Proteger a Banxico
Freddy Sánchez jueves 2, Dic 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Acaso no es una cuestión de seguridad nacional e interés público cuidar el manejo escrupuloso del Banco de México “para el bien de todos”.
Esa pregunta ni se pregunta, podría decirse sin temor a equivocarse.
Así que cualquiera que sea la persona al relevo en la dirección de Banxico, su deber fundamental será proteger la autonomía e independencia de la institución, a efecto de que las acciones que deban emprenderse se ajusten a lo indispensable y claramente determinado en la constitución para evitar intromisiones con fines distintos.
De modo que si la encargada será una dama como lo propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador, es positivo haberla escuchado afirmar que no sólo cuidará de la autonomía del banco, sino que no dejará que se toquen las reservas internacionales.
Y más allá de creerle o no creerle, resulta de fundamental importancia que quienes integran la Junta de Gobierno de Banco de México, como lo han hecho desde que asumieron el cargo, en ningún caso aprueben medidas que sean contrarias al principal propósito de la institución en aras de evitar que se suscite en México un desajuste económico y financiero por malas decisiones en el banco.
Porque justamente el espíritu del decreto presidencial que ha sido objeto de rechazo por diversos actores políticos y sociales pensando en el riesgo de que el poder ejecutivo goce de libertades absolutas para hacer cuanto le plazca, invocando el interés público y la seguridad nacional en torno a obras y servicios que le interese llevar adelante, debe dar cabida a la defensa más firme e indeclinable con respecto a Banxico.
La razón es que en el pasado los gobiernos en turno en distintos tiempos, no tuvieron mesura ni prudencia al haber dictado instrucciones al banco desde el mando presidencial conforme a intereses del presidente y los resultados no fueron nada satisfactorios.
El descuido y continua manipulación en los asuntos de Banxico en función de lo que se mandaba hacer desde la presidencia (dándose prácticas que alteraron la buena marcha económica nacional), disparándose a cada rato la inflación con sus consecuentes y obligados aumentos salariales en una carrera que le hizo mucho daño al bienestar familiar sólo pudieron frenarse con la protección de la autonomía del banco, un estricto control de la inflación y un manejo cuidadoso de las reservas.
Esa clase de medidas que están sustentadas en disposiciones constitucionales actualmente, impidiendo la conducción del banco por parte de una sola persona y sus voluntarismos, trátese de quien se trate y sobre todo si fuera alguien externo a la institución.
El particular, obviamente, el Presidente de la República.
Porque, justamente, lo que la constitución impide es una abrupta injerencia presidencial o de cualquier otro tipo que quisiera alterar las decisiones que el banco está en la obligación de tomar para mantener una sana marcha en los asuntos de la economía nacional.
El senador Ricardo Monreal se refirió a ello abogando por una indispensable responsabilidad económica y financiera que justo es mencionar corresponde asumir a la junta de gobierno de Banxico.
Para evitar pues que cualquier intención distinta (amparada en el decreto presidencial impugnado al Presidente o alguna otra maniobra legaloide) pueda cambiar el curso de las determinaciones del Banco de México, es preciso que quienes podrían hacerlo con reformas constitucionales se muestren firmen ignorando la más mínima modificación legal que contravenga los principios fundamentales que hoy rigen el funcionamiento de Banxico.
Sea quien sea, la o el que esté a cargo de la dirección de esta institución, lo que no debe cambiar por ningún motivo es la normatividad constitucional largamente defendida por diversos actores políticos y legislativos a efecto de impedir desviaciones graves que pongan en riesgo la estabilidad económica en el país. Y eso sólo puede hacerse con la indeclinable voluntad de proteger a Banxico.