Las renuncias
Freddy Sánchez martes 11, Oct 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué diferencias hay entre las renuncias al gobierno de Andrés Manuel y las habidas en anteriores regímenes a los Presidentes en turno.
Escándalos mediáticos por supuestos actos de corrupción, discrepancias irreconciliables al interior del cuerpo institucional o pérdida de la confianza presidencial en alguno de los subordinados.
Esas comúnmente fueron las causas de las dimisiones de altos funcionarios en pasados gobiernos federales y por lo visto lo son en el presente.
La semana pasada se dio una nueva renuncia: Tatiana Clouthier a la Secretaría de Economía.
Su salida dejó dudas, aunque la mayoría coincide en suponer que se trató de un desentendimiento con el Presidente derivado de un desacuerdo con uno o varios colaboradores de altos vuelos en la 4 Transformación.
Y lógicamente: el tema de la contrariedad parece haber sido el conflicto comercial con Estados Unidos y Canadá y la manera en que México debe continuar enfrentando el riesgo de un panel y posibles sanciones por supuestas violaciones a lo convenido en el Tratado de Libre Comercio.
Es de sobra conocido que el gobierno de Andrés Manuel se ha mantenido firme en defender lo que a su juicio son decisiones soberanas que su gobierno ha adoptado en relación con asuntos que pueden estar haciendo “mucho ruido” en los tratos comerciales en vigor, pero que les guste o no a los socios de Allende el Bravo serán decisiones irrevocables, según se cree: “Tope en tope que tope”.
Qué postura habría tenido la ex secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, en caso de que eso justamente hubiera sido el motivo de un desacuerdo, la renuncia al puesto sin las explicaciones suficientes no lo revela con claridad.
Y es que ni se confirma plenamente ni se niega en absoluto que ella fuera partidaria de una postura en particular y al no encontrar eco en su actitud se hubieran dado las condiciones para dejar el encargo a alguien más para que prosiga con las negociaciones en proceso y en todo caso sea en su gestión donde surjan las desavenencias mayores y sus inevitables secuelas.
Cosa que, obviamente, tampoco se abordó.
Es de mencionar por supuesto que ese asunto no era el único por resolver en tiempos de la dimitente, pero inequívocamente lo que se estuviera negociando con Estados Unidos y Canadá superaba con creces la importancia de otros pendientes.
De modo que la forma en la que se produjo la renuncia evidencia algo “abrupto”, lo que niega la señora Clouthier que la haya motivado a renunciar, aunque no pocos piensan que no hubo cordialidad y “tersura” en lo sucedido.
Porque: de plano “tirar el arpa” y “levantarse de la mesa” dejando a sus interlocutores “con la palabra en la boca”, sin explicar qué exactamente la llevó a decir basta y dejar a un lado cualquier negociación, inevitablemente se presta a las suspicacias sobre de que algo tenso y crispante debió haber en relación con separación del cargo, (por renuncia o despido) de la señora Clouthier.
Fue evidente que el Presidente, haya sido como haya sido lo que motivó a su ex colaboradora abandonar su empleo, al menos en apariencia el retiro se dio en buenos términos sin ánimo de reproche alguno por ventilar.
Algo que no sucedió con todos y cada uno de los que le dejaron el trabajo al presidente. Un número no menor en la cuenta de los dimitentes de alto nivel en la administración sexenal que sigue en curso.
Así que en ese sentido vale la pena recordar aquello que dice un dicho: “El que manda, manda y si se equivoca vuelve a mandar”.
Así ha sido con Andrés Manuel. El único que no se equivoca jamás en nada, es él.
Salvo muy contados de sus ex colaboradores que expresan opiniones diferentes la mayoría como sugiere una conseja: “Calladitos se ven más bonitos”. Ya veremos después que opinan todos los actores de las renuncias.