El hermano incómodo
Francisco Reynoso miércoles 27, Abr 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Los desplazados de sus casas y tierras y echados de sus comunidades, sólo en Zacatecas, suman decenas de miles. No se sabe exactamente cuántas familias son ni a cuántos municipios pertenecen.
Y es que ni el gobierno de David Monreal, ni la 4T de López Obrador han levantado un censo.
“Son pocas”, dijo López a ojo de buen cubero, en una de sus mañaneras.
Y como el Presidente minimizó el problema, el gobernador, quien hace todo lo posible por parecérsele; imita sus movimientos, sus gestos, sus palabras, sus bravuconadas y hasta sus graciosadas, también desestimó la situación de los desplazados.
La mejor prueba de que la Cuarta Transformación y los gobiernos de Zacatecas y de Jerez están ajenos a la realidad de los desplazados son las reglas que les impusieron para apoyarlos en el regreso a sus casas y tierras.
Brigadas de soldados y de la Guardia Nacional escoltaron a las familias que volvieron a la comunidad Palmas Altas, Jerez.
Y como el alcalde Humberto Salazar, un médico de pueblo que jamás se había metido en política hasta que lo sonsacó su compadre Ricardo Monreal, los deja hacer y deshacer, advirtieron a las familias que no salgan de sus casas si no es para algo muy muy urgente.
“Para que hijos de la chingada nos regresan si quieren obligarnos a estar encerrados. Volvimos porque necesitamos trabajar la tierra para tragar”, alega don Goyo, vecino de la comunidad que perdió, porque la delincuencia arrasó con todo, los muebles de su casa, dos vacas y un tractor.
Inducida, la violencia en Zacatecas
Así andan las cosas en Zacatecas: de la jodida.
El gobernador David Monreal parece ajeno al proyecto nacional de su hermano Ricardo. Parece no importarle ser el gobernador peor evaluado en el país y tener al estado en primer lugar en peligrosidad e inseguridad.
¿Cómo podrá decir Ricardo Monreal, llegado el momento de la contienda por la candidatura en Morena, que puede gobernar al país y resolver sus grandes problemas si no es capaz de evitar que su hermano, el más querido, su obra política, hunda a Zacatecas en el caos, en el desastre económico, político y social?
Cuando la inseguridad en Zacatecas alcanzó niveles macabros hubo una versión que se atribuyó a altos mandos del Ejército.
La orden de “calentar” al estado salió de Palacio Nacional. El objetivo era precisamente exhibir la falta de recursos y talento político de los Monreal. De Ricardo, más específicamente.
Eran días en los que el senador y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado se le empezó a cruzar en el camino de la sucesión presidencial a Claudia Sheinbaum.
Los zacatecanos aceptaron entonces que tuvo razón el diputado federal del PRD, Miguel Torres Rosales, cuando le pidió al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, decirle al presidente López que no culpara al pueblo de lo que hacía el ex gobernador Ricardo Monreal.
En una de las comparecencias que tuvo Ramírez de la O, el legislador pronosticó que Zacatecas pagaría muy cara la rebeldía y los desafíos que hacía Ricardo Monreal al presidente López.
Miguel Torres no se equivocó. López Obrador no ha querido ayudar a Zacatecas para resolver sus problemas más urgentes, como la insolvencia económica para pagar la nómina de los maestros estatales. El monto no es escandaloso: 2 mil millones de pesos al año. Pero López lo mantiene vivo para tener en un puño a los Monreal, a Ricardo, el rebelde, y a David, el gobernador sumiso y muy poco talentoso.
Y de ese poco amor que le tiene López Obrador a Zacatecas, la gente es la pagana. Y no sólo los maestros estatales de la Sección 58 del SNTE, que cobran una quincena sí y la otra no; no sólo los jubilados que tienen suspendido el pago de sus pensiones; no sólo la universidad que está al borde del colapso; no sólo los 58 municipios que sufren cada quincena para pagar sus nómina. Pagan el desamor de López Obrador las familias desplazadas de sus comunidades por la violencia de la delincuencia organizada.
Vuelvan a sus casas, son las órdenes que reciben del Ejército y la Guardia Nacional. Las escoltarán y las protegerán en ese regreso. Pero la condición es permanecer presos en sus hogares. Porque si salen a la calles y se topan con los sicarios que los expulsaron, será bajo su responsabilidad.
El gobierno de Zacatecas y la 4T no los pueden cuidar todo el tiempo por el resto de la vida.