado se tuviera que resolver haciendo pactos con delincuentes para que abusen, pero no tanto de sus víctimas.
Y si lo que ha estado sucediendo en ese pequeño terruño del país, es distinto a como lo han querido platicar algunos de los habitantes que dijeron sentirse abandonados a su suerte y sometidos a la tortura y el abuso de presuntos mafiosos, justo será que las autoridades competentes expongan con todo detalle qué estado de cosas está imperando en el lugar mencionado de Michoacán, así como en otros parajes de la provincia mexicana donde continuamente se suscitan agresiones a balazos entre supuestos integrantes de grupos delictivos o a veces de alguno de éstos contra elementos policiacos.
Cuál es la realidad entonces, en torno a la lucha sexenal contra el crimen organizado, porque a decir verdad lo que muchos esperaron que cambiaría radicalmente con nuevos métodos para anular la presencia de organizaciones criminales en México, con el cambio de gobierno, no se ve ni se siente, sino tristemente lo contrario y por eso resulta indispensable que se ponga en claro lo de Tepalcatepec y el supuesto deseo de sus pobladores de que el gobierno negocie con criminales un pacto de no agresión contra ellos.
Cuando que el poder público está obligado a hacer prevalecer el estado de Derecho y la aplicación de la justicia para restablecer la seguridad en el país, dejando en claro que antes que nada y por encima de todo está el imperio de la ley. Es por ello menester, que se deje constancia de un poder público vigoroso y contundente contra el crimen organizado y no de una autoridad aparentemente sumisa de lo que pudiera asemejarse a un gobierno ausente.