Achaques presidenciales
Freddy Sánchez martes 4, Oct 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Los problemas de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador: ¿factor de riesgo para la estabilidad de México?
La respuesta posiblemente dependerá de quién sea al que se le pregunte.
Lo cierto es que en cuestiones de salud, evidentemente, quien asume un cargo de alta responsabilidad expone al grupo que representa a ponerse en una situación comprometida si por algún motivo intempestivamente una mal físico lo inhabilita.
Pero, no hay que exagerar en el caso de AMLO.
Sobre todo, porque la mayoría sabía que su salud no era perfecta al tener conocimiento del infarto que padeció antes de llegar a la Presidencia, con el antecedente a su favor de que muchos que han padecido de este problema cardiaco lograron recuperarse para seguir viviendo largo tiempo sin futuros trastornos graves que los hayan incapacitado para el desempeño de sus tareas profesionales.
Por lo demás, la edad de Andrés Manuel como la de otras personas con ese tiempo de vida, (68 años), resulta fuera de toda lógica suponer que no sufrirán de algún mal de salud porque como dijera el dicho: “Todo por servir se acaba”.
Y eso obliga a reconocer que las personas de la tercera edad por más que hayan tenido un cuidado excelente de su salud, necesariamente llevarán sobre sus hombros alguna afectación o varias, conforme haya transcurrido su vida y las secuelas de su estrés ante los aconteceres cotidianos que en asuntos de la política no serán una “melodía de paz y tranquilidad” todo el tiempo, sino al revés.
Que el presidente pues esté enfermo y lo reconozca es mejor que lo oculte y niegue, y por lo mismo, habida cuenta de que su mandato está en curso faltando dos años para su término legal de vigencia, sencillamente hay que confiar en que cumplirá hasta el último día de gestión con la lucidez y la salud necesarias para no ameritar un retiro urgente de su tarea presidencial.
Lo que en su caso la ley prevé estipulando las condiciones en que podría darse un relevo en la presidencia ante la ausencia del jefe del Ejecutivo por enfermedad o muerte.
Pero, caramba hombre no hay que pecar de exagerados.
Cuántos ex presidentes no tuvo México con problemas de salud, pocas veces o nunca conocidos; seguramente más de uno.
Por tal motivo, lo de la salud de Andrés Manuel no tiene por qué alterar el estado emocional en el círculo político nacional pensando en una fatalidad que no ha ocurrido ni tiene porque anticiparse la más remota posibilidad de que pudiera ocurrir con una repentina inhabilitación por problemas de salud del presidente.
Además de todo, habría que ver entre los colaboradores del jefe del Ejecutivo “quién es el valiente”, que se atreve a sugerirle que renuncie en caso de no encontrarse en condiciones saludables que garanticen la terminación de su mandato gozando de plenas facultades físicas y mentales.
Y precisamente, esto segundo es lo que a cualquier encargado en asuntos de gobierno y representación popular se les debería recomendar para estar ciertos de que su lucidez es impecable a la hora de exponer sus ideas o intentar llevarlas a la práctica.
Un chequeo psicológico periódico es aconsejable para legisladores y funcionarios públicos en las altas esferas del poder. Una cuestión que lógicamente ameritaría un sustento legal para obligar a quienes estén al frente de una encomienda de carácter institucional y político o social a proceder a verificar su buen estado de salud mental antes, durante y al término de sus gestiones.
Cuidar que todo el que tenga mando alguno lo asuma con “la cabeza en orden”, es algo tanto o más importante que estar atentos a la salud de un presidente, sin que eso signifique ignorar los achaques presidenciales.