Programas sociales
Freddy Sánchez jueves 28, Jul 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si en los buenos tiempos del PRI sus líderes seccionales se daban el lujo de garantizar más de 20 millones de votos para una elección presidencial, actualmente Andrés Manuel podría decir más que eso.
El motivo es evidente: Los apoyos institucionales en vigor con pleno respaldo constitucional. Porque, obviamente, la política pública de ofrecer a los necesitados distintas cantidades en efectivo cada mes en aras de mejorar su situación económica personal, innegablemente se convirtió en un factor de apoyo popular al gobierno en turno.
Algunos podrán catalogar al presidente López Obrador como un populista que instituyó programas sociales con la deliberada intención de convertir a los beneficiarios en votantes cautivos a favor de Morena, lo que podrá tener mucho de cierto, pero eso no les importa a los 27 millones de afiliados a la agenda institucional destinada a favorecer a quienes por sus actuales condiciones de vida, se consideran afortunados al recibir lo que reciben del sector oficial.
Desde los y las personas de la tercera edad, jóvenes con becas, campesinos y demás incorporados en los programas sociales del régimen, es un hecho comprobado su absoluto respaldo a todo cuanto dice y hace el Presidente.
En las elecciones intermedias, posiblemente por distintas razones, no llegaron a las urnas a refrendar su respaldo a Morena y sus representantes populares todos y cada uno de los que están incluidos en programas sociales, pero los que si presentaron sumaron una cantidad cercana a veinte millones.
Es de mencionar, naturalmente que en contraparte hubo una gran participación de electores insatisfechos con el gobierno morenista y por lo mismo este partido no logró obtener la capacidad legislativa constitucional en la Cámara de Diputados, además de que perdió la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México y otras ciudades importantes en el país.
Un panorama electoral que dejó en claro que el gobierno federal goza de la aceptación incondicional de los que forman parte de sus programas sociales, salvo en aquellos casos de los que reciben lo que les da el régimen en turno, pero no apoyan a sus representantes populares, a causa de acciones institucionales que han significado para ellos haber perdido más de lo que les dio a ganar la 4T con sus apoyos sociales.
Así las cosas, los dos últimos años del gobierno de Andrés Manuel difícilmente cambiarán la actitud de los que por tener a su disposición una mensualidad fija otorgada por el régimen, lo más probable es que mantengan su respaldo a Morena y sus candidatos en las elecciones de 2024.
Con esta predicción a su favor, el partido gobernante para asegurar su continuación en el mando presidencial otros seis años, simple y llanamente, deberá evitar que siga creciendo el número de los electores que no ven con buenos ojos las decisiones institucionales en distintos aspectos, particularmente tratándose de aquello que representó en su contra diversos perjuicios económicos y de salud.
Por lo que a la inseguridad se refiere, es lógico que ese elemento no dejará de influir en la voluntad popular para mantener o no la confianza en Morena durante un periodo sexenal más. Aunque, es de suponerse que el influjo de los apoyos oficiales a favor de millones de habitantes en México, ayudará a suavizar las molestias ciudadanas, siempre y cuando se haga sentir al menos una ligera mejoría en la lucha contra el crimen organizado.
En ese aspecto, cabe mencionar que más allá del buen o mal resultado que se haga sentir con las grandes obras de esta administración como el Tren Maya, El Aeropuerto de Santa Lucía y Dos bocas, el saldo final en materia de seguridad, la lucha contra la corrupción y los manejos en la economía con su respectivo efecto en la bolsa de las familias, darán lugar a que se incremente o disminuya la aprobación o el rechazo para el gobierno federal y la posibilidad de seis años más en la presidencia para Monera.
Otro punto a considerar en ese aspecto tiene que ver con que el bloque opositor se mantenga unido y logre presentar a un candidato presidencial en común que le dé la pelea al partido gobernante y su extraordinario poder electoral derivado de los programas sociales.