Cambios sobre Guardia Nacional
Freddy Sánchez martes 26, Jul 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un Ejército al cuidado del pueblo es tranquilizador.
Un Ejército que cuida los intereses de un gobierno es algo perturbador.
Bajo esas dos perspectivas diametralmente opuestas parece que tiende a girar la discusión pública sobre la conveniencia o no de que la Secretaría de la Defensa Nacional asuma el mando de la Guardia Nacional.
La segunda gran reforma legislativa constitucional que podría ser enviada al Congreso de la Unión para que se analice y se decida su aprobación o rechazo.
Y en ese tenor, como ha sucedió a lo largo de la presente administración, los integrantes de la 4T cierran filas en torno a la propuesta de reforma que tendrá que remitir el presidente López Obrador para que sea recibida y discutida por los legisladores.
En tanto eso sucede, los grupos políticos claramente opuestos han dejado notar su firme convicción de mantenerse inamovibles, respecto a lo que piensan y están dispuestos a hacer en torno al propósito presidencial de que la Defensa Nacional controle a la Guardia Nacional.
Los que respaldan plenamente lo que el Presidente propone tendrán que afrontar el rechazo de los legisladores de la oposición, que sabedores de su capacidad de decisión en cuestiones de reformas legislativas han anticipado por medio de distintas voces que esa reforma legislativa no pasará.
Lo mismo que sucedió con la iniciativa del jefe del Ejecutivo en materia eléctrica simple y llanamente descartada por un bloque opositor en San Lázaro que se hizo responsable de lo que supuestamente habrían querido decir los electores que en la Cámara baja le dieron poder a la oposición para no aprobar reformas constitucionales que provocan profundas diferencias entre los electores. En ese sentido, cabe mencionar que recientemente se habló en algunos medios de comunicación de una encuesta que dejó más que claro el parecer de la mayoría que no quiere que el Ejercito asuma el mando policiaco en el país de manera definitiva y unilateral.
Es de muchos sabido que la Guardia Nacional está comandada por militares y un alto número de sus integrantes provienen del ejército, a pesar de ello, en el ánimo de un importante número de habitantes del país, no hay consenso ni aceptación para que la policía se militarice.
O al menos esa es la idea que podría dar motivo a los rechazos para que la Secretaría de la Defensa tome el mando de la Guardia Nacional.
En la encuesta mencionada, el 38 por ciento de los encuestados manifestaron estar de acuerdo con lo que propone el Presidente sobre el tema en cuestión, pero 52 por ciento muestran su desacuerdo.
Una de las opiniones sobre el resultado de la consulta enfocó su percepción al hacer notar que los apoyadores de lo que pide el jefe del Ejecutivo, obviamente, forman parte de los beneficiarios de sus programas sociales, que sin más ni más sencillamente obedecen a los afanes presidenciales de cambiar cuanto a sus intereses políticos personales convenga. Y en tal contexto, podría decirse que la contraparte que muestra su desacuerdo supuestamente constituiría esa porción social que suele estar en contra de cuanto el presidente quiere que se haga.
Los opositores radicales a los deseos presidenciales en el ámbito legislativo constitucional aparentemente actúan bajo el resquemor de que las decisiones que se toman en Palacio Nacional tienen la finalidad de concentrar más poder en el ejecutivo que para algunos no escucha nada ni a nadie tratándose de críticas a sus determinaciones.
Así las cosas, si la guardia ya se militarizó y su control por parte de Sedena sólo sería una formalidad legal sin dobles propósitos, independientemente de los que dudan que la lucha contra el crimen vaya a ser más eficaz lo que inquieta a los renuentes de darle cada vez más poder a los militares es que en determinado momento omitan su obligación de proteger al pueblo por cuidar al gobierno. Y de ahí que algunos vean venir: cambios aterradores.