Un México aldeano
Alberto Vieyra G. jueves 4, Nov 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Durante la expo de Sevilla de 1992, en el llamado pabellón de la ecología se mostraban al mundo dos ejemplos de la asquerosa contaminación sobre México que avergonzaron a este átomo de la comunicación:
En el primer caso, se mostraba a un individuo que emergía de las profundidades de un río de lodo y basura y que sin duda era el Río de los Remedios o el Bordo de Xochiaca en la capital del país. Era una escena repugnante.
El segundo caso, se exhibía a un automóvil en el que viajaban jóvenes borrachos que tiraban latas de cerveza y frituras a lo largo de la carretera. Uno de esos envases cerveceros provocaría más tarde un accidente automovilístico. Sin duda, otro ejemplo de contaminación digna de reflexión.
Me sigue avergonzando ese México inconsciente que a toda hora contamina carreteras, parques, calles, ríos, convirtiendo los mares en gigantescos basureros de plástico, principalmente en donde las especies marinas comen plásticos. Ese es el pescado que ahora comemos.
Llevo casi 20 años haciendo labores comunitarias anónimas en donde quiera que veo basura. Los principales contaminantes que me encuentro son llantas viejas que contaminan hasta 400 años, envases plásticos de refresco, agua, cerveza, etcétera que contaminan más de 100 años, cochinones pañales desechables que contaminan hasta por una década, toneladas de colillas de cigarrillos que contaminan por año y medio y provocan inundaciones cada temporada de lluvias y sin faltar todo género de envolturas de alimentos chatarra. No hay conciencia ecológica de los mexicanos. Estamos matando al planeta tierra, lo envenenamos día con día y por desgracia, en el mundo hay más de mil 200 millones de automotores, muchos de ellos auténticas chatarras rodantes que contaminan todos los días.
Con todo esto me pregunto: ¿Por qué el Presidente de México es tan ajeno a la catástrofe ecológica que viene?
Con AMLO, México se ha convertido en una nación aldeana. El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se marea viajando en avión largas distancias, prefiere descansar en su rancho que tiene un nombre de la cachetada. Se le ve muy cansado y pareciera que le cuesta trabajo hablar de las políticas públicas de nuestra nación dentro y fuera de México. La patria mexicana ha dejado de ser de las naciones protagónicas en el plano internacional para convertirse en una nación alejada del mundo moderno y todo porque su presidente no mira hacia el futuro, sino al pasado.
Más de 100 naciones que concurren a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 (COP26) en Glasgow, Escocia, firmaron un acuerdo para detener la deforestación en los principales pulmones de la tierra como la selva amazónica y parar el deterioro de la madre tierra. Pero, para sorpresa de propios y extraños, México no suscribió dicho acuerdo, aunque después de una andanada en redes sociales y medios de comunicación electrónicos contra el aldeano régimen de AMLO, se dijo que México sí se adhirió al acuerdo, mientras AMLO arremetía contra el evento diciendo que “ya basta de hipocresías y de modas”. El Presidente de una nación aldeana queriendo tapar el sol con un dedo y haciéndonos creer que no pasa nada cuando el futuro apocalíptico lo tenemos ya encima.
Pero, ¿cuál es la razón por la que AMLO o algunos de sus gatones secretarios de Estado como la titular de Ecología, María Luisa Albores, se quedaron a velar a sus muertos, antes que acudir a la cumbre del cambio climático en Escocia?
La principal razón es que a México le llueve sobre mojado porque siendo una de las 10 naciones más cochinonas del planeta, el gobierno de AMLO se empeña en seguir contaminando con la generación de energía eléctrica a base de combustóleo y carbón, dos de las fuentes más contaminadoras de gases de efecto invernadero. Ojalá que AMLO salga algún día por lo menos a Xochimilco.