Un caso juzgado
Adriana Moreno Cordero viernes 29, Oct 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Reabrir el caso Colosio y de su asesino Mario Aburto Martínez? ¿Quién mueve la cuna de ese crimen de Estado y de la narcopolítica? ¿Quién sería él o los interesados en reabrir el caso juzgado de Aburto Martínez, sentenciado a 45 años de cárcel? ¿Estamos ante otro morboso elemento político para distraer al pueblo de México de los temas nacionales que se agravan y que AMLO no ha podido resolver, como la galopante criminalidad con cien mil muertos en lo que va de tan aberrante sexenio? ¿Por qué la CNDH en plena era de su chatarrización y degradación en la confianza del pueblo de México está tan interesada en que se reabra el caso Aburto y se indemnice con millonarias sumas a los familiares del supuesto matón?
Todo México sabe que el colosidio fue un crimen de Estado y de la narcopolítica que en su momento todos los caminos conducían a la Presidencia de la República. Todo mundo sabe que la tarde del 23 de marzo de 1994, en Lomas Taurinas, Tijuana, un individuo que se identificaría como un caballero águila burló la seguridad del candidato presidencial del PRI, integrada por 150 elementos que cuidaban al ungido priista y de dos tiros lo mató.
¿Es realmente Mario Aburto Martínez el matón de Lomas Taurinas del que hoy la CNDH hace encendida defensa de sus derechos humanos y en qué cárcel está? Bien a bien nadie sabe porque mire usted, Aburto ha recorrido prácticamente todas las cárceles de alta y baja seguridad en la República Mexicana.
El sábado 17 de junio de 1995, el periódico El Universal publicó en primera plana un estudio científico en el que se demostraba que, en Lomas Taurinas, Tijuana, la llamada “ratonera”, fueron llevados 3 Aburtos idénticos, uno de los cuales disparó contra Colosio en la nuca y un segundo balazo en el vientre. Este átomo de la comunicación tuvo en Lomas Taurinas y en la PGR de Tijuana a dos metros de distancia en 3 o 4 ocasiones a un Aburto bañado de sangre vistiendo una playera en color negro, conducido por un oficial del Estado Mayor Presidencial de apellido Monterrubio que lo condujo de Lomas Taurinas a la delegación de la PGR en Tijuana. Se dijo que por la noche el Aburto bañado en sangre fue asesinado en la playa de Rosarito y el Aburto que apareció con el uniforme reglamentario en el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez era un aburto más guapetón.
El caso es que estamos ante un poderoso elemento distractivo y morboso de la sociedad mexicana. ¿A qué Aburto defiende la señora Rosario Piedra y por órdenes de quién, será acaso por órdenes de Palacio Nacional? ¿Puede reabrirse este caso juzgado del supuesto Aburto?
No, mire usted un asunto ya juzgado con una pena de 45 años de prisión no puede ser reabierto; legalmente no es posible, a menos que el Presidente de la República esté interesado en otorgarle el indulto o que el preso se acoja a algún programa de amnistía. Ahora que si de lo que se trata es de reabrir el caso Colosio para hacer ruido con Carlos Salinas, el francés José Córdova Montoya y hasta con un sobrino de un ex cardenal de Chile y de un supuesto grupo de poderosos empresarios que estaban inconformes con la candidatura presidencial de Luis Donaldo Colosio y uno de ellos le habría reclamado con palabras altisonantes a Córdova Montoya diciéndole: “Mira Pepe tú nos metiste en este pedo o lo arreglas o lo arreglamos nosotros” de este misterioso episodio que habría sucedido en la casa de un fufurufo en las Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México, y de ese episodio daría cuenta el semanario Proceso en 1995. Así que… averígüelo Vargas y a ver en qué para este nuevo episodio distractivo en el que la CNDH y alguien muy poderoso desde las grandes catacumbas del poder, está moviendo la cuna.