La señora ministra
Freddy Sánchez jueves 5, Ene 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La Suprema Corte tiene que hacer justicia sin aceptar intromisiones ni mucho menos “línea” del Palacio Nacional o desde cualquier trinchera de poder político, económico o social.
En ese sentido, el cambio en la presidencia de la SCJN ha tenido opiniones distintas, pero es de hacer notar que entre los prospectos a sustituir al ministro Arturo Zaldívar, quien está actualmente al frente de ese desempeño fue la más apoyada o la menos reprobada como quiera que se vea el relevo en la corte.
Y es que Norma Lucía Piña fue algo así como la solución a la discordia que se había declarado entre los proponentes de Ortiz Mena y Yasmín Esquivel. Los dos que se quedaron a punto de llegar a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia y no llegaron.
Una historia de ambos de sobra conocida.
Así que toca a la ministra Piña tomar el lápiz y escribir la suya como nueva responsable de la presidencia de la Corte.
Una misión en verdad delicada considerando los momentos que vive el país y en particular las instancias relacionadas con la justicia y lo electoral habida cuenta del “tiroteo” legislativo promovido por Morena y sus aliados para atender instrucciones presidenciales.
De todos es sabido que en la voluntad de Andrés Manuel existe planes distintos por realizar para consolidar lo que él considera indispensable en apoyo a la Cuarta Transformación que postula su gobierno y, justamente, a causa de lo mismo se han suscitado pugnas y controversias con la oposición y diversos actores sociales.
De ahí la importancia de que en las instancias que tienen injerencia con cuestiones legales en materia de justicia de índole civil, política y electoral sea menester contar con autoridades autónomas e independientes que resuelvan conforme a derecho y no por presiones del gobierno o grupos de poder económicos o partidistas ajenos a la 4T.
Una de las cosas que el Presidente ha dicho de los representantes de los otros poderes es que en sus resoluciones suelen estar favoreciendo intereses de lo que él reiteradamente llama el “conservadurismo” (fuerzas oscuras del pasado que no deja de visualizar Andrés Manuel atribuyéndole todos los males de este país), por lo que suele ser incisivo en repudiar esa clase de comportamiento a la vez de exhortar a sus actores para que no vayan en contra de la Cuarta Transformación.
Y eh ahí el punto medular en torno al desentendimiento entre el Presidente y la oposición, puesto que mientras el Poder Ejecutivo asume como un ataque sistemático a sus proyecciones y actos institucionales las objeciones y acciones legales de quienes no aprueban y litigan en contra sus decisiones y acciones institucionales, sus opositores opinan que están en su derecho de actuar en las vías legales para combatir lo que a su juicio son aberraciones presidenciales.
En ese sentido, es que las dos partes parecieran más que interesadas en contar con aliados a sus causas en las instancias donde se procesan las inconformidades con el ánimo de no “atorar” o echar atrás lo que el gobierno dice hacer con pleno derecho a hacerlo lo que sus oponentes no ven de la misma manera y por eso las acciones legales mediante amparos y controversias constitucionales.
El caso es que por lo que a la Suprema Corte se refiere como se mencionó antes del relevo, la candidata del presidente era Yasmín Esquivel que se quedó en el camino, al igual que el ministro Ortiz Mena.
Así las cosas, bien podría pensarse que sin una presidencia de la SCJN, declaradamente afín a la 4T, ni tampoco su rotunda adversaria, los asuntos legales deberán caminar sin mayores predisposiciones a favor o en contra de unos u otros intereses en juego, lo que evidentemente ayudará a la imparcialidad en la administración de la justicia en México.
Algo por corroborarse con la conducta futura de la actual presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Norma Lucía Piña, la señora ministra.